El pasado martes, el pleno del Parlamento Europeo (PE) respaldó una vez más a la nuclear como parte imprescindible de los planes comunitarios para la transición energética. La Eurocámara adoptó su posición sobre la Ley de Industria Cero Emisiones (NZIA, por sus siglas en inglés), incluyendo a la energía producida a partir del uranio como una de las tecnologías de referencia y respaldando sin ambages los objetivos de descarbonización de la norma.
La NZIA (Net Zero Industry Act) salió airosa del escrutinio de los europarlamentarios con 376 votos, 139 en contra y 116 abstenciones. Su contenido, en esencia, establece un marco de medidas para reforzar el ecosistema europeo de fabricación de productos tecnológicos ‘cero neto’, es decir, aquellos cuya fabricación y uso no incrementan el volumen de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
El fin último de la regulación es que en 2030 la industria de la Unión sea capaz de cubrir el 40% -o una cifra aproximada- de la demanda tecnológica en territorio comunitario. Para alcanzar esta meta, será necesario ampliar la fabricación de bienes fundamentales para la neutralidad climática, como los paneles solares, las baterías y los electrolizadores, entre otras; y también los componentes clave de este tipo de productos, como las células fotovoltaicas o las palas de las turbinas eólicas. Asimismo, los eurodiputados extendieron la aplicación de la norma al resto de segmentos de la cadena de valor, como la maquinaria de fabricación y los materiales.
LA NUCLEAR SE ‘CUELA’ EN LA REGULACIÓN
Las ocho tecnologías estratégicas ‘cero neto’ incluidas originariamente en la NZIA son las tecnologías solares fotovoltaica y térmica; las energías eólica terrestre y renovable marina; las baterías y el almacenamiento; las bombas de calor y la energía geotérmica; los electrolizadores y las pilas de combustible; el biogás y el biometano; la captura y almacenamiento de carbono; y las tecnologías de red, que también abarcan los vehículos eléctricos.
A este grupo hay que añadir otras tres categorías incorporadas al texto por los miembros de la Eurocámara: las tecnologías específicas de la industria, los combustibles SAF para aviación sostenible y la energía nuclear, tanto de fusión como de fisión, que finalmente formará parte del acervo tecnológico protegido por la normativa.
La ley mantiene dos clasificaciones de proyectos: proyectos de fabricación de tecnología cero neto y proyectos estratégicos netos cero neto. También tiene por objeto racionalizar el proceso de concesión de permisos, estableciendo un plazo de nueve a 12 meses para los proyectos ordinarios y de seis a 9 meses para la autorización de proyectos estratégicos. Los eurodiputados proponen la creación de iniciativas Net-Zero Industry Valleys (Valles Industriales Cero Neto), acelerando el proceso de autorización delegando a los Estados miembros parte de la tarea de la recogida de pruebas de evaluación ambiental.
Sin estas medidas para reducir la carga administrativa, acelerar los procesos y aumentar la inversión pública en nuestra industria e innovación, Europa se enfrentaría a la descarbonización por desindustrialización
Christian Ehler, eurodiputado (PPE)
La legislación asignará fondos de los ingresos de cada país procedentes del Sistema de Comercio de Derechos de Emisión (ETS, por sus siglas en inglés) y para la mayoría de los proyectos estratégicos, a través de la Plataforma Estratégica de Tecnologías para Europa (STEP, por sus siglas en inglés). Esta medida representa un paso adelante hacia un fondo de Soberanía Europea, según los eurodiputados.
El eurodiputado alemán del PPE, Christian Ehler, defendió que, con la adopción de esta propuesta, «los eurodiputados están demostrando que se toman en serio la adaptación de Europa a la fabricación industrial».
«Sin estas medidas para reducir la carga administrativa, acelerar los procesos y aumentar la inversión pública en nuestra industria e innovación, Europa se enfrentaría a la descarbonización por desindustrialización» -explicó Ehler- «Esta propuesta muestra que podemos evitar esto».