Los decepcionantes números de ‘TardeAR’ han cerrado la posibilidad de que Mediaset España encargue a Unicorn Content el aumento de la duración del magazine, que está teniendo serias dificultades para alcanzar el 11% de share.
Aunque el proyecto se diseñó como un magazine de tres horas, sus discretos números evitan que se extienda en la parrilla, tal y como sucedió con ‘Sálvame’ cuando comenzó a propulsarse en las tardes de Telecinco.
ENCARGO FALLIDO
‘TardeAR’ nació hace dos mese como un encargo del tándem Alessandro Salem-Manuel Villanueva. El CEO y el máximo responsable de Contenidos de Mediaset España creían que Ana Rosa Quintana iba a volver a reinar en las tardes casi veinte años después de haber abandonado la franja.
Ambos directivos evitaron realizar una transición tranquila en la que hubiesen podido convivir ‘Sálvame’ y ‘TardeAR’, cada uno en su tono, y prefirieron eliminar el primero a pesar de que lideró prácticamente desde el primero hasta su último día en 14 años de trayectoria.
No se acerca al liderazgo lo nuevo de Ana Rosa Quintana, que como productora ha visto que las mañanas de Telecinco caen 2 puntos tras la cancelación de ‘El programa de Ana Rosa’ (y la subida de La Sexta y La 1), y las tardes bajan en torno a 3 enteros tras la fulminación de ‘Sálvame’ (y el crecimiento de la pública con ‘La promesa’ como ariete).
Su productora, Unicorn Content, no está sabiendo besar las mieles del éxito fuera de la franja matinal, véanse la decepción de ‘TardeAR’ (que según algunas voces se está ‘salvamizando’ mientras pierde a diario con Sonsoles Ónega, escritora premiada y destrozada este fin de semana por El País), los irregulares números de ‘Vamos a ver más’ (que podría perder duración en favor de un nuevo concurso liderado por Christian Gálvez, tal y como avanza ECD), y los fallidos resultados de ‘Fiesta’ (que sigue muy lejos de los de su antecesor, ‘Viva la vida’)
REPUTACIÓN KO
La industria televisiva española se ha derechizado en las últimas dos décadas, hemos pasado del «¡No a la guerra!» de ‘Crónicas Marcianas’ a los guiños ultras del trío de presentadores de ‘MasterChef’ (Samantha debería acercarse a ver ‘La hija de Frankestein’ en el María Guerrero), ‘El hormiguero’ (Pablo Motos tarda en llevarse a la conversa Cristina Pardo a ver ‘Iribarne’ en el Valle-Inclán) o ‘TardeAR’.
Bien lo sabe Ana Rosa Quintana, progresista cuando reinaba en Antena 3 y ahora musa del PP madrileño. Este cambio de chaqueta, similar al de Motos o Pardo, ha tenido una contraindicación: desde un sector ideológico le están lloviendo dardos tras varios lustros de omertá.
Ana Rosa Quintana está recibiendo críticas en la prensa especializada tras muchos años de mimos
Unicorn Content, que hasta ahora era una de las productoras mejor tratadas por la prensa especializada, ahora ve como su jefa es zaherida, ya que le recuerdan el plagio de ‘Sabor a hiel’ o las heridas que dejó cuando rompió con Banijay.
MEDIASET TIENE UN PROBLEMA
Mediaset España tiene una reconversión industrial pendiente de ejecutar. La compañía hasta ahora funcionaba como una empresa de los años 90, ya que estaba únicamente pendiente de un indicador (el de la audiencia) que en el caso de Telecinco dependía del funcionamiento del motor de turno, normalmente un reality show o un espacio del corazón si había culebrón rosa.
Pero estos motores se han agriado y su mecánico durante dos décadas, Paolo Vasile, se marchó dejando una impoluta hoja de servicios, si fuese un director administrativo, y una sombría herencia, ya que como consejero delegado no supo ver el futuro de la compañía en un plazo de cinco años. Salem se ha encontrado varios problemas: de audiencia (Telecinco está en mínimos históricos), reputacionales (la transición blanca ha estado empujada por la presión publicitaria), judiciales (la Operación Deluxe) y estructurales.
En este último epígrafe hay que encuadrar al equipo directivo, ahora achicado y rejuvenecido. Y es que la mayor parte las decisiones pasan por Villanueva, que llevaba dos décadas únicamente ejecutando los deseos de Vasile, y Jaime Guerra, especialista en realities.
Mediaset España tiene por los informativos por los suelos, su OTT (Mitele Plus) sigue abandonada a su suerte, las nuevas vías de ingresos tardan en llegar y Salem fía todo al resultado de explotación, que no caerá demasiado gracias al target comercial de Telecinco, la audiencia que aportan las temáticas y los recortes que realiza en materia de compras.
Salem, por lo pronto, va a resetear los informativos de Telecinco y resucitar Cuatro (con Francisco Moreno como máximo responsable del área) y quiere recomponer relaciones con la industria tras años de ‘mourinhismo vasiliano’ (vean la sustitución de Mirta Drago por Sandra Fernández en el área de Comunicación, la generosa última campaña publicitaria con la que regó los medios catódicos o la participación del grupo en el FesTVal de Vitoria).
A Mediaset le cuesta ahora salir al mercado (que sufre a nivel global una crisis creativa), echa en falta el olfato de Vasile y, sin justificación aparente, va a perder al que ha sido su principal proveedor en los últimos 16 años: La Fábrica de la Tele.
Mediaset España sufre un problema industrial tras décadas fiando su suerte a ‘GH’ o ‘Sálvame’
El clima de desconfianza entre compañía y productora nació con el nombramiento de Salem, que impulsaba Códigos Éticos contra ‘Sálvame’, cortejaba a Unicorn Content para matar al programa en el que reinaban Kiko Matamoros o Belén Esteban y, finalmente, decidía cancelar el formato estrella de La Fábrica de la Tele, que se enteró del deceso por una desagradable filtración.
En la planta noble de Mediaset España parecen aducir que La Fábrica de la Tele incumplió la línea editorial impuesta por la compañía y creen que un brillante perfil televisivo que triunfa en las redes sociales, conocido por sus exclusivas televisivas, se nutre por los chivatazos de los jefes de ‘Sálvame’.