- El espíritu generoso, noble y humanitario del voluntario hace que la estancia de los pacientes en el hospital sea más gratificante, relajada y humana; y su labor, que se traduce en escuchar, generar bienestar emocional, ayudar y acompañar para ayudar, hace del voluntario un elemento esencial.
- La Fundación Jiménez Díaz cuenta con la ayuda desinteresada de varias asociaciones de voluntarios, que realizan diferentes tipos de actividades y servicios y se dirigen a todo tipo de destinatarios; las más representativas y numerosas son los voluntarios propios del hospital y las asociaciones Nadie Solo, Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), Música en Vena y María Auxiliadora.
«Ser voluntario es una experiencia maravillosa y gratificante que brinda a las personas la oportunidad de hacer una diferencia en el mundo mientras se crece personalmente». Así lo explica Aurora Herraiz, directora de Responsabilidad Social Corporativa de la Fundación Jiménez Díaz que, en el Día Internacional del Voluntariado, que se celebra hoy, pone en valor el papel de los voluntarios en la atención integral y cercana del paciente, y de sus allegados y entorno, en el hospital.
Y es que, si la realización de forma altruista de un trabajo necesario para una causa concreta -tal y como se define el voluntariado, cuya labor reconoce y promueve esta onomástica desde que fuera decretada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1985- es esencial y puede transformar las vidas, tanto de aquellos que reciben la ayuda como de quienes brindan su tiempo y esfuerzo para ofrecerla, esta labor cobra aún más relevancia en el contexto del cuidado de la salud.
«Los voluntarios de nuestro hospital son una pieza importantísima para nuestro trabajo», continúa Herraiz, apuntando que «curar al enfermo es nuestro propósito y, junto al refuerzo del valor humano por excelencia del espíritu generoso, noble y humanitario que lleva a cabo el voluntario por el simple hecho ya de serlo, la estancia de los pacientes entre nosotros es, sin lugar a duda más gratificante». Así, su inestimable labor, que se traduce en «acompañar en la soledad, escuchar al afligido, generar optimismo y bienestar emocional, ayudar… en definitiva, acompañar con la presencia desde el sentimiento sincero de querer ayudar, hace del voluntario un elemento esencial», añade.
Afortunadamente, en la Fundación Jiménez Díaz, los pacientes y sus allegados cuentan con la ayuda y desinteresada de varias asociaciones de voluntarios, que realizan diferentes tipos de actividades y servicios, cuentan con distinto número de miembros y se dirigen a todo tipo de destinatarios, siendo las más representativas y numerosas los voluntarios propios del hospital, así como las asociaciones Nadie Solo, Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y Música en Vena, entre otras muchas que aportan diariamente su tiempo y ayuda, como los voluntarios de María Auxiliadora que vienen a leer a los niños.
Una colaboración «muy gratificante» para el hospital, ya que «los voluntarios ofrecen una atención a los pacientes muy humana que completa la atención clínica que los facultativos y el personal sanitario les proporcionan», apunta por su parte Eva Rueda, responsable del Servicio de Información, Experiencia de Paciente y Trabajo Social del centro hospitalario.
«Los voluntarios consiguen que el paciente tenga una estancia hospitalaria mucho más relajada y humana; son esas personas que llegan y conectan con él de una manera diferente a la del personal sanitario, que te cogen de la mano, te escuchan, te miran a los ojos y consiguen sacarte una sonrisa y que salgas del hospital reforzado», añade, asegurando que «los pacientes agradecen mucho el que el hospital cuente con voluntarios, que además pertenecen a distintas asociaciones y ofrecen distintas actividades».
Por su parte, también los voluntarios de las asociaciones que actúan en la Fundación Jiménez Díaz confirman su satisfacción por poder dedicar parte de su tiempo a «acompañar y escuchar de forma activa» a los pacientes, tanto desde el punto de vista físico como psicológico, ya que «reciben más cariño y afecto que el que ellos mismos dan», como dicen Marcela Talero y Enrique Quevedo, coordinadores del voluntariado de la AECC y de los voluntarios propios, respectivamente, en el hospital madrileño.
Una labor que también completan los propios profesionales del hospital, que en muchos casos realizan labores de voluntariado en cursos, charlas, acciones de sensibilización e incluso en instituciones como la Fundación Recover, ONG que dedica sus esfuerzos a promover la ayuda humanitaria y el desarrollo sanitario de hospitales en África.
«Más allá del día a día de las personas que ejercen una importante labor desinteresada en la Fundación Jiménez Díaz, nuestros profesionales son también voluntarios en múltiples acciones solidarias dirigidas a la población, y a ellos también queremos agradecerles su motivación intrínseca un día como hoy», concluye Herraiz.
El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, fundado hace más de 80 años por el Dr. Carlos Jiménez Díaz, mantiene un concierto con la sanidad pública desde el año 1953, por el que presta servicio sanitario público a la sociedad española.
Siguiendo los compromisos del grupo al que pertenece, Quirónsalud, sus profesionales llevan a cabo labor asistencial, docente e investigadora. Así, mantiene acuerdos con la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras entidades, y cuenta con su propia Escuela de Enfermería. Su Instituto de Investigación Sanitaria fue creado en 2009 por Convenio con la UAM y acreditado en 2010 y reacreditado en 2021 por el ISCIII para un periodo de 5 años.