Antonio Miguel Carmona es profesor de economía y directivo de empresas, ha sido desde subdirector de Marketing del Grupo 16, hasta ser vicepresidente del gigante energético Iberdrola España, donde refundó el departamento de Comunicación y Corporativo con gran éxito como trasladan todos los medios de comunicación. Ha pasado por diferentes multinacionales e, incluso, ha sido consejero de una importante institución financiera. Ahora forma parte del consejo de administración de empresas participadas por Abu Dhabi, así como diferentes multinacionales. Vive en Luxemburgo donde nos recibe. Le llamamos tras haber leído una entrevista suya en China Today.
–P: ¿Qué se siente siendo el único economista español entrevistado por China Today tal como señala el reconocido magazine hoy?
AMC: Nada especial. Es una de las mejores revistas de Asia.
Carmona se nos queda mirando y congela la frase. No le da importancia. Pero su discurso ante las autoridades chinas ha llegado a las más altas instancias al proponer abrir las puertas y eliminar los prejuicios con China. Un periódico de Shanghai le ha dedicado una doble página.
–P: ¿Hay algún peligro a la vista para proponer un nuevo marco institucional internacional?
AMC: Lo primero que hay es un cambio sustancial en el equilibrio global, especialmente la aparición de China como potencia económica, la globalización y un nuevo orden económico de facto. Quien todavía no se haya enterado no sabe que necesitamos nuevas instituciones económicas internacionales donde participen todas las naciones. Es de cajón.
–P: ¿Y cuál es el peligro?
AMC: Un mundo en el que convive un gran superávit corriente en China, junto con océanos de deuda especialmente occidental que convierte a las monedas en papel mojado y un dólar que ya no solo depende de la Reserva Federal. Es la mejor combinación para que tengamos una buena crisis monetaria.
–P: Usted ha propuesto a las autoridades chinas un Bretton Woods II. Precisamente la Conferencia de Bretton Woods se celebró entre el 1 y el 22 de julio de 1944 para coordinar la política monetaria y financiera de 44 naciones aliadas en el Hotel Mount Washington en la localidad precisamente de Bretton Woods en New Hampshire con la presencia activa de célebres economistas como John Maynard Keynes por parte británica y Harry Dexter White por parte norteamericana. De la conferencia nació el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el marco institucional económico que ha durado hasta hoy. ¿Cree que puede producirse una crisis monetaria?
AMC: La ola es muy grande. Estamos a tiempo de ponerle remedio. Debemos coordinar nuestras monedas. Es lo más urgente. Por eso dije Bretton Woods II.
Las instituciones financieras mundiales se han quedado con los ojos abiertos como aquel pastor que sorprendido vio pasar por primera vez el tren. Es el tren de la integración económica mundial y la confluencia entre los bancos centrales.
–P: ¿Por qué es urgente?
AMC: Porque lo que menos nos conviene es la polarización. Por un lado, el área del dólar y por otro el área de los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, apostando por otra moneda, con el euro como moneda europea. Es una polarización que debe evitarse. Se impone sentarse a llegar a acuerdos y buscar un mundo más cooperativo, especialmente en política monetaria.
–P: ¿Es una amenaza China?
AMC: China es una oportunidad. Quien diga lo contrario no conoce China. Europa debe apostar por abrirse al mundo, sobre todo con China. Comerciar, generar valor añadido y empleo. Yo creo en el libre comercio. Nos tratan de infundir miedo para proteger intereses particulares.
–P: En relación a su radical apuesta por el libre comercio, a los políticos chinos les sorprendió su relato sobre la rana y la tortuga con la que empezó su discurso en Beijing.
AMC: Es una fábula china cuya moraleja estriba en que es preferible vivir en un amplio océano como una tortuga marina que en una charca como un sapo. El mundo está lleno de oportunidades, posibilidades comerciales, oportunidades de ganar dinero. Más Marco Polo y menos Donald Trump.
–P: ¿Y eso cómo se concreta?
