A nadie se le escapa que la situación de los negocios agrícolas y ganaderos españoles es bastante mala. La despoblación, la deslocalización en la producción y los efectos de la climatología, entre otros factores han barrido las buenas expectativas que tenía el campo español décadas atrás. Con esta creciente inseguridad económica y social la contratación de seguros agrícolas se ha disparado de forma notable.
En este sentido, cabe señalar que la contratación de seguros agrarios ha crecido un 16% en 2023 hasta los 1.011 millones de euros, según los datos registrados por Agroseguro hasta el 31 de diciembre de 2023. Es la primera vez que el sistema español de seguros agrarios supera los mil millones de euros de recibo de prima.
El capital asegurado por el seguro agrario ha marcado récord por noveno año consecutivo tras crecer un 3% en 2023 y situarse en 16.918 millones de euros. Este incremento viene impulsado por el aumento en la contratación del seguro en las principales producciones del campo español: hortalizas (+12%), frutales (+9%), cítricos (+3%), uva de vino (+3%) o el conjunto de los seguros pecuarios (+6%), así como en otras líneas de seguro, como las que cubren producciones industriales textiles y no textiles, cereza, frutos secos, cultivos tropicales, forrajeros, uva de mesa, fresón y frutos rojos, planta viva o producciones forestales, entre otras.
La contratación del seguro en la principal línea por capital asegurado, los cultivos herbáceos, se ha visto fuertemente alterada por la falta de precipitaciones sufrida en 2023. En efecto, el dato general registra un descenso interanual debido a la escasa contratación de los módulos primaverales por la menor expectativa de producción derivada de la sequía.
Sin embargo, actualmente presenta un aseguramiento en claro ascenso para la campaña 2024; en concreto, las pólizas contratadas durante el otoño –aquellas que incluyen la cobertura más completa, incluyendo sequía– rebasan los 3,2 millones de hectáreas (+12%), y el capital asegurado de cara a la próxima campaña crece un 3% por el momento, sobrepasando ya los 1.900 millones de euros.
En total, el conjunto de las pólizas suscritas durante 2023 suma 6 millones de hectáreas aseguradas y 36,9 millones de toneladas. El número de animales asegurados se eleva hasta los 416 millones. Cifras récord que muestran la situación del sector y la concienciación de agricultores y ganaderos.
Este aumento en la contratación de seguros agrarios responde a la clara necesidad del medio rural de estar protegido frente a la realidad climática actual, que encadena fuertes episodios de sequía y olas de calor con el constante paso de violentos frentes tormentosos de pedrisco, viento y lluvia, o la aparición de graves heladas, todos ellos riesgos impredecibles y cada vez más frecuentes. Frente a ello, el director general de Agroseguro, Sergio de Andrés, acentúa que “el campo español estará en 2024 más asegurado que nunca en su historia”.
Asimismo, resalta la “confianza que los agricultores y ganaderos tienen en la eficacia del sistema español de Seguros Agrarios Combinados y en la gestión de Agroseguro, que ha sabido dar respuesta en 2023 al año de mayor siniestralidad en la historia del seguro agrario”. A falta de cerrar y evaluar los siniestros recibidos en las últimas semanas del año, las indemnizaciones superarán los 1.200 millones de euros en 2023, casi un 50% más que el año anterior.
EL CULTIVO DE LA UVA COMO EJEMPLO DE SINESTRALIDAD
El cultivo de la uva es claro ejemplo de la situación vivida por el campo español en estos últimos años. Una situación marcada por las malas cosechas y la alta incidencia de la climatología en los resultados negativos de las cosechas.
De esta forma, cabe recordar la siniestralidad ha estado marcada por las constantes tormentas de pedrisco ocurridas entre los meses de mayo y junio y las reiteradas DANA del mes de septiembre. Además, también se han registrado daños por helada y sequía (especialmente en el viñedo de secano de Cataluña), así como por marchitez fisiológica, un riesgo poco habitual que se ha manifestado en viñedos de la variedad bobal de Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana debido a la inestabilidad atmosférica del mes de junio: temperaturas suaves, nubosidad y abundante humedad.
Cambios estos últimos que preocupan a los productores de cara a las siguientes cosechas, pues no queda claro si es algo transitorio o un fenómeno que viene para quedarse debido al cambio climático por lo que las previsiones de los empresarios y trabajadores del sector no quedan nada claras.
Como botón de muestra cabe recordar que con la última vendimia terminada, la superficie siniestrada total ha superado las 260.000 hectáreas, lo que se traduce en siniestros registrados en dos de cada tres hectáreas aseguradas, unas cifras bastante preocupantes y que abre un gran interrogante para futuros años.