Sí, hay beneficiados en la coyuntura de carestía en los precios del crudo; y son los que primero vienen a la cabeza, es decir, quienes venden sus derivados. Y no hablamos solo de los comercializadores de carburantes, sino de los amos de la cadena energética: los Repsol, Iberdrola, Naturgy y Endesa. Al fin y al cabo, el alza del petróleo, y por ende de los carburantes, acaba alcanzando a todos los eslabones del suministro, desde donde desemboca en las arcas de las empresas que lo proveen. Así se desprende de los orondos balances del sector durante el último año y medio.
El pasado ejercicio y lo que llevamos del actual han estado marcados por la guerra entre Rusia y Ucrania, que junto a otros factores geopolíticos adversos provocó un embudo en la provisión de materias primas esenciales. El resultado fue un escenario de fluctuaciones vertiginosas en la tarifa energética, coyuntura aún vigente y que tiene todos los visos de continuar a corto y medio plazo. Durante ese mismo período Repsol ha obtenido unas ganancias netas de 5.671 millones de euros, de los que 4.251 millones corresponden al conjunto de 2022 y 1.420 millones al primer semestre de 2023. En el primer caso, la cifra supone un aumento del 70%; en el segundo, una disminución del 44%, en términos interanuales.
Las grandes energéticas españolas registraron aumentos de beneficios de entre el 12% y el 36% en 2022, un año marcado por los desorbitados precios del petróleo y, por ende, de los combustibles y la electricidad
Siendo ambos balances positivos, evidencian tendencias muy distintas. ¿A qué se debe esta disparidad? Muy sencillo: entre enero y junio de este año, la cotización del crudo Brent, de referencia en Europa, cayó un 26%, lo que contribuyó a que el resultado del primer semestre fuese menos opulento que el total del ejercicio anterior.
Sin embargo, este septiembre los precios del petróleo han vuelto a ‘animarse’ y tanto el barril Brent como el WTI (su homónimo en EEUU) acarician la barrera psicológica de los 100 dólares. La flecha del hidrocarburo rey vuelve a apuntar hacia arriba, y parece que por bastante tiempo: Bank of America (BofA) sitúa el crudo en 96 dólares hasta fin de año, mientras que Goldman Sachs sube la apuesta hasta los 105 dólares en 2024.
Repsol, por consiguiente, se frota las manos, mientras el resto de industrias -y el ciudadano medio, por supuesto- se las lleva a la cabeza. Pero, como se ha dicho, la compañía presidida por Josu Jon Imaz no está sola en el club de la enhorabuena: el convulso 2022 le trajo a Iberdrola 4.339 millones de euros netos, un 11,7% más que el ejercicio anterior; a Naturgy, 1.649 millones, un 35,8% más; y a Endesa 2.398 millones, un 26% más.
PETRÓLEO CARO, GANANCIAS RÉCORD; TAMBIÉN EN EUROPA
En nuestro entorno más inmediato, los actores del sector de la energía también se relamen ante la perspectiva de un petróleo por las nubes. Según los datos hechos públicos por Eurelectric, la patronal europea de empresas de generación eléctrica, en 2022 las compañías del ramo hicieron el agosto todo el año.
Las firmas de petróleo y gas de la Unión Europea (UE) cosecharon ganancias récord, un 268% interanual, gracias también a que el gas se estaba vendiendo muy por encima del precio de la extracción y el refinado; mientras que las compañías de suministro también experimentaron un aumento del 25%. Eso sí, estas últimas, explica Eurelectric, «se vieron perjudicadas por los elevados márgenes de exigencia de los contratos existentes y las intervenciones políticas en los mercados».
«existe una desconexión flagrante entre los verdaderos ganadores de la crisis energética, las empresas de petróleo y gas, y el enfoque regulatorio»
Kristian Ruby, secretario general de Eurelectric
Respecto a las injerencias del poder público, Kristian Ruby, secretario general de la patronal, afirmó que «existe una desconexión flagrante entre los verdaderos ganadores de la crisis energética, las empresas de petróleo y gas, y el enfoque regulatorio».
De hecho, a medida que los gobiernos se apresuraban a tratar los síntomas de la crisis energética, muchos hicieron más daño que bien» -denunció- «Mientras que un mercado de la energía que funcione bien proporciona señales para la inversión y la cobertura a través de contratos de futuro, las intervenciones aleatorias socavaron estas señales, desincentivaron las inversiones y redujeron la actividad en todo el continente.
MOSCÚ Y RIAD, LAS DOS MITADES DE LA TENAZA PETROLERA
A principios de septiembre, Arabia Saudí y Rusia, los dos mayores exportadores de crudo del mundo, confirmaron que mantendrán hasta fin de año los recortes a su producción en 300.000 y un millón de barriles diarios, respectivamente. Un suministro menguado significa menos stock -solo en agosto se registró un déficit de 75 millones de barriles en los inventarios mundiales de petróleo- y, por consiguiente, una condena económica para todo Occidente.
La carestía en los carburantes y la luz no solo asfixia a particulares y empresas, sino que obliga a la gobernanza económica a mantener una política antiinflacionaria de tipos altos; un escenario nocivo para el crecimiento y la creación de empleo, pero muy favorable para las cuentas de los gigantes energéticos y los bolsillos de sus accionistas.