Todos los perros y gatos tienen bigotes, aunque dependiendo de cómo sean, pueden ser más visibles o más difíciles de diferenciar. La existencia de estos pelos, llamados vibrisas, se debe a su evolución. Por un lado, les aporta sensibilidad táctil. Mediante mecanorreceptores que están dentro de sus folículos, nuestras mascotas pueden detectar qué objetos tienen delante, además de su forma y textura, en caso de no poder verlos. Sus bigotes también nos pueden aportar información sobre el estado emocional de las mascotas. Cuando sienten miedo, sus bigotes se erizan junto con el resto de pelo de su cuerpo. Conviene prestarle atención si queremos entender el estado emocional en el que se encuentran.