jueves, 21 noviembre 2024

Los ‘papelitos’ de Cabify: la soga al cuello a los autónomos de VTCs

Cabify espera aún a la conclusión y resolución de 1.000 expedientes tras la última sentencia del Supremo, que insta a la Comunidad de Madrid a resolverlos, única y llanamente. Es el Gobierno autonómico regional el que decidirá si dará un máximo de cuatro años a estas licencias y una posible puerta abierta a la prórroga de las mismas.

No obstante, desde la Comunidad de Madrid entienden que el actual número de VTCs y taxis cubren perfectamente la demanda. «El sistema está en equilibrio», apuntan las fuentes consultadas. De hecho, están mirando uno a uno los expedientes y tienen seis meses para resolverlos, pero podrían ser revocadas todas y cada una de ellas, un riesgo que conocen en Cabify, tal y como muestra el contrato al que ha tenido acceso MERCA2.

LA VINCULACIÓN CON CABIFY, NEGATIVA PARA EL CONDUCTOR DE VTC

La compañía de VTCs de plataforma ata desde el primer minuto a los conductores, con una vinculación del 85% de los viajes en las horas pico, con mayor demanda en el sector en caso de obtener la licencia, que como se señala, no se ha conseguido aún.

Cabify impone un total de 27 cláusulas a los conductores de VTCs que busquen sus primeras licencias, según el contrato al que ha tenido acceso este medio. El riesgo de firmarlo es únicamente para los compradores, con una fianza entre los 15.000 y 20.000 euros, de forma gratuita y sin contraaval. Según Cabify, «se venderán hasta 300 opciones de licencias y se quedará con el resto para operarlas».

«No vamos a vender 1.000 licencias», han asegurado desde la compañía, aunque sí tratará de operar un gran número de ellas, sin explicitar cuántas. «Cientos de ellas», apuntan las fuentes oficiales. Cabify aglutinaría tres millones de euros con esta operación.

El escenario planteado es un camino lleno de trampas financieras para los compradores de estos expedientes que están a la espera de una resolución del Gobierno regional de Madrid. En primer lugar, en caso de otorgarse la licencia, el comprador solo podría utilizarla durante un máximo de cuatro años y tendría que pedir una prórroga posteriormente para tener más tiempo para amortizarla. Eso sí, Cabify mirará con lupa estos trámites ya que no cumplimentarlo adecuadamente será motivo para rescindir el contrato, dejando así la deuda en manos del autónomo y sin posibilidad alguna de poder amortizarlo.

UNA PRÓRROGA QUE DEPENDE DE MADRID, NO DE CABIFY

El tiempo extra no depende ni de Cabify ni tampoco del dueño de la licencia, sino de nuevo de la Comunidad de Madrid, que podría concederlo o bien tumbarlo. Las fuentes consultadas por este medio señalan que mirarán primero si los expedientes cumplen los requisitos, como vehículo, ITV y seguro, entre otros; después se verá, pero el «sistema está en equilibrio en este momento».

No hay así garantía alguna ni Cabify puede afirmar rotundamente que la licencia se obtendrá porque depende del legislador autonómico. Eso sí, se puede actuar de lobby, presionar y tratar de mover los hilos para que la propia empresa y los trabajadores realicen su objetivo.

Cabify cobra un 5% AL 35% de comisión por trayecto y obliga a hacer el 85% de sus trayectos EN LAS ‘HORAS PICO’

El contrato firmado no es para tener una licencia de VTCs, sino para la explotación de la misma en los «términos operativos» que establece Cabify. Es decir, se consigue que el comprador no solo obtenga una licencia de un máximo de cuatro años y con una posible prórroga, sino que es la plataforma de VTCs quien controla la operativa con unas cláusulas y condiciones que atan prácticamente para siempre al comprador con la compañía. Básicamente, un servicio de suscripción al que hay abonar las correspondientes comisiones, entre el 5% y 35% por trayecto cuando operan con Cabify.

LOS PAGOS Y CRÉDITOS PARA LOS CONDUCTORES DE VTC

El nuevo conductor, ajeno a los números, cree que ha encontrado un trabajo bien remunerado, pero los datos muestran la práctica imposibilidad de amortizar los pagos para obtener la licencia. Para empezar, el comprador debe abonar a Cabify entre 15.000 y 20.000 euros de fianza. La empresa solo firma su compromiso con el comprador de devolverle la cantidad, sin intereses ni otros gastos adicionales, en caso de que el expediente acabe con el rechazo de la Comunidad de Madrid.

Cabify
Un vehículo de Cabify

Por su parte, Cabify obtiene así liquidez durante seis meses, mientras que algunos compradores tendrán que devolver el préstamo al banco junto con los intereses correspondientes, en un momento en el que el precio del dinero se sitúa en máximos desde 2008. En definitiva, pérdidas para el conductor, pero sin riesgo alguno para Cabify, que debe mantener los párkings, mantenimiento y seguros de sus vehículos incluidos en estos expedientes, un coste muy elevado para la compañía, pero que se habrá capitalizado durante ese plazo a coste cero y solo dando su palabra de que abonará el dinero a pesar de su delicada situación financiera.

En caso de que la operación salga adelante y la Comunidad de Madrid dé su visto bueno, el escenario cambia radicalmente, pero a peor para el comprador. En primer lugar, Cabify conviene con su nuevo conductor un precio unitario de 75.000 euros más IVA, es decir, un total de 90.750 euros por las «tarjetas de VTC», tal y como señala el contrato.

