Cuando fallece nuestra mascota, se muere mucho más que un “animal”, se muere un miembro de nuestra familia y deja un hueco irremplazable en nuestro corazón. Podemos enterrar sus restos para que se quede junto a nosotros, y tener un sitio donde visitarlo, aunque, para ello, es necesario que tengas en cuenta algunas cuestiones legales. Otra opción es contratar un servicio de incineración de animales para que sus restos sean cremados individualmente y podamos tener sus cenizas en una urna.
El dolor por la muerte de nuestra mascota
La pérdida de una mascota es, en muchas ocasiones, un dolor incomprendido: “solo era un animal…” es una frase que solemos escuchar, pero era simplemente eso, era nuestro compañero de vida. Ese animal nos llenaba de alegría, nos hacía compañía, nos hacía felices y, su pérdida puede llegar a ser tan dolorosa como la de cualquier otro familiar.
Por eso, en muchas ocasiones se recomienda hacer un entierro para tener un lugar al que volver a visitar a nuestro amigo.
Pasos a seguir para enterrar a una mascota
- En primer lugar, hay que disponer de un terreno privado para hacer el enterramiento de nuestra mascota, ya que, con la legislación vigente, no se puede enterrar animales en terrenos públicos.
- Tenemos que buscar una zona de nuestro terreno donde los animales no puedan acceder, para que no exista peligro de que puedan cavar la tierra y tener acceso al cadáver. Además, debemos elegir un lugar seguro para realizar el enterramiento, que no suponga un riesgo medioambiental o de salud pública.
- Debemos solicitar una autorización al área de ganadería de la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Alimentación.
- Una vez elegido el sitio donde vamos a realizar el enterramiento, tenemos que cavar un hoyo de un metro de profundidad aproximadamente, y con suficiente espacio para dejar el cuerpo de nuestra querida mascota.
- Introducimos a nuestra mascota fallecida.
- Vertemos por encima el contenido del saco del compuesto para enterrar mascotas, que se trata de un compuesto de óxido de calcio y óxido de magnesio con funciones bactericidas y fungicidas, que facilita la desinfección, fertilidad y compactación del terreno donde se encuentre nuestra mascota enterrada. Un saco trae suficiente cantidad para enterrar animales de hasta 30 kg de peso, por lo que, si nuestra mascota pesara más habría que echar 2 sacos o más.
- Volvemos a echar poco a poco la tierra en el hoyo hasta rellenarlo completamente, asegurándonos de que quede todo bien tapado y el suelo debidamente compactado.
- Y ya estará lista la sepultura para ponerle flores, una lápida, fotos o su juguete preferido.
No existe ningún problema legal para hacer el enterramiento de nuestra mascota nosotros mismos, siempre y cuando se siga el procedimiento y no haya muerto por una enfermedad de declaración obligatoria (se considera así una enfermedad transmisible y peligrosa para la salud pública).
Al enterrar a nuestra mascota en un terreno propio, la podemos mantener cerca de nosotros para siempre y esto nos puede ayudar a aliviar un poco nuestra dolorosa pérdida. Por otra parte, y como comentábamos al principio, contar con los servicios de incineración de mascotas es una alternativa que también nos permite conservar su presencia en una urna con sus cenizas.