Cuando los seis equipos participantes y sus tripulaciones desembarquen la próxima semana en Vilanova i La Geltrú con motivo de la primera regata preliminar de la America’s Cup, que se celebrará entre el jueves 14 y el domingo 17, sus veloces AC40 encontrarán mucha compañía en el agua. Concretamente, los 210 patines a vela inscritos para la regata de exhibición de Patí Català de Vela, que reunirá en la capital de la comarca barcelonesa del Garraf a una cifra récord de estas embarcaciones, en lo que promete ser un espectáculo extraordinario.
Los 210 participantes confirmados, que se celebrará los días 16 y 17 de septiembre de 2023, representarán a un total de 27 clubes con deportistas procedentes de Andalucía, Cataluña, Valencia, así como de Alemania, Austria y Bélgica. La regata contará con una nutrida representación femenina con 17 mujeres confirmadas, una cifra récord para estos catamaranes de playa, de 18 pies de largo y 5,24 pies de manga, sin timón, quilla, ni botavara.
Los orígenes de esta embarcación, que se controla mediante minuciosos ajustes en su vela mayor con forma de cola de golondrina y un uso exquisito del peso corporal para dirigirlo, se remontan a la década de 1870 en la playa de Badalona, donde los pescadores se ponían de pie sobre dos cascos y remaban para revisar las redes. A principios del siglo XX, las palas, similares a las de los piragüistas actuales, se sustituyeron por remos y la embarcación se adaptó para el recreo y, en ocasiones, para las regatas, con la tripulación sentada y remando.
En 1942, los hermanos Mongé empezaron a experimentar con mástiles de madera y velas, colocando el pie del mástil muy adelantado e introduciendo la vela mayor de cola de golondrina. La adición de una rejilla de acero a lo largo de la popa permitió que la vela mayor sin sables se enrollara a lo ancho, pero, sobre todo, que pudiera aplanarse para ceñir. A medida que la técnica evolucionaba, también lo hicieron los cabos y, en las embarcaciones actuales, los patines incorporan una serie de sistemas de control que pueden alterar la tensión del obenque de proa en cada virada (los barcos tienen dos estays de proa, uno montado en cada casco) para controlar la curvatura del mástil y la dirección de la ayuda.
Cada año se construyen unos 40 patines y, aunque las embarcaciones originales eran totalmente de madera (casco y mástil), ahora han ganado terreno los patines híbridos, con flotadores de fibra de vidrio, cubierta de madera y mástil de aluminio. Esta “curiosidad náutica” nacida de la innovación en Cataluña, también cuenta con flotas en Francia, Países Bajos y Bélgica, pero su singularidad en el mundo de la vela hace que sean unos veleros extraordinarios de ver en el agua e inspira un gran debate sobre cómo estos regatistas altamente cualificados, que navegan en la forma más pura de este deporte, controlan sus embarcaciones con tanta destreza.
Un fenómeno que no pasa desapercibido para Grant Dalton, CEO de America’s Cup Events: «Para ser honesto, todavía estoy intentando entender cómo navegan sin timón y sin orza. Para mí es un concepto único y estoy deseando conocer a los regatistas y ver su técnica en Vilanova i La Geltrú en septiembre. Creo que es una flota récord de 210 barcos, así que será una regata muy especial y dará mucho que hablar, no sólo entre la flota y los espectadores, sino también entre los equipos de la America’s Cup. Me gustaría pensar que yo también podría navegar en uno, pero imagino que se necesita mucha dedicación y práctica para hacerlo bien. Son unos barcos fascinantes y estamos deseando darles la bienvenida en la primera regata preliminar de la 37ª America’s Cup».
Uno de los capítulos más importantes en la centenaria historia de la America’s Cup es el que protagonizaron en su día los J-Class, unos magníficos balandros que compitieron por el trofeo en tres ediciones entre 1930 y 1937. Su elegancia y belleza eran el reflejo de una época en la que una economía global en auge atrajo a algunos de los magnates más influyentes para competir por el trofeo deportivo internacional más antiguo del mundo. Nombres como Sir Thomas Lipton, Harold S. Vanderbilt y Sir Thomas Sopwith protagonizaron el período conocido como la «Edad de Oro» de la America’s Cup, antes de que las secuelas de la Segunda Guerra Mundial hicieran que los más pequeños y asequibles 12 Metros los reemplazasen.
En los tiempos modernos, la J-Class ha prosperado gracias a los propietarios que han restaurado o construido nuevos barcos siguiendo las líneas trazadas originalmente, pero que nunca llegaron a construirse. Ver uno de estos barcos en persona es ser testigo de la navegación y las regatas en su máxima expresión. Con la celebración de la America’s Cup en Barcelona en octubre de 2024, la clase ha sido invitada por America’s Cup Events a acoger su campeonato del Mundo entre el 7 y el 11 de octubre de 2024, con una regata de entrenamiento prevista para los días 3 y 4 de octubre de 2024. A la magnífica flota se le ha asignado un espacio en el Port Vell en lo que supondrá una magnífica bienvenida para los espectadores y entusiastas de la America’s Cup.