AMC: El Parlamento Europeo tiene que ratificar el acuerdo firmado hace dos años entre la Unión Europea y China para inversiones mutuas y compartir beneficios que supuso ocho años de negociaciones y 14.000 páginas que concretan cada paso. ¿Por qué no se ratifica?, ¿no queremos generar más renta para Europa?, ¿quieren que Europa sea solo un museo?
–P: En la mesa de la cena de inauguración de la Exposición Universal de Economía Digital en China había veinticinco personas aproximadamente: el director general de Huawei, el vicepresidente de Tesla, el presidente de China Tower, entre otros, y usted. ¿Está China por delante en innovaciones tecnológicas?
AMC: Están aprovechando mejor que nadie los nuevos paradigmas y trayectorias tecnológicas. Trabajan e innovan. Son ahora en una buena parte un país moderno, tecnológicamente muy avanzado, cuyo desarrollo ha puesto fin a la pobreza extrema. Debemos aprender de ellos. Tengo una relación intensa con los responsables de las grandes compañías chinas y quieren tener una relación equilibrada con las empresas europeas y españolas.
–P: Se ha convertido usted, dicen ellos, en el gran enlace entre universidades y empresas, chinas y europeas.
AMC: Los acuerdos entre universidades son tan importantes, o más, que los acuerdos entre empresas.
–P: ¿Está usted de acuerdo en la Iniciativa de la Civilización Global y la Nueva Ruta de la Seda que promueve el presidente Xi?
AMC: Estoy muy de acuerdo con la Iniciativa de la Civilización Global del presidente Xi que defiende la diversidad de civilizaciones, compartir valores comunes, la cooperación y los intercambios. ¿Alguien puede estar en contra de esto? Ya lo propuso el presidente José Luis Rodríguez Zapatero con la Alianza de Civilizaciones, le llamaron de todo, y mire usted por donde ahora es compartido por muchos. Y nos puede reportar mucho diálogo.
La Nueva Ruta de la Seda son nuevas infraestructuras, más comercio, conectividad entre la gente. La Belt and Road Initiative (BRI) se ve como una amenaza, pero en realidad es una oportunidad.
–P: ¿Cómo son las relaciones de España con China?
AMC: Cumplimos este año el 50 Aniversario de las relaciones diplomáticas entre España y China. En Beijing y en la embajada china en Madrid las celebraciones se suceden. Estoy todavía esperando un esfuerzo español por celebrar a la altura que se merece los 50 años de amistad.
El presidente del Gobierno de España visitó China para estrechar relaciones y ese ya es un paso importante. Pero hay cosas que no podemos consentir: el bloqueo de miles de chinos que quieren venir a España de turistas a los que les dan el visado tarde, mal y nunca, por falta de personal, impidiendo que visiten nuestro país. Será que nos debe sobrar renta.
–P: ¿Eso acordaron la vicegobernadora de la provincia de Hepei y usted de lo que hay testimonio gráfico?
AMC: Acordamos fortalecer las relaciones de todo tipo. Pero sí, hablamos de turismo. Hepei es la provincia de unos cien millones de habitantes que circunda Beijing y que es la que en estos momentos más potencialidad de desarrollo tiene y sobre la que están depositadas todas las miradas de los fondos del mundo.
–P: El vicepresidente de la Asociación de Amistad de Shanghai le agasajó en el mismo hotel que firmaron Richard Nixon y Mao Zedong el Acuerdo de Shanghai, junto a diversas personalidades de la Asociación de Amigos de China.
AMC: Lo cual demuestra que los acuerdos y el diálogo es el mejor camino para el comercio, la cultura y la prosperidad.
–P: ¿Cuál es la situación de la balanza comercial española con China?
AMC: Uno a siete.
–P: ¿Uno a siete?
AMC: Sí.
–P: ¿Se ha propuesto usted multiplicar las inversiones y el comercio con China?
AMC: No sólo. También los intercambios culturales y políticos. Imprescindible.
–P: Dicen que acabó su discurso ante las autoridades chinas citando a Lorca.
AMC: En su última entrevista en el diario El Sol, un par de meses antes de ser asesinado, el periodista le preguntó a Federico García Lorca si era patriota. Federico le dijo que sí, pero que entre un chino bueno y un español malo, un suponer, se quedaba con el chino bueno.