La insuficiencia cardiaca (IC) ha aumentado en España, al igual que los carga económica vinculada a esta patología. La farmacéutica AstraZeneca ha desvelado esta información a través de dos estudios observacionales retrospectivos realizados en España sobre esta enfermedad. La incidencia de esta patología que es de aproximadamente 3,2 por 1.000 personas/año, se incrementó en el periodo de estudio y en paralelo los costes sanitarios disminuyeron un 50% a lo largo de los años del seguimiento, desde enero de 2013 hasta septiembre de 2019. No obstante, la carga económica de esta patología sigue siendo considerable no solo a través de los costes directos sanitarios, sino también los indirectos, en concreto, la productividad laboral.
COSTES DE LA INSUFICIENCIA CARDIACA
La directora Médica y de Asuntos Regulatorios de AstraZeneca, Ana Pérez, asegura que este tipo de estudios muestra lo importante que es colaborar con las instituciones académicas y participar en estudios que ayuden a mejor la calidad de vida del paciente y por ende al sistema sanitario y la sociedad, en general. En cuanto a la insuficiencia cardiaca, recuerda que «es una enfermedad que afecta a más del 2% de la población adulta española, disparándose hasta el 9% en mayores de 80 años, y que conlleva frecuentes ingresos hospitalarios y un elevado riesgo de mortalidad, con un alto coste económico para el sistema sanitario».
El doctor Juan F. Delgado, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre, investigador del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Cardiovasculares (Cibercv), asegura que si bien la carga económica de la insuficiencia cardiaca se redujo con el tiempo desde el diagnóstico, sigue siendo sustancial, «incluyendo costes sanitarios directos como hospitalizaciones y atención ambulatoria, y costes indirectos, en particular, pérdida de productividad laboral».
Las cifras han desvelado que en España la carga económica de los pacientes con IC fue alta en el periodo analizado.
Las cifras han desvelado que en España la carga económica de los pacientes con IC fue alta en el periodo analizado, pero se observó una marcada disminución en el uso de recursos sanitarios durante el periodo de seguimiento, sobre todo en las hospitalizaciones por IC que pasaron de 61,7 a 15,7 por 100 personas/año. Se cree, no obstante, que parte de este descenso podría estar relacionado con un sesgo de supervivencia, en donde los pacientes menos enfermos que utilizan menos recursos sobreviven más tiempo que los más enfermos o que sufren retrasos en el diagnóstico o la atención.
Aun así hay otros factores que pueden explicar esta tendencia, según comenta el doctor Delgado, «como el aumento del conocimiento de la enfermedad o la reciente disponibilidad de nuevos tratamientos más eficaces, lo que ha permitido mejorar el diagnóstico precoz y el inicio del tratamiento de la IC. De todas formas, todavía queda mucho margen de mejora, debemos seguir incidiendo en la importancia de la identificación y el tratamiento de los pacientes con IC en una fase temprana de la progresión de la enfermedad, reduciendo así las hospitalizaciones».
ANÁLISIS
Los resultados arrojados por los informes desarrollados por AstraZeneca, muestran una visión global de la carga de la IC mediante el análisis de historias clínicas anonimizadas, integradas e informatizadas.
Las historias que se analizaron fueron de pacientes con IC de nuevo diagnóstico que fueron estratificados por subgrupo de fracción de eyección, con el objeto de estudiar los factores asociados con la hospitalización y muerte por IC. La fracción de eyección es una medición que se expresa como un porcentaje, y mide la cantidad de sangre que el ventrículo izquierdo bombea hacia fuera con cada contracción del corazón. También se pretendía ver la evolución del tratamiento a lo largo de los años, para así llegar a determinar la carga de la enfermedad y su evolución de forma global y por fenotipo. Y los resultados han sido cuando menos llamativos
Los pacientes que presentan insuficiencia cardiaca son de mayor edad.
Una de las cosas que han detectado ambos estudios es que los pacientes que presentan insuficiencia cardiaca son de mayor edad. Por otro lado, hay que tener en cuenta que cerca del 60% los participantes del estudio, superaban los 65 años.
