Tras varias semanas de estabilidad relativa en los mercados, la amenaza de una guerra comercial ha regresado, sacudiendo la confianza de los inversores y despertando a los mercados de la complacencia.
Sin embargo, aunque el mercado se mantiene optimista respecto a un posible acuerdo, hay muchas gestoras que creen que el riesgo de una decepción que lleve a otra ola de volatilidad sigue siendo significativo.
Es el caso de Amundi AM, que señala que en los últimos tiempos se ha que la política sigue dominando los mercados financieros, pero principalmente a nivel de flujo de noticias: “el riesgo político se percibe actualmente como una molestia a corto plazo, pero su impacto podría tener implicaciones mucho más largas y significativas si interfiere con el ciclo económico”.
Incluso el escenario macroeconómico central de la gestora francesa –es decir, la continuación de un crecimiento global moderado, con un aumento del diferencial de crecimiento entre los mercados emergentes y desarrollados en la segunda mitad de 2019 y una baja inflación gracias a los bancos centrales acomodaticios– podría ser cuestionado “en caso de una escalada material de la guerra comercial”. De hecho, las represalias de China podrían significar la extensión de aranceles al resto de exportaciones chinas a Estados Unidos.
Esto podría tener un impacto directo en el PIB (reducción en las exportaciones), así como efectos indirectos relacionados con la confianza de las empresas y de los consumidores, el aumento de las presiones inflacionistas y los costes de producción afectando a los beneficios empresariales.
Por el contrario, no cree que haya un acuerdo “a la vuelta de la esquina”. Los riesgos de una batalla dura y prolongada se mantienen y no se desvanecerán en un futuro próximo, al ser reflejo de la lucha de poder entre unos imperios “viejo” y “nuevo” en el paisaje geopolítico.
También habría que se consciente de lo impredecible del proteccionismo (reducción del comercio mundial, presiones inflacionarias potenciales, etc.), y Amundi AM no considera que “se esté reflejando el precio de los activos de riesgo”.
Estos expertos señalan que también quizá sea demasiado pronto para que la Reserva Federal recorte tipos: “los mercados probablemente fueron demasiado lejos en descontar un movimiento; no compramos esta visión en este momento”. De ahí a que crean que el movimiento de revisión a la baja de las expectativas de inflación se ha completado y posiblemente “podría revertirse”.
Esto significaría que aunque el riesgo inflacionario es marginal, la volatilidad debería reflejarse en los datos y expectativas de inflación, que deberían abrir una fase menos lineal y benigna en bonos, especialmente en Estados Unidos.
¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR EN EL ESQUEMA DE INVERSIÓN?
El mercado se centrará pronto en los datos de crecimiento (comercio, beneficios) y, en algunos segmentos donde hay poco margen para la decepción con las actuales primas de riesgo: otro reto para Estados Unidos
Aún no habría llegado el momento de ponerse por completo “risk-off”, pero sí de “aplicar estrategias para proteger las carteras en caso de deterioro de la situación y de tomar algunos beneficios, allí donde los inversores han alcanzado los objetivos de rentabilidad, al apreciarse ahora un perfil de riesgo/rentabilidad asimétrico (mayores riesgos / menores expectativas de rentabilidad)”.
Asimismo, desde el sorprendente desacuerdo en las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos, la situación se ha deteriorado rápidamente con el anuncio de medidas administrativas que restringen la venta de productos y servicios a Huawei.
En general, Yves Bonzon, CIO de Julius Baer, explica que su estrategia normalmente “sería comprar activos de riesgo en los días posteriores a un shock externo”. En este caso, por el contrario, optaron por “ser cautelosos”, puesto que las consecuencias de estos aranceles y barreras administrativas “serán tangibles a largo plazo”. Los inversores casi no tienen visibilidad sobre estas consecuencias a día de hoy.
El CIO de Julius Baer espera que la prima de riesgo que se ha desarrollado sobre las acciones cotizadas, debido a estas tensiones, “no se disipe rápidamente (a diferencia de la votación sobre «Brexit», por ejemplo)”. Por esta razón, no ve “urgencia para aprovechar la corrección en curso”. Por ello, es totalmente plausible “aprovechar la oportunidad de acumular posiciones”, pero para una cartera debidamente invertida antes de estos eventos, no ve “ninguna oportunidad en el muy corto plazo de aumentar el riesgo”.
Bonzon cree que es apropiado obtener beneficios en estas posiciones, que ahora “reflejan una perspectiva económica excesivamente pesimista en Estados Unidos y Europa”. En resumen, en lugar de aumentar el riesgo de capital, prefiere “reducir los activos defensivos”.
Con respecto a las elecciones al parlamento europeo destaca que el margen de los partidos centristas “se ha reducido” y hará que los nombramientos de puestos clave como el presidente de la Comisión Europea y el presidente del Banco Central Europeo sean “más complicados”. Los mercados pueden temer temporalmente el nombramiento de Jens Weidman como responsable de la institución monetaria.
En cualquier caso, añade, se deben crear “las condiciones para reformar gradualmente los supuestos en los que se basa la política económica de Bruselas, combinando un estímulo monetario excesivo y una austeridad indiscriminada”.