La incontinencia urinaria es un problema de salud que impacta la calidad de vida de las personas que la padecen de forma considerable. Consiste en la pérdida involuntaria de orina, una afección que es más frecuente en mujeres que en hombres. Por ello, ROC Clinic quiere dar a conocer aspectos relevantes acerca de esta patología y el impacto que tiene en la salud física y emocional de quienes la sufren.
De acuerdo con la Asociación Española de Urología, aproximadamente una de cada tres mujeres mayores de 50 años y uno de cada cuatro hombres mayores de 40 años experimentan escapes de orina. La incidencia aumenta con la edad, por lo que, en los próximos años considerando el aumento de la esperanza de vida, la incontinencia urinaria se convertirá en uno de los grandes problemas de salud pública. Algunos expertos señalan incluso, que entre 2030 y 2040 serán periodos de mayor prevalencia, coincidiendo con la entrada de la generación baby boomer en década de los sesenta años.
A menudo, aquellos que sufren este síntoma, se enfrentan a desafíos tanto físicos como emocionales y sociales. Estos retos pueden llegar a provocar en los individuos un aislamiento preventivo e incluso, definitivo. Es fundamental, sin embargo, comprender que la incontinencia no es una condición sin solución, sino que se trata de un trastorno que puede ser tratado por expertos y para la que existen multitud de opciones de tratamiento: desde terapias conductuales para entrenar el suelo pélvico, a fármacos y procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos.
En este mes de verano, desde ROC Clinic se quiere animar a todas aquellas personas que padezcan incontinencia urinaria a buscar apoyo y ayuda profesional para tratarla, además de romper con el tabú que la rodea. El objetivo es crear conciencia sobre la incontinencia y la importancia de un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
“Se estima que la incontinencia urinaria afecta al 25 % de la población, aunque, en muchos casos, no se solicita atención médica por pensar que es un proceso normal asociado al envejecimiento o que es una afección que no tiene solución”, afirma el Dr. David Carracedo Calvo, responsable de la Unidad de Urología Funcional y Femenina de ROC Clinic. “Hoy en día, cada vez existen más tratamientos para resolver la incontinencia urinaria o, al menos, mejorar la sintomatología y la calidad de vida”
¿Qué tipos de incontinencia urinaria existen?
Existen diversos tipos de incontinencia de orina: la incontinencia urinaria de esfuerzo, que se produce al aumentar la presión del abdomen al toser, estornudar, reír o hacer ejercicio. La incontinencia urinaria de urgencia se caracteriza por las pérdidas involuntarias de orina precedidas de un deseo miccional urgente, imperioso e indemorable. La incontinencia urinaria mixta es diagnosticada en pacientes con pérdidas por los dos tipos de incontinencias anteriores. La incontinencia urinaria por rebosamiento, que aunque no es propiamente incontinencia, se produce en aquellos pacientes con problemas para el vaciado vesical en los que se alcanza la capacidad máxima de llenado de esta y se producen escapes de orina.
Cada una tiene abordaje terapéutico diferente, ya que el problema que lo origina es distinto (desde problemas esfinterianos, de suelo pélvico, alteraciones de la función vesical o patología neurológica de base)
¿Cómo se trata la incontinencia?
El primer paso del tratamiento para todos los pacientes, sin importar el tipo de incontinencia urinaria que padezcan, son las medidas conservadoras aplicables en la vida diaria. En general, la combinación de medidas higiénico-dietéticas como controlar el peso, modificar la ingesta de líquidos o restringir algunos alimentos (café o alcohol), así como el entrenamiento de la vejiga o el suelo pélvico, pueden ayudar a mejorar la sintomatología y la calidad de vida de los pacientes.
No obstante, existen otras alternativas para aquellos pacientes con persistencia de síntomas a pesar de manejo conservador. En este sentido, la incontinencia de urgencia puede tratarse con fármacos, estimulación del tibial posterior, inyección intravesical de botox o incluso neuromodulación de raíces sacras.
La incontinencia de esfuerzo, puede manejarse con terapias mínimamente invasivas como la inyección de agentes abultantes en la uretra, que controlan los síntomas sin precisar ingreso de las pacientes o tratamientos con láser vaginal que, tal y como indica la Dra. María Dolores Sánchez Gallego, miembro de la Unidad de Urología Funcional, Femenina y Urodinámica de ROC Clinic, “tiene un papel interesante en varias patologías funcionales urológicas femeninas, pues la aplicación del láser de CO2 en la vagina estimula la producción de colágeno de la mucosa, mejorando las molestias genitales asociadas a la menopausia, la incontinencia urinaria de esfuerzo e incluso puede ayudar a pacientes con infecciones urinarias de repetición”. Como última alternativa se encuentra la cirugía, pudiendo implantar mallas o slings subutretrales, en otros pacientes, por el contrario, es necesario colocar un dispositivo antiincontinencia conocido como esfínter urinario artificial, que además en el caso del esfínter femenino se puede implantar mediante cirugía mínimamente invasiva gracias a la cirugía robótica.