El Kremlin comienza a entrar en pánico ante un nuevo derrumbe del rublo. Fuentes cercanas a la presidencia rusa acusan al Banco Central ruso y a sus «políticas económicas laxas» de la actual situación de la moneda nacional rusa.
La cotización del rublo frente a las principales monedas seguía debilitándose este lunes, cuando la divisa rusa caía hasta mínimos de marzo de 2022, tras el comienzo de la invasión de Ucrania, en sus respectivos cruces frente al dólar y el euro.
La semana ha comenzado mal en Moscú con una nueva caída del rublo que ya cotiza a 101 rublos por cada dólar, mientras que el euro cotizaba en 111,225 rublos, cruces que no se habían visto desde marzo de 2022. Esta caída sumada a la anteriores durante el año 2023 dan como resultado una devaluación de la moneda rusa de un 30%, una situación que esta creando un clima de tensión y discordia grande entre la cúpula política rusa y las autoridades económicas.
POLÍTICOS RUSOS SEÑALAN A LAS POLÍTICAS DEL BANCO CENTRAL COMO CULPABLE DE LA SITUACIÓN
Mientras el rublo caía, el asesor económico de Vladimir Putin, Maxim Oreshkin, dijo en un artículo de opinión para la agencia de noticias TASS que el Kremlin quería un rublo fuerte y esperaba una normalización en breve, una intervención que podría impulsar al Banco Central a actuar antes de lo previsto y variar su tasas antes del 15 de septiembre.
«La principal fuente de debilitamiento del rublo y aceleración de la inflación es la política monetaria blanda»
«La principal fuente de debilitamiento del rublo y aceleración de la inflación es la política monetaria blanda», escribió Oreshkin. “El banco central tiene todas las herramientas para normalizar la situación en un futuro cercano y garantizar que las tasas activas se reduzcan a niveles sostenibles», agregó el mandatario ruso. Además, «un rublo débil complica la transformación estructural de la economía y afecta negativamente los ingresos reales de la población. Es de interés para la economía rusa tener un rublo fuerte», agregó.
Por su parte, en respuesta a las acusaciones de Oreshkin, el Banco de Rusia, que aumentó las tasas en 100 puntos básicos en julio hasta el 8,5%, culpó de la fuerte caída del rublo este año a la reducción del superávit en cuenta corriente de Rusia, un indicador que cayó un 85% interanual entre enero-julio. También este lunes, el banco dijo que no veía riesgos para la estabilidad financiera por el debilitamiento del rublo.
En declaraciones a la agencia rusa Interfax, el Banco de Rusia subrayó que «no hay amenaza para la estabilidad financiera», señalando que el tipo de cambio de la moneda se forma bajo la influencia de una gran cantidad de factores, incluyendo una reducción significativa en el valor de las exportaciones, mientras hay una expansión en la demanda de importaciones asociada con un crecimiento activo en la demanda interna.
LA GUERRA DE UCRANIA ESTÁ ‘MATANDO’ AL RUBLO
A nadie se le escapa que el rublo ha tenido una vida turbulenta estos meses desde que Rusia invadió Ucrania, cayendo a un mínimo histórico de 120 frente al dólar en marzo del año pasado poco después del inicio de la guerra. Cabe recordar que el rublo cotizaba a 75 por dólar. Aunque inició una breve recuperación meses después tras las medidas aplicadas desde el Banco Central, dichas medidas fueron controles de capital y el aumento de los ingresos por exportaciones, especialmente gas.
«Un rublo más débil es una afirmación condenatoria de la guerra de Rusia contra Ucrania», ha señalado Timothy Ash, consultor de BlueBay Asset Management con sede en Londres. Ash también ha comentado que «está situación está siendo impulsada no solo por la reducción de ingresos por la venta de productos energéticos debido a la pérdida de la mayor parte del negocio europeo del gas, sino también por el éxito del tope del precio del petróleo del G7, el costo mucho más alto de las importaciones debido a las sanciones y luego la continua fuga de capitales. «
Las medidas rusas para intentar controlar la caída del rublo pasan por reintroducir controles más estrictos de capitales. Además, a esas medidas se sumará la subida de las tasas de interés, algo ya planeado por el Banco Central ruso tenía previsto para otoño pero que ahora deberá adelantar en el tiempo, una medida que limitará el potencial de crecimiento económico ruso y que significará una tasa de endeudamiento mayor para el Kremlin, que ya busca financiar las operaciones militares en Ucrania.
Ya la semana pasada, Rusia abandonó sus reglas de control presupuestario y el Banco Central detuvo las compras de divisas del Ministerio de Finanzas para tratar de reducir la volatilidad. Los analistas coincidieron ampliamente en que esas medidas por sí solas tenían un alcance demasiado pequeño para respaldar significativamente a la moneda. En este sentido, el Banco Central ruso no tiene el control total aunque si herramientas más agresivas para utilizar y que desde el Kremlin exigen utilizar.
Entre esas herramientas está una subida drástica de las tasas, como ya ocurrió al inicio de la invasión de Ucrania, por entonces los tipos de interés se situaron cerca del 20%, ahora se calcula que con un 15% se podría frenar esa caída. Unas medidas extremas que desde la máxima autoridad monetaria rusa quieren evitar tomar a pesar de las exigencias desde altos mando políticos. Pero el Banco Central no quiere acabar con la actividad de la economía y las empresas como ocurrió al inicio de la guerra en 2022.