Los alimentos procesados son aquellos que han sido industrialmente modificados para mejorar su sabor, textura, conservación y apariencia. Estos productos suelen contener grandes cantidades de azúcares, sal, grasas saturadas y conservantes, y su consumo excesivo puede afectar negativamente a nuestra salud. Por ello, es importante reducir su consumo para mejorar nuestra dieta y nuestro estilo de vida.
Otra forma de reducir el consumo de alimentos procesados es leer con detenimiento las etiquetas de los productos. Esto nos permitirá conocer su composición y elegir aquellos con menor cantidad de azúcares, sal y grasas saturadas. Asimismo, es importante limitar el consumo de productos ultraprocesados, como las comidas precocinadas, los refrescos, las galletas y los snacks salados.