Los resultados de Siemens Energy en el tercer trimestre de 2023 son todo un balón de oxígeno para los alemanes: han pasado de perder casi 400 millones de euros a principios del año pasado a ganar casi 2.000 millones al final del mismo. Todo ello a pesar de que prevé 2.000 millones de euros en pérdidas para su filial Gamesa, lo que compromete la promesa de la matriz de mantener los puestos de trabajo en España. Máxime cuando la mejora en las cuentas de la firma germana se debe, principalmente, a la venta de su filial en la India.
Mucho se ha hablado de la catástrofe financiera que ha supuesto para la división energética de Siemens el lastre de su filial, la eólica española Siemens Gamesa. Pero ¿Y a la inversa? ¿Qué le ha traído Siemens a Gamesa? La desnudez de las cifras indica un abismo económico sin fondo: desde que fue fagocitada por el coloso alemán, los números rojos se han convertido en una constante anual para la empresa. Las fuentes sindicales consultadas por MERCA2 tienen clara la raíz del problema, que no es otra que la mala gestión de la matriz.
GAMESA Y SIEMENS, UNA HISTORIA DE AMOR SIN FINAL FELIZ
Grupo Auxiliar Metalúrgico (Gamesa) se convirtió en uno de los símbolos del emprendimiento vanguardista español desde su fundación, en los años 70 del siglo pasado, por los jóvenes emprendedores vascos Juan Luis Arregui y Joseba Grajales. Pioneros en áreas desconocidas en nuestro país por aquel entonces, como la robótica, su sostenido crecimiento alimentó una ávida búsqueda de inversores que encontró en los alemanes el idilio definitivo.
Siemens Gamesa nació en 2017 de la fusión de Gamesa con el negocio eólico de Siemens. Tres años más tarde, el titán tecnológico germano tomó el control total de la empresa española tras adquirir la participación de Iberdrola en la misma, que ascendía al 8% del capital.
EN 2016, SU ÚLTIMO ejercicio COMO EMPRESA INDEPENDIENTE, GAMESA TUVO UN BENEFICIO DE CASI 500 MILLONES DE EUROS; EN 2020, SU PRIMER AÑO COMO FILIAL DE SIEMENS ENERGY, LAS PÉRDIDAS SE ACERCARON A LOS 1.000 MILLONES
Ya el primer año como filial, Gamesa se hundió como un ancla en el negativo, registrando unas pérdidas de 918 millones de euros en el ejercicio 2020. Los batacazos continuaron en 2021 (626 millones de euros de ‘agujero’), 2022 (937 millones) y 2023 (426 millones de octubre a diciembre), en una cuesta abajo sin frenos que culminará en el precipicio de 2.000 millones que prevé la matriz para el presente ejercicio fiscal, que comenzó en octubre de 2023 y terminará el próximo septiembre.
Toda esta zozobra se tradujo en la ruina de la eólica, que obligó a Siemens Energy a abordar un imprescindible ajuste de 400 millones de euros con el objetivo de reequilibrar sus maltrechas cuentas, lastradas por la caída de Gamesa. La matriz se vio obligada a solicitar un rescate al gobierno alemán, mientras que en la filial se desató el pánico ante unos recortes de plantilla que Siemens jura y perjura que no van a producirse. Madrid reaccionó, y el Gobierno de Pedro Sánchez se comprometió al diseño de una línea avales bancarios para nuevos contratos de Siemens Gamesa en el exterior, con la cobertura de CESCE por cuenta del Estado.
SIEMENS ENERGY SEÑALA A SU FILIAL
Y así llegamos al momento actual, que tiene de fondo la reciente reunión de Sánchez con el presidente y consejero delegado de Siemens Energy, Christian Brunch, en el Foro Económico de Davos. Tras el encuentro, Brunch agradeció el «apoyo» de los sectores público y privado españoles.
Asimismo, Brunch ha destacado en rueda de prensa que los esfuerzos del grupo siguen centrados en solucionar los problemas de Siemens Gamesa y «al mismo tiempo aumentar la producción en el negocio offshore«. «Sabemos que necesitamos restablecer parte de la confianza en el mercado», ha dicho. Una dialéctica bastante más contenida que las acusaciones que la directiva vertió contra la filial cuando la situación empezaba a ser insostenible.