Sobre la llegada de la clase J a Barcelona, Grant Dalton, CEO de America’s Cup Events, ha comentado: «Cuando se propuso la idea, fue una de las decisiones más fáciles de tomar. Los J-Class son parte integral de la historia, la leyenda y la fascinación de la America’s Cup y estamos muy agradecidos a la J-Class Association y a los armadores por aprovechar la oportunidad de acoger su campeonato del Mundo en Barcelona con motivo del 37º Match. Ver a estos barcos en regata frente a los muelles de Barcelona será un espectáculo para todos los que estén en el agua o desde la orilla, estamos impacientes por verlos en acción«.
Hasta la fecha, las inscripciones confirmadas incluyen las de Topaz (J8), Ranger (J5), Svea (JS1), Velsheda (JK7), Shamrock V (JK3), Rainbow (JKZ1), Hanuman (JK6) y Lionheart (JH1). La Class Association está recabando el apoyo del mayor número posible de armadores, cinco de los cuales han confirmado su participación hasta la fecha mientras que otros están trabajando para incluir la America’s Cup en sus apretadas agendas.
El Real Club Náutico de Barcelona, situado en el corazón del Port Vell, será el anfitrión de esta fabulosa regata. Sin embargo, un mes antes, sus instalaciones y las del Port Vell darán la bienvenida a otra flota histórica: los 12 Metros, que se volverán a reunir en la 17ª Regata Puig Vela Clàssica, organizada por el RCNB entre el 1 al 10 de septiembre de 2024, en el marco de las Challenger Selection Series de la America’s Cup.
Los barcos estarán amarrados en el puerto deportivo del RCNB, en el corazón del America’s Cup Village, y se disputarán cuatro días de regatas entre el 4 y el 7 de septiembre de 2024. Grant Dalton, CEO de America’s Cup Events, ha celebrado la iniciativa: “En la mente de mucha gente, la era de la clase 12 Metros en la America’s Cup fue lo que inspiró su interés por el evento, y estamos encantados de que Chris y la ITMA se unan a nosotros en Barcelona en el arranque de las Challenger Selection Series de la 37ª America’s Cup. Los 12 Metros despertarán mucho interés y, como siempre, sus regatas serán increíblemente reñidas. Estamos deseando ver a los barcos y que los regatistas disfruten del ambiente único que se está creando en Barcelona”.
Son, sin duda, de unos de los veleros más elegantes que jamás hayan navegado en la America’s Cup y durante 29 años, entre 1958 y 1987, ofrecieron algunas de las batallas más fascinantes que jamás haya presenciado la competición más antigua del deporte internacional. Su historia se remonta a principios del siglo XX, a raíz de su participación en los Juegos Olímpicos de 1908, 1912 y 1920. La clase fue introducida en la America’s Cup en 1958 por el New York Yacht Club, tras el parón de la competición durante la Segunda Guerra Mundial.
La «edad dorada» de los enormes J-Class, que compitieron por última vez por la Copa en 1937 con el «superbarco» Ranger derrotando al Endeavour II de Sir Tom Sopwith, había llegado a su fin, ya que los tiempos difíciles de la posguerra impidieron la construcción y el uso de estos veleros. El New York Yacht Club detectó la necesidad de una clase más pequeña y rentable para relanzar la competición y el Royal Yacht Squadron de Cowes estuvo de acuerdo, al presentar el Sceptre diseñado por David Boyd para enfrentarse al Columbia desarrollado por Olin Stephens en 1958.
Los estadounidenses defendieron con éxito el trofeo en ocho ocasiones contra desafíos británicos y australianos hasta 1983, cuando finalmente la racha de victorias más larga de la historia del deporte se vio truncada por el Australia II, un barco con quilla alada, timoneado por John Bertrand y diseñado por el genio Ben Lexcen. La Copa se trasladó a Fremantle, al oeste de Australia, en la que sería la última vez que los 12M compitiesen por el trofeo, en una regata memorable en las aguas de Gage Roads, con la derrota del australiano Kookaburra III construido por el sindicato Task Force 87 frente al Stars ‘n’ Stripes 87 de Dennis Conner, tras una emocionante serie que convirtió a la America’s Cup en un evento de masas.
La clase 12M fue finalmente sustituida por la clase IACC tras el Deed of Gift Match en 1988. Sin embargo, no han caído en el olvido y desde entonces han surgido flotas, sobre todo en Norteamérica y en el norte y el sur de Europa, cuyos propietarios restauran y actualizan estos hermosos yates con tecnología moderna.