Esta temporada de LaLiga está siendo una de las más emocionantes de los últimos años. El Girona como equipo revelación del año, compartiendo liderato con el Real Madrid, está levantando pasiones entre los aficionados y en la última jornada disputada congregó a una audiencia algo superior en su encuentro contra el Atlético de Madrid que la que logró el Real Madrid en su partido frente al Mallorca.
Concretamente 809.792 espectadores vieron cómo el equipo catalán conseguía el primer triunfo de su historia frente a los rojiblancos, mientras que la victoria del Real Madrid en casa fue presenciada por 784.716.
Estos datos, junto al resto de partidos, han hecho de la jornada 19 un éxito de audiencia, mejorando en un 17,2% la media de la audiencia acumulada de la temporada. Además, en estos dos partidos se produjeron un total de 8 goles para el deleite de todos los espectadores, una cifra que pone de manifiesto la gran media goleadora de la competición española.
Estos datos reflejan el interés de los aficionados por un campeonato que acaba de conocer a su líder de invierno, el Real Madrid, aunque empatado a puntos con un invitado no esperado, un Girona que ya le trata de tú a tú. Una lucha que siempre es del agrado de los más futboleros y que apela a un enfrentamiento de David contra Goliat que hacía tiempo que no se veía en LaLiga.
Esta situación permite al equipo de Michel Sánchez soñar con Europa, a pesar de que el entrenador apela a la prudencia, muchos saben que este sueño puede hacerse realidad. Estos anhelos son posibles gracias a una competición europea abierta y basada en la meritocracia como es la actual Champions League.
Unos criterios por los que no se rige el proyecto de la Superliga, tal y como reconocía recientemente su CEO, Bernd Reichart, que admitía que en el caso de que el Girona ganase LaLiga no le daría un pase a la primera división de su competición, si no que iría a la llamada Blue League (tercera división), demostrando así que el único objetivo de la Superliga es crear un campeonato elitista y cerrado, sin tener en cuenta los logros conseguidos en el campo por cualquier equipo, sin importar el número de ceros que tenga en sus cuentas.
Este aspecto es, sin duda, uno de los que más rechazo provoca entre los aficionados de toda Europa, así lo ha manifestado Aficiones Unidas, una de las asociaciones de aficionados de fútbol más importantes en España, que se posiciona en contra de “las competiciones cerradas o semicerradas” mostrándose a favor de “que cualquier equipo pueda llegar a lo más alto en el fútbol europeo”. En la misma línea se expresa la asociación europea FSE (Football Supporters Europe), afirmando que “la participación en las competiciones europeas de clubes se basa y debe basarse siempre al 100% en los méritos deportivos de cada temporada, sin excepción”.
La clasificación actual de LaLiga se convierte así en un argumento en sí mismo en contra de este tipo de competiciones y de que todos los equipos pueden dar emoción enfrentándose a tipo de clubes. Y también que los aficionados acuden allí donde haya batallas emocionantes, no siguiendo siempre incondicionalmente de la misma forma a los “equipos de siempre”.
LaLiga llena también los estadios
Los aficionados no se limitan a ver a sus equipos por televisión, sino que también acuden a los estadios a animar en directo a sus equipos y vivir la emoción más de cerca. Así, los últimos partidos de los colíderes superaron ambos el 90% del aforo de sus campos.
El partido del Real Madrid contra el Mallorca lo presenciaron más de 72.000 personas, un 93,57% del aforo del recién remodelado Bernabéu. Por su parte, a Montilivi acudieron 13.804 espectadores, llenando en un 94,44% el aforo del estadio.
También superó el 90% del aforo el encuentro entre las Palmas y el FC Barcelona, al que acudieron 31.712 aficionados (97,85% del aforo), una cifra cercana se registró en Mestalla, en el encuentro contra el Villareal, con 44.973 aficionados.