El gigante británico Shell ha lanzado un órdago en Cataluña: sendos parques fotovoltaicos, ubicados en las provincias de Lleida y Tarragona, en los que invertirá casi 150 millones de euros. Los complejos, muy cercanos entre sí, se enfrentan al antagonismo de los vecinos de las comarcas afectadas, preocupados por el impacto de las infraestructuras sobre el medio ambiente y el turismo.
La compañía energética, una de las más importantes del mundo -en su sector y en general- negoció el pasado diciembre con Green Tie Capital (GTC) la compra de una cartera de 10 proyectos de energía solar fotovoltaica, con una capacidad total de 2.000 MW. La construcción de los complejos de Lleida y Tarragona entra dentro del marco del acuerdo alcanzado con GTC, con el que Shell pretende dar un puñetazo en la mesa en su carrera con Repsol, Galp y Cepsa por el mercado de renovables español.
Shell desembolsará un total de 147,8 millones de euros en el desarrollo de las dos plantas fotovoltaicas, que tendrán una potencia conjunta de 208,4 megavatios pico (MWp). Según informa elEconomista.es, la Administración ha sometido a información pública el proyecto, que incluirá, además de las centrales principales, dos subestaciones eléctricas y varias líneas subterráneas de media tensión.
Shell desembolsará un total de 147,8 millones de euros en el desarrollo de las plantas, que tendrán una potencia conjunta de 208,4 megavatios pico
Tras llegar al pacto con GTC, el presidente de Shell España, Óscar Fernández, señaló que «La estrategia del grupo Shell es ser un actor líder en la transición energética, en los mercados en los que opera. Con esta adquisición buscamos no sólo aumentar la cartera de activos de generación de energía renovable a corto plazo, sino también la capacidad de desarrollar mayor número de proyectos a futuro en nuestro país».
Estamos muy contentos de completar esta importante transacción y pasar nuestro testigo en estos proyectos a Shell» -dijo el CEO de GTC, Álvaro García Borbolla- «continuaremos invirtiendo en oportunidades basadas en la tecnología y el medio ambiente para aportar valor a nuestra sociedad.
La adquisición a GTC no es la única apuesta de Shell en España en el ámbito de la energía renovable. En mayo, también compró 1,1 gigavatios (GW) a la consultora de inversión verde y transición ecológica Isemaren, que se repartirán en 12 proyectos constructivos en diferentes regiones de nuestro país. La cuantía de la operación no ha trascendido.
la adquisición a GTC no es la única apuesta de Shell en España en el ámbito de la energía renovable
Desde que la división sostenible de Shell comenzara su actividad inversora en España en 2018, ha firmado Acuerdos de Compra de Energía Solar (PPA por sus siglas en inglés, Power Purchase Agreements) con otras compañías del ramo, como Foresight, Solaria y SunCo. De este modo, el coloso británico se hace con una importante cartera de activos en uno de los estados con más posibilidades en el ámbito de las energías renovables, particularmente la solar fotovoltaica.
SHELL LEVANTA AMPOLLAS
A fines de junio, 140 particulares y 25 personas jurídicas presentaron alegaciones en contra de la construcción de las instalaciones de Lleida y Tarragona, que se estima se extenderán por 430 hectáreas de las comarcas de Conca de Barberá y Urgell. Los opositores fundamentan el recurso en el perjuicio que las infraestructuras pueden provocar en áreas como la agricultura, el paisaje, el patrimonio cultural, el turismo y la biodiversidad. Respecto a este último campo, se han observado en la zona ejemplares de águila azor, una especie en riesgo de extinción.
Cabe destacar que Shell prevé la instalación de cerca de 366.000 paneles solares sobre terreno agrario, y gran parte de las edificaciones ocuparán suelo que cuenta con la protección territorial por su interés agrario y paisajístico.
EL IMPACTO DE LA ENERGÍA SOLAR
La energía solar es una fuente renovable y limpia de obtener electricidad a partir de la radiación del Sol. Inagotable, barata y libre de emisiones, las instalaciones necesarias para su uso tienen, no obstante, un impacto negativo sobre el entorno que frecuentemente es ignorado.
Según la organización sin ánimo de lucro Union of Concerned Scientists, las áreas vulnerables a las que la infraestructura solar puede afectar de forma negativa son, principalmente, el uso excesivo de recursos acuíferos, la destrucción de hábitats y el empleo de materiales peligrosos en la fabricación. El alcance de dicho impacto varía según la tecnología utilizada: células solares fotovoltaicas o plantas termosolares de concentración.
En general, señalan en la entidad, las plantas termosolares requieren más suelo para sus edificaciones, y también mucha agua para el enfriamiento (aproximadamente entre 2.200 y 2.500 litros por megavatio hora (MW/h). Las placas solares, por su parte, no emplean este recurso para la generación de energía, aunque su fabricación sí requiere agua.
o, las zonas que disfrutan de más horas de luz y, por ende, presentan un mayor potencial para el aprovechamiento de la energía solar
Por otro lado, las zonas que disfrutan de más horas de luz y, por ende, presentan un mayor potencial para el aprovechamiento de la energía solar, suelen ser también áreas muy secas, luego el gasto potencial de agua en las infraestructuras es un aspecto muy a tener en cuenta.