La presentación de resultados del cuarto trimestre de 2023 de Repsol, que tendrá lugar el 22 de febrero, viene con un ingrediente extra: ese día se verá si la petrolera cumple su amenaza de retirar sus inversiones en España por la política fiscal del Gobierno. Con las espadas en todo lo alto, Renta4 prevé una caída en los beneficios de la energética que vendrá acompañada, eso sí, de una significativa reducción de la deuda.
RENTA4 predice para Repsol una mengua DEL 57,4% EN LOS BENEFICIOS DEL ÚLTIMO TRIMESTRE respecto aL MISMO PERÍODO de 2022, MIENTRAS QUE EN EL CONJUNTO DE 2023 LA CAÍDA ASCIENDE AL 30%
La firma de análisis financieros predice para Repsol un resultado neto de 869 millones de euros en el cuarto trimestre del pasado año, lo que supone una mengua del 57,4% respecto a los 2.039 ‘kilos’ reportados en el mismo período de 2022. En el conjunto de 2023 la reducción no es tan acusada. Así, llegará, según esta previsión a 4.685 millones frente a los 6.661 millones del año anterior, un 30% de caída.
Los cálculos de Renta4 cruzan la «sensibilidad» de las cuentas de Repsol respecto al precio medio del crudo Brent y el gas Henry Hub en 2023 -82,6 dólares por barril y 4 dólares por millón de unidades térmicas (btu), respectivamente- con la producción anual que hizo la compañía de ambos hidrocarburos, que ascendió a 599.000 barriles equivalentes de petróleo por día (599 kbep/d).
El barril equivalente de petróleo (bep) es una unidad de medida energética que utiliza como patrón la energía liberada por la quema de un barril promedio de crudo. Equivale aproximadamente a 170 metros cúbicos (170.000 litros) de gas natural.
LA PETROLERA OPONDRÁ A LA CAÍDA DE SUS BENEFICIOS UN DESCENSO DEL 30% EN LA DEUDA NETA, SEGÚN LAS CONCLUSIONES DE RENTA4
A la costalada en los beneficios, el informe contrapone una muy positiva reducción de la deuda del 30% en el cuarto trimestre: 1.576 millones de euros frente a los 2.250 millones de los tres últimos meses de 2022. En el conjunto de 2023, el endeudamiento cae otro 30% desde los 2.256 millones del global de 2022, hasta los 1.576 ‘kilos’.
«En cuanto a generación de caja, esperamos que [Repsol] continúe reduciendo deuda hacia niveles cercanos a los 1.600 millones de euros, gracias al favorable entorno operativo, la contención de las necesidades de circulante y las limitadas inversiones durante el trimestre», señala el análisis.
LA SOSTENIBILIDAD, EJE DE LA ESTRATEGIA DE REPSOL
Respecto a la actualización del plan estratégico de la petrolera, el otro plato fuerte del evento, Renta4 espera «un plan continuista con sus objetivos de transformación multienergética y descarbonización para lograr a ser cero emisiones netas hacia 2050″.
La firma de análisis enumera los pilares que Repsol anunciará como fundamentales para este propósito: «La eficiencia y sostenibilidad del negocio, especialmente en upstream e industrial; el crecimiento en Low Carbon Business, tanto en proyectos renovables como, especialmente, en biocombustibles; continuar afianzando su posición en la comercialización de electricidad y gas; la retribución al accionista, tanto mediante una atractiva rentabilidad por dividendo como mediante programas de recompra de acciones; y por último, llevar a cabo todo lo anterior manteniendo un balance sólido».
«Además, estaremos atentos a la guía de la Compañía en cuanto a niveles de producción esperados y expectativas tanto de precios de realización de crudo y gas, donde estamos viendo una elevada volatilidad, como márgenes de refino, que esperamos continúen tensionados en el corto plazo y normalizando a medio/largo plazo», concluye Renta4.
ULTIMÁTUM AL GOBIERNO
El evento del 22 de febrero ha sido señalado como el término del ultimátum lanzado por Repsol al Gobierno central sobre el impuesto extraordinario a las energéticas, el llamado ‘impuestazo’. La compañía, a través de su CEO, Josu Jon Imaz, había advertido que de seguir vigente el gravamen en esa fecha, peligrarían un total de 1.500 millones en inversiones de la empresa dentro del territorio nacional.
Un ultimátum en toda regla vociferado por un iracundo Imaz durante la última presentación de resultados de Repsol, y que fue justificado por el vasco en la necesidad de «proteger, ante todo, a nuestros accionistas, a nuestros empleados» frente a los efectos de un tributo «ilegal e inconstitucional».
El Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, se mostró en principio imperturbable ante la resistencia de la petrolera, anunciando tras la última reunión del Consejo de Ministros de 2023 que la tasa había llegado para quedarse, y que continuaría vigente, como mínimo, durante todo el año 2024.
Las últimas semanas, sin embargo, han visto una relajación de la hasta ahora pétrea postura del Ejecutivo, que ha iniciado una ronda de contactos con Iberdrola, Cepsa, Naturgy, Endesa y la propia Repsol para unificar posturas de cara a una futura atenuación del impuesto. Ese gesto agranda la incógnita del camino que seguirá la compañía a partir del día 22: consumar el desafío retirando las inversiones, claudicar o prolongar el plazo.