Intel Athena Project es un proyecto de la firma norteamericana que se espera que dé resultados en 2020. A partir de ese momento, comenzarán a aparecer las primeras aplicaciones prácticas, es decir, los primeros productos. Pero, para ello, varios centros de investigación estarán implicados. Esos centros son los de Shanghai, Folsom y Taipei.
En un gran evento celebrado por Intel, y al que asistieron más de 500 miembros, han trazado lo que será Athena. El objetivo del proyecto Athena de Intel es mejorar el entorno y ecosistema de los equipos portátiles. Un sector que Intel domina con bastante ventaja y que va creciendo en los últimos años frente a la caída de ventas de equipos de sobremesa.
Entre los socios presentes estaba Acer, ASUS, Dell, Huawei, Lenovo, HP, Sharp, Samsung, Google, Microsoft, XIaomi, etc. Empresas de primer nivel que serán los que realmente se beneficien del proyecto de Intel.
AMD está comenzando a quitarle terreno en sectores donde antes Intel era imbatible, como en el HPC y actualmente en los portátiles también. Especialmente con la llegada de la nueva microarquitectura Zen 2 (3º Gen) y los 7 nm. Eso los hace muy eficientes energéticamente hablando. Además, podría incluso usarse alguna CPU Matisse de alto rendimiento en equipos portátiles en un futuro.
Intel quiere frenar eso con Athena, o estaría en serios aprietos con los últimos desarrollos de AMD. Los grandes problemas con la tecnología de 10 nm de Intel no han ayudado a esto. Parece que cada vez le cuesta más a Intel avanzar en este sentido mientras otras foundries como TSMC, Samsung e incluso Global Foundries están dando pasos adelante.
Josh Newman, vicepresidente y gerente del segmento de innovación de Intel, fue el encargado de hablar sobre Athena en el evento.
Qué podemos esperar con Intel Athena
Realmente los principales beneficiados del proyecto Athena de Intel van a ser los fabricantes de equipos OEM, es decir, las empresas dedicadas a montar equipos portátiles. Con el resultado de la investigación de Intel, los fabricantes contarán con más herramientas para acelerar el desarrollo y crear una mayor eficiencia a la hora de elegir los componentes.
Esto afectará de una forma colateral a los usuarios finales, que obtendrán mejores productos. Eso se consigue mejorando el trabajo de los betatester. Ellos son aquellas personas que prueban primero los productos que se van a lanzar al mercado para detectar fallos de diseño o errores antes de la venta.
De esa forma, los clientes solo tendrán que diseñar sus equipos portátiles en base a unas especificaciones técnicas ya conocidas y cerradas de antemano. Ya que hasta el momento se debía pasar un proceso de prueba/fallo puesto que no se tenían esos datos para poder centrarse solo en el resultado final.
Eso se traduce en poder sacar al mercado productos mucho más rápido, más optimizados, con más rendimiento, y mayor flexibilidad para equipos portátiles. De esa forma, Intel se garantiza que los equipos portátiles a partir de 2020 equipados con chips de la empresa americana tengan una ventaja competitiva extra.
Pero esto tendrá una cara negativa, y es que los equipos de Intel deben obtener información de todos sus usuarios para saber cómo utilizan los equipos. Es decir, reportar cómo usas tu equipo mediante datos de telemetría que recopila Intel. Eso datos serán analizados por científicos sociales de los centros de investigación habilitados para mejorar los productos.
En definitiva, un gran programa de information gathering para investigar cómo se usan los SSD, pantallas, procesadores, audio, etc. Sabiendo estadísticas de cómo se usan se sabrán las demandas requeridas. Solo así los ingenieros podrán ajustar las especificaciones de sus productos y contentar a sus clientes.