¿Merece la pena comprar bonos cuando los tipos al contado son tan altos? Esta es la pregunta del año y quizá de los próximos años. Obviamente, ganar entre un 3% y un 5% por un depósito (dependiendo del país de residencia), es fantástico, ya que no hay riesgo. Pero la pregunta que hay que hacerse en realidad es “¿cuánto tiempo pueden mantenerse los tipos tan altos?”. Esta es una de las preguntas que se hacen en el mercado analistas como ulien Houdain, responsable de Renta Fija Global sin Restricciones en Schroders, que analiza el atractivo, las dificultades y los riesgos del mercado de renta fija en la actualidad.
El efectivo ofrece tipos altos a corto plazo, pero no se mantendrán así durante, pongamos, los próximos 5 o 10 años. En cambio, si compras bonos, puedes obtener este nivel de rendimiento durante un periodo de tiempo más largo. Si mantienes el dinero en depósitos, podrías estar perdiendo una gran oportunidad de asegurar este alto nivel de rendimiento (con un poco más de riesgo) a largo plazo. De hecho, comprar bonos ahora podría ser muy rentable, especialmente si se producen recortes en los tipos de interés y/o una recesión.
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También hay otras formas de aprovechar el mercado de renta fija que merece la pena considerar, sobre todo en bonos de vencimiento más corto, concretamente de tres a cuatro años. Por ejemplo, invirtiendo en crédito a corto plazo actualmente se puede acceder a rendimientos cercanos al 7% en dólares. Habría un poco de riesgo, pero seguiríamos estando en bonos de alta calidad y la inversión se vería menos afectada por la trayectoria de los tipos de interés.
¿QUÉ VELOCIDAD PERJUDICARÁ EL ALZA DE TIPOS A LOS PRESTATARIOS?
El hecho de que, hasta ahora, el aumento de los costes de los préstamos no haya hecho descarrilar la economía mundial ha sorprendido al mercado. En este momento, podemos ver dos situaciones:
En Estados Unidos, la mayor parte de la financiación de las empresas se realiza a través del mercado de bonos, por lo que pudieron obtener rendimientos muy bajos en 2021 con vencimientos relativamente largos. Esto significa que las empresas no tendrán que preocuparse por refinanciarse a costes más elevados durante algún tiempo y que el impacto de la subida de los tipos de interés en la financiación de las empresas ha sido relativamente limitado hasta ahora. Del mismo modo, el impacto ha sido mínimo para los hogares estadounidenses, que suelen contratar hipotecas a 30 años, por lo que siguen disfrutando de tipos bajos.
Sin embargo, las cosas cambian bastante en otras geografías…
En la eurozona no hay mucho problema con las hipotecas, pero sí con las empresas, donde gran parte del endeudamiento se realiza a través de préstamos bancarios con tipos de interés variables. Esto significa que se ven mucho más afectadas por la subida de los tipos de interés, y ya estamos viendo cómo se refleja en los datos económicos de la región.
En Reino Unido, en cambio, donde los plazos de las hipotecas son mucho más cortos, los hogares han tenido que refinanciar a tipos de interés mucho más altos. Además, si aún no lo han hecho, las personas que pidieron préstamos a niveles muy bajos en 2019 y 2021, tendrán que refinanciarlos muy pronto.
En cambio, a la economía estadounidense le va mucho mejor porque las empresas y los hogares han sido hasta ahora relativamente inmunes a la subida de los tipos de interés.
¿PODRÍAN SUBIR MÁS LOS RENDIMIENTOS DE LOS BONOS?
Con los movimientos que hemos visto en los dos últimos meses, es difícil responder “no” a esta pregunta. Si nos fijamos en los datos económicos, está claro que la resistencia de la economía de Estados Unidos ha sido impresionante.
La cuestión clave gira en torno al nivel de exceso de ahorro acumulado durante el periodo de pandemia. Está claro que este ahorro ha contribuido significativamente a la fortaleza de la economía estadounidense. Aunque ahora existe incertidumbre sobre el nivel de este “exceso” de ahorro, sabemos que con el tiempo ha ido disminuyendo de forma constante, por lo que es probable que este “colchón de efectivo” sea un apoyo menor para la economía en el futuro.
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Pero hay otro factor que ha entrado en la ecuación recientemente: el alto nivel de deuda de Estados Unidos. La relación entre la deuda pública y el PIB en manos de los ciudadanos estadounidenses alcanzará el 120% en la próxima década, lo que supone un fuerte aumento desde el periodo anterior a la crisis y el actual nivel cercano al 100% del PIB. El déficit presupuestario se sitúa en 8%, un nivel que normalmente sólo se ve cuando la economía entra en recesión y el desempleo se acerca al 7%, no al 3,5% como ahora.
Así que, en comparación con las empresas y los hogares, el gobierno de EE.UU. es el único que realmente está sufriendo la subida de tipos hasta ahora. Se encuentra en un bucle muy negativo: tiene que refinanciar una cantidad sustancial de deuda a corto plazo, ya que los mayores pagos de intereses aumentan su déficit. Ahora el mercado empieza a comprenderlo y pide que se le compense por estos riesgos mediante un aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro a largo plazo.
Por estos motivos, consideramos especialmente atractivas la toma de posiciones que toman en cuenta una inclinación positiva de la curva de rendimientos en Estados Unidos (donde mantenemos una sobre ponderación en bonos del Tesoro a más corto plazo con la correspondiente infra ponderación en bonos a más largo plazo). Esto se debe a que la Reserva Federal está cerca del final de su ciclo de subidas de tipos, pero otros factores son menos favorables para los bonos a largo plazo.