RELEVANCIA DEL DIAGNÓSTICO
El caso es que las previsiones respecto a la insuficiencia cardiaca no buenas para los años venideros porque la población cada vez estará cada vez más envejecida. Igualmente se prevé una mayor supervivencia de los pacientes con esta patología al haber mejores tratamientos. Por ello, se ha detectado que el diagnóstico precoz resulta clave para reducir la carga global de la enfermedad.
Ahora bien, todavía estamos a tiempo, pues «hay mucho margen para mejorar la proporción de pacientes que están recibiendo medicamentos modificadores de la IC, lo que se traduciría en una fuerte reducción de su carga», apunta el doctor.
Sin embargo, a la hora de plantear soluciones se apuntan a otras alternativas que pueden ayudar a reducir los costes necesarios e inherentemente los de productividad. Los expertos defienden que es necesario mejorar la coordinación entre los distintos niveles asistenciales. Esta medida ayudaría a optimizar el tratamiento, disminuir los periodos de discapacidad que derivan en absentismo laboral, y a mejorar la adherencia al tratamiento. Por el contrario, retrasar el tratamiento se asocia a un mayor riesgo de acontecimientos no deseados y en consecuencia a un aumento de los costes sanitarios.
Precisamente en el informe quedó reflejada la importancia que juegan los médicos generalistas en la detección y el tratamiento crónico de los pacientes con insuficiencia cardiaca. «Nuestro estudio mostró que el número medio de visitas por paciente a la medicina general relacionadas con la IC era superior al de las visitas al especialista, lo que ofrecía más oportunidades de seguimiento y tratamiento. Una mejor coordinación entre los distintos niveles asistenciales reduce no sólo la hospitalización, sino también la mortalidad entre los pacientes con IC», explica el doctor.
Otro de los aspectos que refleja el estudio y que pone de relieve una vez más la importancia del diagnóstico precoz son las comorbilidades asociadas a la insuficiencia cardiaca en los pacientes: hipertensión (59,1%), enfermedad coronaria (33,1%), fibrilación auricular (28,2%), diabetes tipo 2 (27,6%) y enfermedad renal crónica (26,7%).
A su vez estos pacientes presentan un riesgo muy alto de eventos adversos, que van desde la posibilidad de la muerte y hospitalización por insuficiencia cardíaca, hasta el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular y en concreto eventos adversos cardiovasculares mayores (MACE). En este último caso, las tasas resultaron más altas en pacientes con fracción de eyección reducida (ICFEr), que al mismo tiempo presentaban una mayor prevalencia de diabetes tipo 2, enfermedad renal crónica, enfermedad coronaria, ictus y enfermedad arterial periférica.
FENOTIPOS Y COSTES SANITARIOS
Finalmente, y volviendo de nuevo a los costes sanitarios, es relevante que estos, así como las estancias sanitarias, varían según los fenotipos. De hecho, los costes sanitarios globales y relacionados con la IC por paciente resultaron mayores en los pacientes con eyección reducida (ICFEr) que en los pacientes con fracción de eyección preservada (ICFEp), con valores intermedios para los pacientes con el otro fenotipo.
En lo referente a la utilización de recursos sanitarios globales y relacionados con la IC, los costes por paciente fueron mayores en los que poseían ICFEr en comparación con otros subtipos. Esto se debe a que la utilización de procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos es más frecuente en los pacientes con eyección preservada.
Los costes sanitarios globales y relacionados con la IC por paciente resultaron mayores en los pacientes con eyección reducida (ICFEr).
Las tasas de hospitalización por insuficiencia cardiaca resultaron bastante altas y suponen un punto de inflexión en la evolución los afectados, pues esto puede implicar un aumento notable del riesgo de complicaciones. La duración de las estancias hospitalarias fue mayor en los pacientes con ICFEr que en los que tenían ICFEp, con valores intermedios para los primeros. En paralelo, las bajas laborales fueron más habituales en la población con eyección reducida.