No obstante, este precio inicial puede modificarse atendiendo a una cláusula. En caso de impago de la fianza, el contrato quedaría resuelto; mientras que una vez abonada y activada la licencia, el comprador abonará 60.000 euros más IVA por cada licencia, es decir, 72.000 euros. Es decir, un nuevo préstamo por ese importe.

LOS DETALLES DEL CONTRATO DE CABIFY

Además, Cabify activa una cláusula en su contrato en caso de no obtener prórroga para la tarjeta de VTC. En este sentido, afirma que abonará 40.000 euros por cada tarjeta, es decir, el 44% del precio total de la licencia. Haciendo los números, el comprador tendría un agujero de 21.950 euros que no podría amortizar al no tener negocio alguno. De esta forma, los conductores tendrían un primer préstamo de 15.000 o 20.000 euros, a los que habría que añadir el coste de un segundo para poder pagar el agujero de casi 22.000 euros. Es decir, entre 37.000 y 42.000 euros con los intereses multiplicándose.

Asimismo, el propio contrato establece que si el nuevo conductor no ha pedido la prórroga, Cabify no abonará un solo euro ni devolverá cantidad alguna, es decir, la deuda sumaría en otros 40.000 euros, con los intereses.

En caso de prórroga e inferior a 16 años, Cabify devolverá 2.500 euros anuales por cada año hasta el fin del período de gracia. Es decir, un total de 40.000 euros.

LAS CUENTAS CLARAS PARA LOS AUTÓNOMOS CON CABIFY

El comprador tendría un máximo de cuatro años, esta vez sí garantizados por la Comunidad de Madrid, para amortizar la inversión. A razón de 22.687,5 euros anuales, casi 1.900 euros mensuales. Según los cálculos actuales, un conductor con licencia VTC sería incapaz no sólo de amortizar los dos créditos pedidos para realizar la compra, sino que tendría unos altos intereses que corren como la espuma en caso de impago. De esta facturación hay que descontar el 10% del IVA del transporte, abonado a las arcas de Hacienda y otra serie de gastos mostrados a continuación, con estimaciones reales en el sector.

Cabify y su contrato para retener a los conductores
Cabify y su contrato para retener a los conductores

Los números tampoco salen teniendo en cuenta la facturación de un autónomo como conductor de VTC. Y es que, los ingresos son de unos 6.500 euros brutos mensuales, hay que restar 650 euros del IVA, y el 5% y 35% de la comisión abonada a Cabify, es decir, 1.170 euros (con una comisión media del 18%), para un total de 5.330 euros brutos al mes.

A estos hay que restar la cuota de autónomos (400), coste de mantenimiento (200 euros), la parte proporcional del seguro (275 euros) y la amortización del vehículo en cuatro años (500 euros), la gasolina (780 euros), gastos de gestoría (100 euros). En total, quedarían 2.105 euros, sin haber pagado aún la amortización de la licencia ni tampoco los respectivos impuestos, como el IRPF. Asimismo, con mes de vacaciones, este autónomo ingresaría 23.150 euros netos al año, a los que hay incluir las amortizaciones de la licencia y el pago a Hacienda.

Cabe señalar, además, que la facturación queda a expensas de Cabify. Si la plataforma ofrece servicios, habrá trabajo, pero en unas leoninas condiciones. El nuevo conductor «se obliga a hacer un mínimo del 85% de los trayectos que le asigne durante las horas prioritarias», una cláusula establecida como la tasa de aceptación. Es decir, el autónomo sería económicamente dependiente de Cabify y ojo con decir ‘no’ a las exigencias de las demanda.

LOS INCUMPLIMIENTOS DEL CONTRATO Y MULTAS DE CABIFY

En caso de incumplimiento, las multas son de 20.000 euros el primer año, de 15.000 el segundo, otros 10.000 en el tercer año y de 5.000 en el último. «No daría tiempo en cuatro años poder amortizar un vehículo», apuntan varias fuentes vinculadas con licencias de VTC.

Asimismo, todo tiene un problema añadido. En el hipotético caso de que la Comunidad de Madrid concediera todas y cada una de las licencias, las 1.000, los autónomos ligados a Cabify tendrían un merma de ingresos mensuales al repartirse el pastel entre un mayor número de conductores. Este escenario tumbaría los cálculos anteriormente descritos.

LAS VTCs NO PUEDEN VENDER SIN EL SÍ DE CABIFY

Asimismo, es el comprador el encargado de que los vehículos cumplan con las específicas condiciones
establecidas por Cabify, como imagen y elementos publicitarios. En ningún caso podrá utilizar el vehículo para llevar publicidad, como sí hacen taxistas en España, ni en el exterior ni en el interior si no está aprobado por la plataforma. Además, queda prohibido mostrar publicidad de otra competidora.

Además, en caso de querer vender la licencia, el comprador no podrá hacerlo sin la autorización expresa de Cabify, un hecho insólito, toda vez que el intangible está a nombre del nuevo propietario. Pero el contrato establece que el comprador «se compromete a no transmitir a terceros las tarjetas VTC a menos que dicho tercero firme el mismo contrato de prestación de servicios», quedando así vinculado con todo lo anterior.

En caso de incumplimiento del compromiso aquí previsto, Cabify podrá resolver el primer contrato, obligando al nuevo dueño a devolverle las tarjetas de VTC, con toda la gestión y gastos a cuenta de este último. Además, perderá la fianza y renunciará a «ejercitar cualesquiera reclamaciones» frente a Cabify. Es decir, no podrá acudir a la Justicia.


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