La leche frita es la tradición en Semana Santa y con esta receta conquistarás a los paladares más exquisitos con un toque especial. La receta de la leche frita no contiene gluten, tampoco aditivos químicos y se hace con una irresistible capa de caramelo que dejará un sabor más que dulce en las papilas gustativas.
Para esta receta es necesario un litro de leche sin gluten, como el derivado de almendra o de avena, que dejará un toque especial para elaborar el delicioso desayuno, merienda o postre. Se trata de un plato que apenas se vende en las pastelerías, y en la mayoría de casos son industriales con aditivos químicos que elevarán las grasas del cuerpo.
Este es un postre muy típico de Palencia (Castilla y León), pero poco a poco se ha extendido al resto del norte de España, donde también es muy típico, aunque la elaboración cambia radicalmente, como el uso del pan rallado en la zona de Asturias y Galicia. Su corteza, cuando se empanan, recuerda a la de las croquetas, mientras que con harina queda más suave y crujiente. También ayuda el hecho de la capa caramelizada a esta agradable y dulce textura.
INGREDIENTES PARA ELABORAR LA LECHE FRITA SIN GLUTEN
El resto de los condimentos y componentes que la forman son los siguientes:
Un litro de leche sin gluten
200 gramos de azúcar
100 gramos de harina de almendra (sin gluten)
La piel de un limón (orgánico)
Una rama de canela
2 yemas de huevo (para la crema)
2 huevos (para el empanado)
Aceite para freír
Azúcar y una pizca de canela (para elaborar el caramelo)
CÓMO ELABORAR LA LECHE FRITA SIN GLUTEN PASO A PASO
Paso 1: Ponemos la leche sin gluten a calentar junto con la piel de limón y la rama de canela. Deja que se mezclen los sabores, soltando la magia para el delicioso sabor que se espera.
Paso 2: En un tazón se mezcla la harina sin gluten con el azúcar. Una vez mezclados se introducen las yemas de huevo y se bate después todo el conjunto hasta obtener una masa suave y homogénea.
Paso 3: La masa anterior se vierte en la leche aromatizada con limón y canela. Es necesario cocinarla a fuego medio, hasta alcanzar una textura de crema sedosa. Este es el secreto, como si de una bechamel se tratara.
Paso 4: Para la textura se retira la piel de limón y la rama de canela, que ya han hecho su efecto en la mezcla. Asegúrate de que todo queda perfectamente integrado. Después traslada la mezcla a un molde, preferiblemente rectangular, para que tome firmeza mientras se enfría.
Paso 5: Una vez enfriada la mezcla tan solo queda cortar las porciones del tamaño deseado. Cuanto más grandes, menos cantidad de piezas se harán. Calcula el número de comensales y trata de escoger tu medida perfecta, la que te tomarías en un restaurante de postín.
Paso 6: Pasa cada porción por huevo batido, como si fuera la masa de las croquetas, y por harina para freírlas hasta que tomen ese color dorado, casi celestial, y una textura crujiente. También puede hacerse con pan rallado, pero asegúrate que sea sin gluten para no romper la receta.
Paso 7: El último toque es el caramelo. Para ello, vierte el azúcar en un cazo o sartén. Ojo con este paso porque el caramelo puede saltar y quema. Una vez alcanzado el tono dorado, viértelo sobre la leche frita. Esa capa, si se deja enfriar, dejará un suave toque crujiente.
Tan solo falta servir y comer. Si se prefiere de un acompañamiento, la leche frita servida con unas finas rodajas de fresas es otro de los manjares. Para los golosos, solo falta la nata. ¡Disfrútala con nuestra receta!