Alberto era un militar afincado en Zamora, cuya mujer llevaba más de 10 años trabajando para una de las cadenas de alimentación más importantes de nuestro país -que cotiza en el Ibex-35-: el Grupo DIA. Engatusados por la propia compañía, el matrimonio decidió comenzar su propia aventura empresarial y hacerse cargo de uno de estos locales a través del sistema de franquicias que el negocio se ha dedicado a impulsar en los últimos años. Suena paradójico, pero Alberto, hoy en día coordinador de Asafra, no sabía que la auténtica guerra de su vida la iba a librar al salir de las Fuerzas Armadas.
«El propio grupo come la cabeza a los trabajadores para que dejen el puesto y se hagan cargo de una tienda -a través del modelo de franquicias-. Nos han estado engañando en todo momento, hasta en estos estadios iniciales de la inversión«, asegura en este sentido el propio coordinador de Asafra.
En cualquier caso, el tiempo pasa, después de este engatusamiento inicial, y tras varios años al frente de su tienda, Alberto Rodríguez y su mujer advertían que el negocio, «a pesar de triplicar las ventas», no estaba repercutiendo de manera positiva en la economía familiar. «¿Dónde está el dinero?», se llegaron a preguntar en diversas ocasiones, pero nunca obtuvieron una respuesta clara. De lo que sí se dieron cuenta fue de que no estaban solos y que esta situación la habían vivido otros tantos compañeros homólogos a lo largo y ancho de la geografía nacional -e incluso en otros países donde el grupo opera-.
Pero, antes de continuar con la difícil situación en la que han quedado estos afectados, y su bíblica lucha judicial, al más puro estilo de David contra Goliat, hay que observar el peso que este tipo de locales tiene para la cadena. Según los datos que DIA ha hecho públicos recientemente, durante la presentación de la cuenta de resultados correspondiente a 2016, cuenta en la actualidad con 2.147 supermercados que funcionan con este modelo, tan solo en España, frente al resto que operan bajo el sistema de propiedad, y que en total suman 4.875 establecimientos en nuestro país, ¡Casi la mitad!
«Nuestra forma de actuar está muy clara, el 62% de nuestras tiendas ya son franquicias. Tenemos un buen modelo, si os fijáis en los números desde el año 2010 hasta el año 2016 hemos multiplicado por dos el porcentaje de tiendas que funcionan con este modelo. Engañar a mucha gente durante un ratito es posible, pero hacerlo durante mucho rato es complicado«, expresaba Ricardo Currás, consejero delegado del grupo durante la presentación del informe anual en este sentido.
También aseguraba el propio Currás durante el evento que tuvo lugar en Madrid el pasado mes de febrero que «son tan solo 23 los ex-franquiciados que habían abierto una causa en contra de su compañía. Unas cifras que han hecho enfurecer por completo a los representantes de Asafras.
Bares y restaurantes se llevan por delante a los supermercados DIA
«No son todos ex-franquiciados. Una más de las mentiras de este señor. En nuestra asociación de afectados todavía existe gente que mantiene las tiendas abiertas«, asegura Rodríguez. En cualquier caso, cabe destacar que existen dos modelos de negocio de franquicia. Por un lado se encuentran los locales puros -en los que el grueso de la inversión recae sobre los hombros del franquiciado, al que pertenece el local- y por el otro se encuentran los terciarizados.
Los dueños de los negocios terciarizados no controlan ninguno de los gastos a los que el establecimiento debe hacer frente -aunque si que tienen que pagarlos-. Es decir, el local no les pertenece y el importe, por ejemplo, de la luz y del agua se las pasa directamente la compañía.
«Con el tema de la luz siempre nos están pidiendo dinero de más y nunca te enseñan las facturas. Tú no sabes lo que gastas. Ellos controlan todo, la factura de la luz y del agua», asegura Jesús, que también se embarcó junto a su mujer en el negocio de las franquicias a través de esta cadena de alimentación, y que llegó a franquiciar dos locales en Madrid. «El alquiler, por otro lado, -continúa este afectado que también se ha unido a la lucha de Asafra- ascendía en proporción al nivel de ventas que tenía la tienda. Es decir, cuanto más vendías más te cobraban luego».
Los franquiciados no tienen acceso a las facturas de luz y del agua y pierden dinero por las ventas de ofertas, cuya diferencia el grupo nunca se las devuelve
En cualquier caso, en este último sector de negocio -el de los locales tercializados- es donde se encuentra el grueso de todos los afectados que han decidido acudir a los tribunales para poner freno a la expansión del Grupo a través de estas supuestas malas prácticas que denuncian como estafa.
Pero los afectados observan un problema primordial en este negocio: los descuentos. «El problema está en las ofertas», coinciden todos los afectados, con los que este medio se ha puesto en contacto. Todos los días, los franquiciados tienen que pagar el camión con el género que llega, pero a un precio normal -de mercado-, mientras que ellos deben vender estos productos a un precio reducido por estas promociones. Una situación que se traduce en una pérdida del poder adquisitivo que se va acentuando cada día que pasa.
Con la firma de contratos también denuncian que existe una situación parecida -de engaño-. «Te obligan a rubricarlos en cinco minutos. No te da tiempo ni a leértelos, cuando la ley establece que debe enviarse una versión previa del mismo 25 días antes», confirman desde Asafras, quienes también aseguran que «a veces se formaliza todo en un bar o incluso en un coche». Mientras tanto, denuncian que el grupo contrata una gestoría que te dice que «todo va bien; a pesar de que te estés arruinando«.
Sobre los avales iniciales que se pagan, según explican desde la propia asociación, existen dos tipos: uno por el llenado de la tienda de 65.000 euros y otro por 20.000 que es de carácter contractual -si se rompe la maquinaria o algún problema de este tipo-. En cualquier caso, los afectados aseguran que el importe de llenar el establecimiento en ningún caso llega hasta el importe que DIA establece: «Lo hacen sin que estés tu dentro, son 45.000 euros en realidad».
¿Qué dicen los tribunales?
Asafras ha acudido en diversas ocasiones a la justicia para denunciar esta situación. Sin embargo, la Audiencia Nacional ha desestimado su causa al considerar que se trata de una situación que no entra dentro de sus competencias. Por lo que han indicado a los afectados que sería mejor acudir a un juzgado ordinario. Y vaya si han acudido, esta vez la querella se interpuso en un tribunal de Vic.
¿Cuál fue la respuesta del juez del tribunal catalán -junto al fiscal-? La solicitud debía enviarse a la Audiencia Nacional. «Fueron ellos mismos quienes enviaron el caso a este tribunal y estos vuelven a desestimarla«, confirman desde la asociación de afectados. Aunque no entienden nada.
«Se deben cumplir tres requisitos para que la Audiencia Nacional estudie un caso: que afecte a una pluralidad de personas, que sea problemática para la economía de un país y que el delito supere los 600.000 euros. Nosotros cumplimos todas«, confirma Alberto Rodríguez.
El coordinador y presidente de la asociación también se ha referido a que todos los abogados que han pasado por la misma, han coincidido en que «se trata de un flagrante caso de estafa», por lo que finalmente acudieron a los tribunales.
En la actualidad se mantienen a la espera de que una resolución judicial por fin dicte sentencia e imparta justicia en todo el territorio. Mientras tanto, solo recuerdan que «buscaban ganarse la vida honradamente y han terminado arruinados«.