Pedir socorro al Gobierno alemán, ver su calificación crediticia degradada y estar en el centro de la diana por la posible desaparición de cientos de puestos de trabajo. Todos estos quebraderos de cabeza se ha llevado Siemens por culpa de la situación de su filial Gamesa, que ha resultado ser un pesadísimo lastre para el gigante tecnológico. Son muchos los frentes abiertos en su división energética y los sindicatos temen los despidos de una eventual reestructuración.
Hace dos semanas se filtró a la prensa alemana que Siemens Energy, dueña del total de las participaciones de la eólica Gamesa, tuvo que pedir un rescate de 15.000 millones de euros a Berlín para salvar a su filial, que acumula una previsión de pérdidas de 4.500 millones de euros solo para este año.
En un comunicado emitido para atajar en lo posible los rumores sobre la mala situación de la compañía, ésta reconoció la «necesidad creciente de garantías para proyectos a largo plazo» y que la directiva «está evaluando diversas medidas para fortalecer el balance de Siemens Energy y ha iniciado conversaciones preliminares con diferentes partes interesadas, incluidos los socios bancarios y el Gobierno alemán, garantizar el acceso a las salvaguardas necesarias».
SIEMENS ENERGY PIERDE NOTA CREDITICIA
Estos rumores se materializaron el pasado 6 de noviembre, cuando la agencia de calificación S&P Global Ratings puso el ‘rating’ de Siemens Energy en vigilancia (creditwatch) con perspectiva negativa después de que el pasado 26 de octubre la firma admitiera que su cartera de pedidos, ingresos, beneficios y generación de flujo de caja del ejercicio fiscal estarán por debajo de las expectativas del mercado debido a las dificultades operativas de Gamesa.
Sin embargo, la empresa alemana también comunicó entonces que los anteriores negocios de gas y electricidad de Siemens Energy seguirán funcionando «muy bien» y están en proceso de alcanzar sus objetivos a corto y medio plazo.
«Creemos que Siemens Energy no alcanzará nuestra hipótesis de base anterior y que es improbable una rápida recuperación del margen EBITDA (beneficio bruto de explotación) ajustado de S&P Global Ratings por encima del 7% en 2024 y por encima del 8% en 2025», destacó el informe de la agencia. «Entendemos que el grupo está considerando actualmente varias medidas para reforzar considerablemente su balance y proteger la calificación actual», añadió.
S&P confirmó que la calificación crediticia de emisor a largo plazo en ‘BBB-‘ para Siemens Energy, sus filiales y su deuda no garantizada, así como la calificación a corto plazo en ‘A-3’, pero bajo vigilancia con implicaciones negativas.
No obstante, S&P estima que esta vigilancia podrá levantarse una vez haya revisado los resultados del grupo para el ejercicio fiscal 2023, su previsión actualizada de beneficios y flujo de caja para los ejercicios fiscales 2024-2026, la estrategia de la dirección para hacer frente a los retos operativos y las medidas previstas para reforzar el balance del grupo.
LOS EMPLEADOS DE GAMESA EN NAVARRA TEMEN EL DESENLACE
Durante los últimos días, la sucesión de acontecimientos en torno al mal avenido matrimonio entre la tecnológica teutona y la eólica española ha sido vertiginosa; y como era de esperar, ha acabado desembocando en el colectivo de trabajadores españoles de Gamesa. El 7 de noviembre, el comité de empresa de Siemens Gamesa compareció ante el Parlamento navarro para reclamar un «compromiso» por el mantenimiento del empleo en la comunidad foral, señalando que «no entenderíamos que la empresa tome otra postura que no sea la de seguir apostando por la compañía en su conjunto y especialmente en Navarra».
José Ángel Hernández, representante del comité de empresa, advirtió que «no nos valdría de nada que Siemens Gamesa, en virtud de las medidas que se han desplegado en la Unión Europea (UE), mejore sus cuentas destruyendo empleo en los centros actuales, en esta Comunidad y en el resto de comunidades del Estado, deslocalizando y potenciando a países a bajo coste».
Junto a Josué Pérez, también miembro del comité, Hernández expresó su su «absoluta preocupación» acerca del futuro de los empleos en la compañía, culpando a la «deficiente gestión de la dirección, así como las decisiones a nivel financiero, organizativo y estratégico», de los procesos de despido que ya se han consumado.
Respecto a las medidas que anuncie la compañía el próximo 21 de noviembre, cuando se espera que haga públicas sus decisiones, dijo: «Si se materializa lo que todos tememos, sería el sexto proceso de despidos desde 2012». De los 5.000 trabajadores de Siemens Gamesa en España, Navarra concentra 1.800, por lo que, recordó Hernández, podría ser «la región más afectada».