Es un hecho que la morosidad sigue acorralando la actividad de las empresas, especialmente a las pequeñas y medianas, que cuentan con menos recursos para afrontar largos períodos de impago y obtener la financiación necesaria para el desarrollo de su actividad. En el segundo trimestre del año, el encarecimiento del crédito derivó en que el coste financiero para las empresas de la deuda comercial en su conjunto -ordinaria y morosa- ascendiera a cerca de 2.400 millones de euros, casi el doble que en el mismo periodo del año anterior. Un hecho que va a desacelerar la actividad de las empresas y la creación de empleo por parte de las mismas.
En este sentido, hay que señalar la importancia del esfuerzo financiero de las empresas para asumir este coste, consecuencia del súbito aumento de los tipos de interés, se triplicó en los que va de año. Y ello pese a la ligera reducción en el periodo medio de pago que, no obstante, superó en más de 21 días el plazo máximo legal establecido (60 días).
A este incremento del coste de la morosidad para las pymes se suman la subida de otros costes -energéticos, suministros, laborales, etc.- y los efectos de la inflación, que merman su rentabilidad y su capacidad de negociación para acceder a la financiación necesaria en un contexto de encarecimiento del dinero, como consecuencia del aumento de los tipos de interés. Hechos que están provocando la desaparición de empresas y autónomos a un ritmo estrepitoso en esta última legislatura. Unas 13.000 menos desde este mes de abril pasado.
En los tiempos de pago destaca que en el segundo trimestre de 2023 el fuerte aumento del precio medio de pago (PMP) en las grandes empresas, hasta 87,4 días, 41,3 días más que en el mismo trimestre del 2 ejercicio precedente. Se trata de un efecto base en comparación con el mismo periodo del año anterior, espoleado por la redefinición de las políticas de tesorería de las empresas grandes ante la evolución de los tipos de interés, al alza en esta primera parte del año.
Así, el PMP se situó entre los meses de abril y junio en 81,3 días, frente a los 82,1 días del trimestre anterior, lo que le convierte en el PMP más bajo para este periodo desde 2017, pero aún muy por encima del período máximo legal de 60 días.
La reducción del PMP desde finales de 2021 es, como refleja los datos ofrecidos por CEPYME, el resultado de la reacción de las empresas al entorno de elevada inflación en una doble vía: por un lado, acortar los plazos de cobro evita la reducción del valor real de los cobros pendientes que provoca la inflación y, por otro, es una forma de sortear el aumento del coste financiero que provoca el incremento de los tipos de interés sobre la deuda comercial.
El 29,5% de las facturas se pagó con puntualidad en el segundo trimestre, siendo mayor el porcentaje de facturas satisfechas en el plazo pactado cuanto menor es el tamaño de la empresa. En consecuencia, siete de cada diez facturas se abonaron con mora. Las empresas grandes pagaron puntualmente el 14,2% de las facturas que recibieron, frente al 49% en el caso de las microempresas, el 46% en las pequeñas empresas y el 29,4% en las medianas.
CRECE EL COSTE DE LA DEUDA COMERCIAL
Con estas circunstancias el coste financiero de la deuda comercial duplica en el segundo trimestre el del mismo periodo del año anterior. La deuda comercial tiene dos componentes: la que no está en mora y la morosa. El coste de la primera ascendió a 1.291 millones de euros en el segundo trimestre en cómputo anualizado y el de la segunda, a 1.075 millones. Sumando los dos componentes -ordinario y moroso- se infiere que las empresas han hecho frente a un coste financiero total anualizado de 2.366 millones de euros en el segundo trimestre, un 98,5% más que un año antes (1.192 millones de euros), la cifra más elevada desde septiembre de 2009.
La deuda comercial total -ordinaria y morosa- del conjunto de las pymes, causante de ese elevado coste financiero asociado al encarecimiento del crédito, superó los 180.000 millones de euros, de los que cerca de 70.000 millones de euros correspondieron a las empresas medianas, un 12% más que un año antes, mientras que las micro y las pequeñas empresas sumaron una deuda comercial de 110.000 millones de euros, un 5,5% más que un año antes.
El esfuerzo financiero relacionado con el tramo normal de la deuda comercial (1.291 millones de euros) se triplicó, de media, para las pymes (201% interanual), sumando casi 1.300 millones de euros. La peor parte se la llevaron las empresas medianas, con un incremento interanual de 258%, frente al aumento del 175% para las empresas pequeñas y microempresas. Es la consecuencia del súbito
incremento de los tipos de interés: el tipo para nuevos préstamos de hasta 250.000 euros pasó de 1,8% en el segundo trimestre de 2022 a 4,6% en el mismo período del año en curso.
Por lo que respecta a la parte morosa de la deuda comercial, el esfuerzo financiero tuvo un incremento más contenido porque, tanto para las empresas pequeñas como para las medianas, los plazos de pago se redujeron, aunque no fue así en el caso de las microempresas. Para el conjunto de las pymes, el coste de la mora ascendió a casi 1.100 millones de euros en el segundo trimestre, un 40,8% más que un año antes y el peor dato de los últimos 13 años.
AUMENTAN LOS PLAZOS EN LAS MICRO Y EN LAS GRANDES EMPRESAS
Se registran también evoluciones dispares según el tamaño de la empresa. El PMP aumentó en las microempresas y especialmente las grandes empresas, mientras que se redujo en las pequeñas y medianas.
Entre las pymes, las empresas medianas tuvieron en el segundo trimestre del año el PMP más prolongado, de 89,9 días, 1,7 jornadas menos que en el mismo periodo del año anterior. Por el contrario, las empresas pequeñas registraron el menor PMP en este trimestre, con 79,4 días (2 menos que en el mismo periodo de 2022), seguidas por las microempresas, con 81 días, 4 más que en 2022.
En el caso de las grandes empresas, el PMP fue de 87,4 días, 41,3 más que un año antes. Por tercer trimestre consecutivo, este grupo de empresas han tenido el incremento de los plazos de pago más acentuado, lo que se explica por el “efecto base”, debido al anormalmente bajo PMP (inferior a 50 días) que las grandes empresas tuvieron en los trimestres correspondientes del año anterior. Las grandes empresas han modificado su política de pagos y cobros al variar el contexto de tipos de interés, que dejaron de ser negativos.
Por sectores el de servicios es el más reducción tiene a la hora de adelantar los pagos apoyado por las ramas de comercio minorista, venta de vehículos y actividades profesionales, que registraron descensos en sus PMP de más de 10 días. El PMP del comercio minorista cayó hasta 65,3 días y el de venta de vehículos, hasta los 62 días, los más bajos según los registros para estas actividades. Una isla dentro de otras sectores y ramas que bordean o superna los 80 días de pago, realidades que como ya hemos comentado ralentizan el crecimiento empresarial y productivo del país.