Llega el verano y con él, uno de los básicos de armario que más gustan: las sandalias. Con el calor, la posibilidad de lucir pies y piernas con un calzado que acompaña a cualquier evento. Ya sean unas sandalias básicas con un vestido de playa o unas sandalias de tacón para llevar el look del siglo en un evento, las sandalias siempre son las mejores aliadas.
Lo que no gusta tanto es el dolor que puede acompañarnos con este complemento. Las rozaduras o el dolor de pies suelen ser los grandes enemigos que crean muchos rechazos a la hora de vestirlas.
Pero tenemos la solución: cinco trucazos para no tener que pasar dolor a la hora de llevar sandalias y poder estrenar calzado sin que tus pies sufran las consecuencias.
PREVENCIÓN
Cada verano sucede lo mismo, y cada verano vuelves a caer en los errores del anterior. Por eso, durante los próximos meses tómale la delantera al dolor y prevé lo que puede suceder. Las altas temperaturas ayudan a la creación de rozaduras, y lo que un día puede ser un ‘look’ de estreno, el siguiente puede convertirse en sufrimiento y tiritas a montones.
Una fácil solución para este problema es el uso de apósitos. Pero no bastará con comprarlos, sino que será importante saber dónde colocarlos para que sean más efectivos. No esperes a que las heridas hagan acto de presencia y prepárate utilizando estos útiles en áreas concretas como talón o empeine.
La función principal de los apósitos es la de actuar a modo de barrera protectora entre zapatos y pies, de manera que se reduce la fricción y reduciendo consecuentemente el dolor. Además, no tendrás que preocuparte por cómo se vean, ya que puedes utilizarlos transparentes, de modo que pasen completamente inadvertidos.
HIDRATACIÓN
Un truco que puede parecer evidente pero que normalmente pasa inadvertido es el uso de cremas hidratantes o bálsamos protectores. Un hábito que puedes introducir en tu rutina es el de hidratarte la piel de los pies de manera constante, para así proteger zonas concretas de tu cuerpo y mejorar además su aspecto.
Una solución sencilla que pocas veces se plantea debido a su obviedad, que dificulta la aparición de rozaduras o heridas.
EN LA VARIEDAD ESTÁ EL GUSTO
Todas sabemos lo que es comprarnos un calzado nuevo y querer llevarlo a todas partes en todo momento. Pero este es un grave error a evitar. ¿Por qué? Porque utilizando cada día los mismos zapatos, no estamos adaptándonos progresivamente a nuestras recién compradas sandalias.
Una opción a la hora de utilizar un calzado que acabamos de incluir en nuestro armario, es alternar este con otro de un tipo y forma completamente distinto. Así, si un día llevamos una sandalia abierta y al siguiente una de tela, estamos haciendo que nuestros pies no se sientan atados a una forma y estilo, pudiendo adaptarse poco a poco hasta que ya puedan utilizarse de manera más constante.
Para algunas personas, un truco infalible es el de estrenar las nuevas sandalias en el ámbito privado, muy lentamente, utilizándolas para andar por nuestra casa o para acciones cortas, como ir a hacer la compra o pasear al perro. De este modo también se adaptarán a nuestros pies sin pasar por grandes sufrimientos.
TIPOS DE SANDALIA
Algo que no todo el mundo sabe es que en función del tipo de sandalia que utilices, sentirás más o menos dolor en sus primeros usos.
Por ejemplo, un buen aliado es la sandalia de tiras ajustables. Su diseño se adapta a tu pie evitando que este se mueva de manera incómoda sobre si mismo o que se sienta demasiado limitado por un ajuste excesivo. Utilizar materiales flexibles en tus zapatos también puede ser de ayuda, ya que elementos como la tela o los elásticos, también se adaptan mejor a tu propio pie.
En el caso de las sandalias con plataforma, siempre son preferibles a las de tacón. La salud de tus extremidades te lo agradecerá, ya que las alpargatas con cuña o plataforma contribuyen a reducir la tensión del cuerpo, al distribuir su pesa de manera más eficiente.
Además, para quienes sufren dolores principalmente en zonas como los talones, existen sandalias de tobillo o de sujeción trasera. La fricción de esta zona queda limitada al contar con un diseño que evita que el pie se deslice hacia delante.
POLVOS DE TALCO
La ‘siempre confiable’. Si uno de los motivos de que las sandalias nos acarreen tantos problemas es la temperatura y el calor excesivo, es evidente que uno de sus mayores problemas vinculados es el sudor. Las ampollas y las rozaduras se deben en gran medida a esta cuestión fácilmente arreglable.
¿Cómo podemos mantener los pies secos y así no sufrir por el sudor? Como se ha hecho siempre: aplicando polvos de talco, en este caso sobre la superficie del pie. Los polvos de talco serán nuestros mejores aliados y podremos llevarlos encima, alejando la humedad de nuestros pies cada vez que comencemos a sentir algún tipo de irritación.
