Las empresas de la economía social han encontrado históricamente dificultades para acceder a financiación. En un contexto en el que aumenta la regulación en materia de sostenibilidad, aparecen nuevos actores y alternativas de financiación más flexibles, como la deuda privada, que complementan a la financiación a través de capital y financiación bancaria.
En este sentido, Arturo Benito, CEO y cofundador de Impact Bridge, explica que por inversión de impacto nos referimos a la práctica de invertir capital en empresas, organizaciones o proyectos con el objetivo de generar un impacto social o ambiental positivo, además de obtener un retorno financiero.
Es decir, se trata de una forma de inversión basada en la premisa de que el capital se puede dirigir hacia el beneficio social y ambiental, y que los inversores pueden aportar soluciones innovadoras y rentables a problemas como la pobreza, la desigualdad o el cambio climático.
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Impulsada por la macrotendencia de la sostenibilidad, la inversión de impacto está creciendo a un ritmo anual cercano al 60% a nivel global, según las estadísticas del GIIN (Global Impact Investing Network). Al interés por parte de los inversores, se suma el empuje de la regulación, ya que cada vez se exige un mayor rigor en cuanto al reporte del impacto, y los marcos de clasificación ayudan a asegurar una correcta identificación de este tipo de inversiones, como, por ejemplo, la Taxonomía Europea o el Reglamento de Divulgación de las Finanzas Sostenibles.
En cuanto al mercado español, de acuerdo con los últimos datos de SpainNAB, 2022 alcanzó los 1.208 millones de euros, un aumento del 58% con respecto al año anterior, de los que 874 millones (72%) procedían del capital privado. La previsión es que el volumen de activos bajo gestión haya seguido aumentando en 2023.
RELEVANCIA DE LA ECONOMÍA SOCIAL PARA ESPAÑA
Las empresas de la economía social contribuyen en buena medida al interés general de nuestra sociedad, además de ser un gran motor económico y de generación de empleo. En España hay alrededor de 21,5 millones de personas asociadas a la economía social, ámbito que conforma el 10% del PIB y emplea a casi 2,2 millones de personas, entre empleos directos e indirectos. Por tanto, la financiación de estas empresas resulta fundamental para que puedan seguir desarrollando su labor.
La economía social ha venido adoptando diferentes fuentes de financiación en función de su naturaleza y necesidades. No obstante, han afrontado cierta dificultad para encontrar financiación debido a su propia actividad, estructura de capital o dependencia del sector bancario.
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La financiación de capital se refiere a la inversión, por parte de una entidad externa, de parte del capital de la empresa o, lo que es lo mismo, la compra de participaciones, convirtiéndose así en propietarios de parte de la compañía. Sin embargo, las entidades de la economía social tienen unas estructuras de propiedad que, o bien porque están restringidas a los propios trabajadores o porque están orientadas a la consecución de objetivos sociales, en muchos casos no permiten la entrada de capital externo.
VENTAJAS EN LA DEUDA PRIVADA
Ante este escenario, la financiación alternativa a través de deuda puede cubrir esa dificultad de acceso a financiación de las empresas de economía social, ya que complementa a la financiación bancaria y permite a estas empresas una mayor flexibilidad, sin perder por ello autonomía en sus decisiones.
Aunque los beneficios de la deuda privada para las empresas sociales son muchos, uno de los más importantes es la flexibilidad a la hora de adaptar el préstamo a las necesidades particulares de cada empresa. Además, su carácter conservador, con garantías basadas usualmente en un colateral proporcionado al riesgo, lo convierten en un instrumento más adecuado para contextos de incertidumbre.
Los beneficios de la deuda y la evolución de la economía de impacto en nuestro país se pueden entender de manera paradigmática con un caso concreto, el de Impact Bridge. Esta gestora española y su fondo de deuda privada conforman un ejemplo de cómo la economía de impacto puede desarrollarse y de cómo la colaboración público-privada también contribuye a la industria.
En 2023, después de años de trabajo y gracias al impulso inicial de MicroBank, Impact Bridge lanzó el fondo IB Deuda Impacto España, FESE, que también cuenta con la participación de instituciones públicas como el ICO y el FEI.
Este fondo, que tiene un tamaño objetivo de 150 millones de euros, es el más grande de deuda de impacto centrado en España y su propósito es el de proporcionar financiación a las empresas españolas que actúan en ámbitos con gran impacto social, como el desarrollo rural, la inclusión laboral, el clima y el medioambiente, la economía circular, la agricultura sostenible y la igualdad de género.