2023 se ha caracterizado por los conflictos armados, la crisis energética, la mayor subida de tipos de interés de la historia, una inflación pegajosa y la ralentización del crecimiento mundial, resume Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM.
Hasta principios de 2023 los mercados de bonos estaban convencidos de que las drásticas subidas de los tipos de interés de los bancos centrales desde 2022 devolverían la inflación al objetivo y desencadenarían una recesión. Sin embargo, la inflación ha demostrado ser más persistente y las economías más robustas.
En concreto, la gran sorpresa de este año ha sido la resiliencia de la economía estadounidense, excepcionalmente fuerte, con un crecimiento nominal mayor de lo esperado. La razón principal es que los consumidores han seguido gastando. Tienen dinero y trabajo y la inflación está reduciéndose. Las empresas están gastando e invirtiendo. Además, el gobierno también está gastando. La pregunta es ¿puede continuar? No lo creo.
Europa típicamente por detrás de EE.UU. en crecimiento y probablemente ya en leve recesión, puede acelerarse en 2024, mientras que EE. UU. puede desacelerarse. El crecimiento en la eurozona puede aumentar de 0,6% en 2023 a 0,9% en 2024, mientras que en EE. UU. caer de 2,4% de 2023 a 0,9% en 2024.
En Europa se recortarán los tipos de interés, bajará ligeramente la inflación y veremos estabilización del sector manufacturero, muy débil en 2023, un área económica en la que Europa destaca respecto a EE.UU. Así que la sorpresa puede ser Europa y la decepción EE.UU.
En cualquier caso, no se dan las condiciones para una recesión profunda, pues el sector privado muestra balances muy sólidos, no hay exceso de apalancamiento y hay escasez de mano de obra.
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En cuanto a inflación, esperamos que disminuya, aunque todavía siga encima de la tendencia y de los objetivos de los bancos centrales. En la zona euro en 2024 puede reducirse a 2,8% desde 5,6% de 2023 y en EE.UU. a 2,8% desde 4% en 2023.
En EE.UU., la caída de la inflación puede incluso ser mayor, aunque los últimos datos indican una pausa a principios de 2024. Por otro lado, en Japón, se espera que la inflación se normalice y que se sitúe en el 2%.
RENTABILIDADES REALES EN BOLSA, DEUDA Y LIQUIDEZ
En este estado de cosas -y por primera vez en mucho tiempo- esperamos rentabilidades reales por encima de la inflación tanto en renta variable, renta fija como liquidez.
En los mercados de renta variable nos centramos en empresas de calidad, ya que las perspectivas de la economía mundial siguen frágiles con tipos de interés que siguen altos y hay riesgo geopolítico. Por lo tanto, queremos empresas con un balance sólido. Nos gustan los sectores farmacéuticos y de artículos de lujo, donde los mercados europeos son fuertes.
En del sector tecnológico, las cifras de NVIDIA han sido muy fuertes y aun así sus acciones han bajado. Es una cuestión de expectativas, muy altas en tecnología, aunque a largo plazo siga siendo un ‘lugar’ en el que estar.
En renta fija, la inflación sigue alta, pero se da un entorno apropiado para la deuda soberana. En EE.UU., la rentabilidad de la deuda pública a diez años es del 4,4%, menos en Europa, siendo la valoración inicial relativamente atractiva.
Proporciona una posible revalorización del capital y una seguridad por cupones no vista en las últimas décadas. Así que consideramos la deuda gubernamental con vencimiento a largo plazo, especialmente de EE.UU., donde vemos desaceleración del crecimiento nominal. También nos gustan la deuda empresarial en grado de inversión de alta calidad y los bonos de mercados emergentes.
BAJADAS DE TIPOS MÁS TARDE Y MÁS LENTAS EN 2024
Ahora bien, muchos inversores parecen haber ya tomado posiciones en previsión de un descenso de las rentabilidades a vencimiento de los bonos. Aunque los tipos de interés pueden haber tocado techo, los recortes pueden llegar más tarde y ser más lentos de lo esperado por el mercado.
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Efectivamente, para 2024, esperamos que los tipos de interés se reduzcan tanto en la zona euro como en EE.UU., pero no de forma agresiva. La Reserva Federal puede recortarlos más que otros bancos centrales. Además, el Banco de Inglaterra, con su economía en recesión, puede recortar sus tipos antes de lo esperado.
De todas formas, se espera que aumente la emisión de deuda. Hay que tener en cuenta que la deuda asociada a los déficits del Estado puede aumentar, debido al envejecimiento de la población, la demanda de programas sociales, las inversiones para el cambio climático y una falta generalizada de apetito por la austeridad. Todo ello puede implicar mayor emisión de deuda, lo que puede deprimir los precios de la misma.