En 2016, su último año como empresa independiente, Gamesa registró un beneficio de 477 millones de euros. Estas ganancias no han hecho sino evaporarse a un ritmo cada vez mayor desde el desembarco alemán en su capital, a pesar de lo cual Siemens Energy no ha dudado en cargar las tintas contra su filial: a mediados del año pasado la matriz señalaba que los fallos en las turbinas de Gamesa habían provocado un ‘agujero’ de 1.000 millones en el grupo, dejando la pelota en el tejado de la empresa española.
SIEMENS GAMESA SE HA CONVERTIDO EN UNA ‘PICADORA DE CARNE’ POR LA QUE HAN PASADO TRES PRESIDENTES Y CUATRO CEOS ALEMANES
El Periódico de la Energía desveló en su momento que dichos problemas técnicos se produjeron en las turbinas con la plataforma onshore 5X, un aerogenerador que vio la luz en 2019, dos años después de la fusión entre Gamesa y la división eólica de Siemens. Para entonces, Siemens Energy ya controlaba gran parte de la eólica española y la mayoría de los directivos de la Gamesa independiente habían abandonado sus puestos, ocupando el sillón presidencial Marcus Tacke, natural de Frankfurt. Este último no tardaría en ser cesado por los malos resultados.
De hecho, la inestabilidad de la jefatura ha sido otro de los grandes problemas en la gestión de la eólica desde que el gigante teutón la integró en su negocio. La empresa se ha convertido en una ‘picadora de carne’ por la que han pasado tres presidentes y tres CEOs, todos ellos alemanes (Tacke, Nauen y Eickholt).
LA VISIÓN DE UGT: «MALA GESTIÓN» POR PARTE DE LA MATRIZ
MERCA2 se ha puesto en contacto con la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT Navarra (UGT-FICA), cuyas fuentes son categóricas al señalar la «mala gestión de Siemens Energy» y el «propósito de desinversión en los activos no estratégicos de Siemens Gamesa» como las claves del via crucis de la eólica.
Esa mala gestión empieza, según estas mismas fuentes, por el desmantelamiento progresivo de la cúpula de la compañía, que ha cesado altos cargos españoles con mucha experiencia para sustituirlos «por unos directivos procedentes de Siemens procedentes de otros sectores, sin ningún tipo de bagaje en renovables».
Frente a la postura exhibida por Siemens Energy durante buena parte de la crisis, que culpaba de los problemas técnicos a la plantilla de Gamesa, UGT-FICA opone que la deslocalización de buena parte de la producción que la matriz ha realizado en Siemens Gamesa también ha afectado dramáticamente al rendimiento de la compañía. Antes, los componentes y los cálculos de las operaciones se hacían en España, pero Siemens no solo metió gente sin experiencia en el terreno, sino que llevaron las tareas industriales y de ingeniería a países como Turquía, India y Portugal, lo que dio lugar a los problemas de calidad«, dijeron fuentes sindicales a MERCA2.
Estos problemas técnicos en la producción han provocado que las ventas de Siemens Gamesa en España estén paralizadas desde el pasado septiembre, lo que, auguran, tendrá consecuencias, y no solo para la compañía: «caerán proveedores», dicen desde UGT-FICA.
VENDER NEGOCIO PARA SALVAR LOS MUEBLES
Entretanto, Siemens Energy saca pecho de los grandes progresos realizados en sus cuentas. El grupo germano reportó a mediados de esta semana unas ganancias de 1.878 millones de euros en el último trimestre de 2023, en fuerte contraste con los 384 millones que perdió durante los tres primeros meses del pasado año.
Cuarto y mitad de esta mejora en los balances se debe a la fuerte desinversión realizada por la compañía, con la venta de Siemens India aportando un beneficio de 1.700 millones antes de impuestos. La pasada semana, Siemens Energy también completó la venta al grupo inversor Bridgepoint de su participación del 32% en el fabricante de torres Windar Renovables; y está en trámites de hacer lo mismo con el fabricante de productos de alto voltaje Trench.
Las fuentes sindicales interpeladas por MERCA2 descartan que Gamesa vaya a sufrir un destino similar, ya que «han pagado mucho por ella y se vería como un fracaso». Sobre el futuro de los empleados, no lo tienen tan claro. «Con las ventas paralizadas, todo es posible» -aventuran- «Ahora mismo están en juego los 5.000 puestos de trabajo de Siemens Gamesa y 15.000 empleos auxiliares».