La humanidad sueña con disponer de una fuente energética inagotable, limpia y accesible para todas las personas sobre el planeta, y Ángel Ibarra es uno de los hombres encargados de materializar ese sueño. Doctorado en física, y ex alto cargo del centro tecnológico CIEMAT, actualmente dirige el consorcio que gestiona el acelerador de partículas IFMIF-DONES de Escúzar (Granada). Esta instalación juega un papel crucial en la investigación europea de la tecnología llamada a hacer realidad la utopía: la fusión nuclear.
Tras el acrónimo en inglés IFMIF-DONES se esconde la denominación Instalación Internacional de Irradiación de Materiales de Fusión – Fuente de Neutrones Orientada a Demostración. Lo prolijo del término ya da una pista de la colosal tarea a la que se enfrenta el equipo dirigido por Ibarra: reproducir en la Tierra las reacciones que tienen lugar en el corazón del Sol que nos alumbra y utilizar la energía resultante en nuestro beneficio.
PREGUNTA (P): Hay quien califica la fusión nuclear como la ‘zanahoria del burro’, una eterna promesa. ¿Cuándo tendremos centrales operativas?
RESPUESTA (R): Depende de lo que se entienda por operatividad. Si eso significa tener disponible una fuente energética capaz de abastecer el 10% de la demanda eléctrica, la fusión no estará lista antes de 100 años o más. Lo que sí es viable en un plazo de veinte años, más o menos, es poner a punto un prototipo funcional de reactor, lo que permitiría centrarse en la resolución de los problemas relacionados con la rentabilidad, las averías, etcétera. El obstáculo al que nos enfrentamos es la incapacidad colectiva para entender el trabajo a largo plazo que supone desarrollar una tecnología.
P: Ya se ha conseguido ganancia energética en diversos experimentos de fusión. ¿A qué esperamos, entonces?
R: Matizo: lo que se ha conseguido es iluminar con láseres bolitas de deuterio y tritio, logrando una ganancia neta entre lo que entra en la esfera y lo que sale. Es decir, se ha conseguido un beneficio energético en una prueba científica, lo cual es muy diferente del resultado que se espera en el mercado. Este resultado se reduce a una cuestión: cuánta electricidad obtengo al conectar el enchufe a la corriente. Ahora mismo, no estamos en condiciones de obtener producción neta de fusión más allá de unos milisegundos en un entorno controlado de laboratorio.
«EN UN PLAZO DE UNOS VEINTE AÑOS SE PUEDE TENER LISTO UN PROTOTIPO FUNCIONAL DE REACTOR DE FUSIÓN»
Angel Ibarra, director del acelerador de partículas IFMIF-DONES
P: ¿Llegará a tiempo la fusión nuclear para jugar un rol en la lucha contra el cambio climático?
R: Si con llegar a tiempo se implica participar en los objetivos de descarbonización de cara a 2050, naturalmente que no; pero la lucha por el clima y el bienestar no terminará ese año. Las necesidades energéticas colectivas aumentan significativamente con el tiempo, lo que obliga a a investigar de forma constante para lograr soluciones limpias y sostenibles para el abastecimiento. En consecuencia, antes o después la fusión entrará en juego.
EEUU Y EUROPA, DOS MODELOS DIFERENTES DE FUSIÓN
P: Hace unas semanas, el Gobierno aprobó una financiación adicional de 22 millones de euros para el acelerador de partículas que usted dirige, el IFMIF-DONES. ¿Está la fusión nuclear lo bastante arropada por el sector público?
R: Siempre querríamos más dinero, pero en general sí. Es verdad que con más fondos se podrían acortar los plazos para completar un prototipo, pues eso permitiría la realización de más experimentos y pruebas de forma simultánea en lugar de sucesiva. De ese modo, la tasa de éxito aumentaría y el viaje se aceleraría.
P: ¿Qué puesto ocupa Europa en la carrera de fondo hacia la fusión nuclear? Los avances que se llevan la mayoría de titulares vienen de Estados Unidos y China…
R: Europa lidera, estoy convencido. China invierte mucho dinero y acabará por adelantarnos, eso es cierto; pero el método que ha llevado a los logros más llamativos en EEUU, la fusión mediante láser, es altamente problemático frente al confinamiento magnético, que es por lo que apostamos en Europa. En ese área, somos los primeros, tanto desde el punto de vista científico como el tecnológico.
P: ¿En qué industrias tendrá más impacto la tecnología de fusión?
R: La función de la fusión nuclear será, esencialmente, producir electricidad, con lo que su impacto se producirá en los sectores que dependan de la misma. No obstante, habrá áreas que se beneficien enormemente de manera indirecta, como la investigación en superconductores, los ingenios para calentar plasma, las tecnologías de vacío o los materiales específicos, todos ellos productos que pueden ser exportados a un sinnúmero de industrias además de la fusión.
P: ¿Cuál será la relación de la fusión con las energías renovables, como la solar o la eólica? ¿Habrá un desplazamiento de estas fuentes o una complementariedad?
R: Complementariedad, por supuesto. La fusión se caracteriza por una gran densidad energética (mucha producción en un espacio reducido) pero no está claro cuál será su nivel de flexibilidad, que es el punto fuerte de las energías solar y de viento.
P: ¿Y con la energía nuclear ‘tradicional’, la de fisión?
R: La fusión y la fisión pueden coexistir durante un tiempo, pero esta última tiene una vida útil limitada porque depende de las reservas de uranio, material que además es muy desperdiciado por las centrales atómicas actuales. La duración de este período de convivencia entre ambas estará determinado por la rentabilidad que se consiga con la fusión y también por el nivel de aceptación de la sociedad; hay que tener en cuenta que la fusión está libre del problema de los residuos radiactivos, que tanto perjudica a la fisión.
P: España, por su geografía y clima, tiene ventaja estratégica en la generación de energías limpias. ¿Acabará la fusión nuclear con esa posición de privilegio dejándolas obsoletas?
R: Rotundamente no. Ambas fuentes son muy distintas y en el futuro todos los tipos de energía serán necesarios en un ‘mix’ energético que solo se hará más grande. Ahora mismo, el 80% de la energía mundial depende del carbón y el petróleo, algo que sí o sí cambiará en el futuro; si vamos a renunciar a los hidrocarburos, necesitaremos que todas las fuentes limpias coexistan y compensen mutuamente sus lagunas, sin que ninguna se vea desplazada.