BBVA Banca Privada ha señalado que de cara a este 2024 se decanta por la renta fija (deuda) frente a la renta variable (acciones) fruto del binomio rentabilidad-riesgo, ya que será posible batir a la inflación sin tener que asumir mucho riesgo, incluso con las inversiones más conservadoras, siempre y cuando la inflación «se mantenga en unos niveles razonables».
De hecho, las estimaciones de la entidad han pronosticado que la renta variable tendrá «un buen comportamiento» en 2024 y que su rentabilidad será mayor que la de la renta fija, aunque a costa de asumir «un mayor riesgo».
Para explicar esa apuesta de la renta fija como «activo ganador» de 2024, el responsable de estrategia de la entidad, Álvaro Manteca, ha señalado que, aunque se mantuvieran las rentabilidades actuales de los bonos, éstas ya son lo suficientemente altas como para ofrecer un atractivo rendimiento al inversor; y es que esperan «una modesta caída» de los rendimientos de los bonos que tendría un impulso positivo en los precios de la deuda.
Por tipo de activos, los expertos de BBVA apuestan por el crédito corporativo emitido por empresas de elevada calidad, que está más protegido en un contexto marcado por la desaceleración económica.
En lo referente a regiones, el responsable de mercados de la entidad, Roberto Hernanz, ha especificado su preferencia por bolsas como las europeas, japonesas o chinas, en detrimento de la estadounidense, en base a que las valoraciones de las compañías del Viejo Continente no reflejan el escenario de aterrizaje económico suave y cotizan actualmente con un PER (ratio precio-beneficio) inferior al de su media histórica.
Del lado sectorial, ha considerado que la estrategia pasa por «una buena diversificación», pues lo más probable es que los sectores vayan intercalándose en los avances, si bien el año debería ser más positivo para las compañías que todavía se benefician del entorno alto de tipos, como las financieras y aseguradoras, aunque ha avisado de que tampoco hay que perder de vista a las tendencias de inversión de más largo plazo.
Por otra parte, han puesto a su vez el foco de su estrategia en la inversión en mercados privados, es decir, en compañías que no cotizan; en ese sentido, han cuantificado que los activos ilíquidos, como el ‘private equity’, la deuda privada, infraestructuras o el real estate (inmobiliario), son elementos diversificadores que ofrecen «una elevada rentabilidad a largo plazo».
En el apartado de ‘megatendencias’ a seguir para este 2024, han remarcado que el año se verá condicionado por a disrupción tecnológica, con temáticas como la inteligencia artificial, la robótica o la ciberseguridad; la demografía, con todo lo asociado a la salud de los mayores; el cambio en el consumo -que ha transitado de objetos materiales a experiencias vitales- y el estilo de vida, en el que se aprecia el interés por tener un perfil sostenible.