Mucho antes de que un paciente comience a mostrar síntomas motores de la enfermedad de Parkinson como la lentitud, la rigidez y el temblor, puede padecer algunas alteraciones como los problemas digestivos; en concreto, estreñimiento. De manera similar, la acumulación de alfa-sinucleína (α-syn) en el sistema nervioso entérico («neuronas del intestino») puede comenzar 20 años antes del inicio de los cambios degenerativos en el sistema nervioso central (SNC) y los síntomas motores asociados con la Enfermedad de Parkinson .»Pensamos que los pacientes que van a desarrollar las formas de Parkinson más graves pueden poseer una microbiota intestinal característica», explica la Dra. Teresa Maycas, neuróloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, que ha recibido una de las ayudas a la investigación de la Fundación Mutua Madrileña para realizar su investigación. «Vamos a intentar encontrar algún metabolito en sangre procedente de la microbiota intestinal que nos pueda indicar que estamos ante un paciente que probablemente vaya a desarrollar Parkinson», explica la Dra. Maycas.
En la actualidad se diagnostica a los pacientes de Parkinson cuando comienzan los síntomas motores: «En ese momento hemos llegado tarde porque ya se han perdido muchas neuronas dopaminérgica». La investigación busca un biomarcador preclínico que unido a síntomas que suelen aparecer antes del diagnóstico, como estreñimiento, falta de olfato o trastornos de conducta del sueño REM, nos indiquen la posible presencia de Parkinson y que podemos iniciar los tratamientos mucho antes. Este biomarcador también podría servir para el desarrollo de nuevos fármacos.
«La investigación va a incluir dos grupos de pacientes. Unos recién diagnosticados de Parkinson que aún no han comenzado ningún tratamiento y otro grupo control. Se les va a realizar análisis de sangre periódicos analizando metabolitos en sangre durante tres años. Estos metabolitos son subproductos de los procesos de fermentación de los alimentos en el colon. Entre los que se van a estudiar se encuentran los ácidos grasos de cadena corta, lipopolisacáridos, neurofilamentos, N óxido de trimetilamida y otros marcadores de inflamación y citoquinas. Se les va a realizar un seguimiento para comprobar si la presencia de alguno de ellas se asocia a la presencia de fenotipos más graves de la enfermedad de Parkinson», explica la Dra. Maycas, que cree que no se han hecho estudios de seguimiento de estos pacientes, aunque sí análisis transversales que sugieren la existencia de una relación entre la microbiota intestinal y el Parkinson.
Este estudio, que se realiza en colaboración con el Hospital Clínico de Madrid, busca un indicador objetivo que nos permita iniciar los tratamientos antes de que comiencen los problemas motores. «El marcador ha de ser muy específico porque no podemos iniciar tratamientos con todas las personas que padezcan estreñimiento o problemas de olfato», analiza la Dra. Maycas que cree que si se encuentra este biomarcador ayudaría a encontrar tratamientos que sean útiles en fases precoces de la enfermedad.