El imaginario colectivo es bastante testarudo. Tanto, que a día de hoy muchos españoles siguen creyendo que cambiar la compañía eléctrica es complicado, sobre todo en un escenario donde hay decenas de ellas, y con condiciones muy diferentes. Lo contrario a los operadores de telefonía, que todo el mundo se anima a cambiar, cuando realmente es más complicado. Así de raros somos.
Y es que los datos tiran para atrás cualquier tesis sobre ambos sectores a la hora de ser infieles y buscar mejores alternativas. Pese a todo, los clichés se mantienen. Así, según el último Panel de Hogares de la Comisión Nacional de los Mercado y la Competencia (CNMC), más del 50% de clientes afirma haber hecho algún cambio en su vida en los servicios de telefonía fija y banda ancha.
Esa cifra baja al 30% en la luz y 38% en gas, con los datos al cierre de 2018. Es decir, hay una diferencia muy importante entre las personas que se han atrevido alguna vez en la vida a moverse en la telefonía con respecto de quienes se aferran a su compañía energética de toda la vida.
Y esos datos se afianzan, según la CNMC, sobre lo sucedido en los últimos 12 meses, donde un 14% de usuarios afirman haber cambiado de compañía; mientras que en luz y gas apenas lo han hecho un 7%. Unas cifras que se mantienen en la misma línea desde hace un par de años. Por lo tanto, estas cifras reflejan que todavía se mantiene esa desconfianza a la hora de realizar trámites con las empresas eléctricas con respecto a la telefonía. Pero algo no encaja.
¡PERO SÍ ES FÁCIL CAMBIAR!
Bajando a las profundidades en el Panel de Hogares, salta la sorpresa. A la pregunta sobre la dificultad en el cambio de compañía, tanto eléctrica como de teléfono, resulta que un 22% confiesa que los cambios en telefonía han sido sencillos; pero esa cifra se eleva hasta un 25% en gas y un 38% en electricidad, a la hora de manifestar que no hay ninguna dificultar para ir de una empresa a otra.
Así pues, un mito que cae a plomo. Una vez que los clientes se enfrentan al reto de cambiar de compañía, finalmente es más sencillo hacerlo en el sector energético que en el ámbito de la telefonía e internet. Algo que muchas veces desde el sector eléctrico lo reconocen con resignación. Es decir, señalan que -por norma general- los clientes otorgan una complejidad al entramado energético cuando en realidad no es así.
Pero como esto va de tópicos, hay otro aspecto que de nuevo deja en mal lugar al sector eléctrico y del gas. En los motivos para no cambiar de compañía, a la respuesta “No sé si mi operador me ofrece una buena oferta pero no creo que me ahorre mucho dinero con un cambio”, casi un 50% de usuarios la toma como referencia en el ámbito energético, mientras que en la telefonía e internet esa cifra se sitúa sobre el 30%.
Por último cabe señalar otro de tópico convertido en realidad: la despreocupación por los servicios. Según el Panel de Hogares, un 32% de los usuarios son conscientes o no de tener algún tipo de permanencia en los servicios de telefonía; por otra parte, esa cifra baja al 8% en luz y gas. Esto vuelve a poner de manifiesto que los clientes dan por sentada cierta complejidad a la hora de entender los servicios y aleja a las personas para conocer mejor a su empresa.
Bajo este contexto, la recomendación para los usuarios es que pierdan el miedo a cambiar de compañía de luz y del gas. Actualmente hay decenas de ofertas en el mercado con pequeñas comercializadores que intentan aportar algo diferente. También han entrado en juego las tradicionales petroleras como Repsol o Cepsa que ofrecen estos servicios… Sin duda, hay bastantes más alternativas que en telefonía, donde a veces, efectivamente, ponen las cosas muy difíciles para cambiar de compañía. Tanto más -o menos- que las eléctricas.