Paul Rust y Gillian Jacobs me recuerdan en Love que el amor romántico es una castaña. Que los mensajitos, la incertidumbre, la torpeza y los bares no son tan deseables como te hacen ver algunas películas. Sus personajes, Gus y Mickey, son la pareja de enamorados más rara y más realista que recuerdo haber visto nunca en televisión.
Love, la serie para Netflix con Judd Apatow a bordo ya está en su segunda temporada, y todo lo que hizo que la primera fuese maravillosa sigue aquí. Situaciones extravagantes, personajes encantadores y un acertado retrato de la deshumanizada vida en Los Angeles, que los creadores de la serie consiguen normalizar y hacer incluso entrañable.
Si visteis la primera temporada recordaréis esse momento en el que Mickey y Gus hablan de la escalera de Micheltorena, aquella por la que Laurel y Hardy trataban de subir el piano en la película muda. Love habla de lo mismo, de dos personajes que en apariencia no tienen mucho que ver intentando subir el piano de su relación por unas empinadas escaleras, con hilarante resultado.
Love nos presenta una vida cómoda en los bordes de la industria del entretenimiento hollywoodiense, con Gus haciendo de profesor de plató para la protagonista infantil de la improbable serie Witchita, y con Mickey trabajando de productora de radio para un baboso indeseable.
¿Cómo no encariñarse de Bertie, mi australiana favorita? ¿Cómo no desear participar de esas jams de Gus en las que él y sus amigos inventan canciones para películas que no las tienen? ¿Os acordáis del temazo de La Tormenta Perfecta?
https://www.youtube.com/watch?v=9vf7_7CLp-I
Aviso: Merece la pena ver el temazo de ‘Mientras dormías’ (la peli romántica de Sandra Bullock) en la segunda temporada.
Lo más importante de Love es que, pese a todas las distorsiones y todas las rarezas, pese a la narizota y el bañador rojo, en lo bueno y en lo malo, queremos ver a Mickey y a Gust sentados en un árbol, intentando hacerse felices y hablando de por qué, en el universo de Friends, Ross puede hablar con sus amigos de Jungla de Cristal y luego no sorprenderse de que un tipo clavado a Bruce Willis se esté quilando a Rachel.