Un hombre hecho a sí mismo y con las ideas claras. Así es Guillermo Lasso (Guayaquil, 1955), un exitoso empresario de banca, que tras varias experiencias políticas decidió presentarse a la presidencia de Ecuador. Ahora es galardonado con el premio Marqués de Oliva Internacional por su labor en el desarrollo político y económico de su país.
Nacido en el seno de una familia de clase media, Lasso supo salir adelante por sí mismo a la temprana de edad de 15 años. Compaginó sus estudios en secundaria con un trabajo a media jornada en la Bolsa de Valores de su ciudad y desde entonces no ha parado de escalar en su vida profesional.
Lasso ha creado y dirigido decenas de entidades privadas, incluso ocupó hasta 2012 el cargo de presidente ejecutivo del Banco Guayaquil, una de las entidades financieras más importantes de Ecuador. Sin dejar de lado su trayectoria como banquero, Lasso se fue introduciendo en la política hasta llegar a convertirse en el primer líder de la oposición.
Su primer contacto con este mundo fue en 1998, cuando fue nombrado gobernador de Guayas por el entonces presidente Jamil Mahuad. La crisis financiera de 1999, la más grave que ha sufrido Educador, le hizo dar un salto a la política nacional y fue nombrado “superministro” de Economía y Energía, aunque no duró más de un mes en el cargo.
Tras esta experiencia decidió enfocarse en el sector privado hasta 2003, año en el aceptó convertirse en Embajador Itinerante de Ecuador y asesor económico durante el mandato de Lucio Gutiérrez. Desde entonces su ascenso en política ha sido imparable. Una vez finalizada la presidencia de Gutiérrez, Lasso decidió crear su propio partido: Movimiento CREO.
La formación, que se define así misma como liberal y de centro-derecha, se presentó a las elecciones del año 2013 por primera vez y obtuvo un 22,68%. Un resultado que no le permitió alzarse como alternativa a Rafael Correa, ganador de los comicios. Desde el inicio de la legislatura, Lasso fue muy crítico con Correa, incluso endureció su discurso contra el expresidente a partir desde el año 2015.
Su labor como líder de la oposición le sirvió para ganar más y más adeptos dentro del país. Y por ello volvió a presentarse a las presidenciales del año 2017, que en esta ocasión le enfrentaban a Lenín Moreno.Tras pasar a la segunda vuelta, Moreno se interpuso con tan solo un 51,16% de los votos a los 48,84% de apoyos que recibió la candidatura de Lasso, quien se convirtió en el principal exponente de la oposición.
Guillermo Lasso se ha declarado defensor de la vida, reivindica la división de poderes en el Estado y cree en la necesidad de preservar derechos fundamentales como la libertad de prensa. También se ha mostrado partidario de reducir los impuestos y el endeudamiento público que sufre Ecuador con la intención de aumentar la productividad y el empleo privado, un sector que él conoce bien.
Fiel admirador de las medidas conocidas como “revolución silenciosa” llevadas a cabo por el expresidente del Gobierno José María Aznar, cree que un modelo que, además de fomentar el crecimiento del sector privado, también se centre en la austeridad fiscal, desregulación, privatización y liberalización económica puede ser bueno para el futuro de su país.
A pesar de que la política y la economía han ocupado gran parte de su tiempo, la familia es el motor fundamental de su vida. Es el pequeño de once hermanos y recuerda con felicidad aquellos años de niñez, siempre acompañado de sus padres. Un modelo de familia que quiso repetir en su propia piel. Desde 1980 está casado con María de Lourdes Alcívar con quien tiene cinco hijos.
A sus 63 años, Guillermo Lasso está más activo que nunca y mantiene intacta su actitud permanente “de toma de nuevos desafíos”. No tiene mucha fe en el azar y considera que los seres humanos somos “consecuencia de las experiencias positivas y negativas de la vida”. Unas vivencias, que en su caso, le han convertido en un hombre de éxito.