La banda ancha ya es un servicio esencial para cualquier sociedad. En España, históricamente, unas pocas empresas se repartían el mercado. Pero si bien algunas de ellas se han consolidado, la aparición de nuevos actores como R Cable hoy ha democratizado el acceso a la banda ancha, configurando un nuevo mercado que favorece al usuario.
Evolución del mercado de banda ancha en España
La Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) señala que, en julio de 2023, una cifra ínfima de alrededor de 21 000 nuevos usuarios adquirió el servicio de banda ancha. Esta cifra representa una reducción con respecto al mismo periodo para 2022, cuando fueron 28 000 los usuarios que contrataron este servicio en el país, y representa la cifra más baja desde mediados de 2008.
En total, en España existen 10 200 000 usuarios activos que cuentan con este servicio. Sin embargo, en 2014 se convirtió en el principal prestador de servicios de fibra óptica a nivel doméstico en Europa. Pero la telefonía móvil, que hoy es el principal activo comercial del mercado, no siempre fue tan importante; de hecho, esta surgió hace más de 30 años, cuando la cobertura era esencial y dependía de las terminales y las subvenciones.
Sin embargo, los paquetes de telefonía fijo, móvil y televisivo característicos de la actualidad no se lanzarían hasta la década siguiente. Fue ahí cuando se repartieron las cuotas del mercado y se fijaron los actores que tendrían una mayor injerencia en el mercado de banda ancha en España: Telefónica fue la primera en invertir en un servicio de fibra de alta velocidad.
Gracias a esta inversión, todo el mundo pudo disponer de una infraestructura de gran rendimiento que le permitió a España impulsar su mercado de banda ancha. Fue entonces que otros competidores comenzaron a participar del mercado y se consolidaron para formar el mercado actual.
Reactivación de la competencia en el mercado de banda ancha
En 2013, Jazztel y Telefónica se aliaron para expandir la fibra óptica; al mismo tiempo, Orange y Vodafone comenzaron a invertir en sus propias redes. Luego, Orange compró Jazztel, y Vodafone compró ONO.
Esto se mantuvo así hasta 2022, cuando ocurrió el evento más disruptivo en 30 años: Orange y MásMóvil anunciaron su fusión. En 2023, Movistar, Vodafone y Orange concentran el 75 % del mercado, mientras que MásMóvil ostenta un 19 % y el resto se distribuye entre operadores de menor tamaño.
La eventual fusión de Orange y MásMóvil le quitará su histórico liderazgo a Telefónica en el territorio español. La nueva alianza constituirá un valor conjunto de alrededor de 19 000 000 000 de euros, y se concretaría en el primer tercio de 2024.
Ambas compañías advierten que esta fusión podría traer una inversión conjunta de alrededor de 600 millones de euros en infraestructura y redes, con entre dos y cuatro millones de nuevas redes para suministrar a unos tres millones de hogares. Según las fuentes, otros 300 millones irían a expandir la tecnología de redes de 5G.
En total, se podría cubrir con un servicio económico de alta velocidad a un 70 % de la población. Además, este nuevo escenario, más competitivo, favorece a los usuarios: los precios de las principales compañías han bajado sin afectar la calidad del servicio: Movistar redujo un 16 % el coste de su servicio de 25 MB, con Jazztel y ONO siguiéndole detrás con 30 MB y 50, respectivamente.