Después de la debacle electoral del 28M, la formación de Ione Belarra debe hacer jornada de reflexión y replantearse muchas de sus propuestas, entre ellas ‘el supermercado público’. Podemos dice que están ya trabajando para conseguir la unidad de la izquierda transformada, con Sumar de Yolanda Díaz, de cara ya a las elecciones generales que tendrán lugar el próximo 23 de julio.
Belarra el lunes después de las elecciones valoró desde la sede de su partido la convocatoria electoral anticipada por parte de Pedro Sánchez, como respuesta a los malos resultados de la izquierda tanto en las municipales como en las autonómicas. Unas elecciones que llegan en un momento complicado y de debilidad para el partido morado, que se encuentra sin tiempo para mejorar su propuesta.
Bien es cierto, que Podemos ha pasado a la irrelevancia, sin lograr representación ni en Madrid ni en la Comunidad Valenciana. El resultado de Madrid es un golpe duro para los morados. Gente de la cúpula de Podemos certificaban tras la noche electoral lo siguiente «se ha confirmado lo peor, Díaz Ayuso seguirá gobernando»
LA REFLEXIÓN DE PODEMOS AL SUPERMERCADO PÚBLICO
Ione Belarra en una de sus muchas propuestas para el partido de Podemos se quiso centrar en la creación de un supermercado público para combatir el ‘oligopolio alimentario’. Su plan era crear ‘Precios Justos’, una cadena pública de supermercados para luchar contra el ‘oligopolio alimentario’ que en opinión de la Ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 Ione Belarra está en manos del presidente de Mercadona, Juan Roig.
«Están especulando con los alimentos, algo que no se puede permitir»
Ione Belarra, secretaria general de Podemos
Ella apostaba por un supermercado que bajase los precios y que protegiera a los pequeños productores. El sector alimentario rechazó la propuesta de Podemos ya que la consideran que no aportaría nada y que el sector es muy competitivo.
Lo que quería conseguir con estos supermercados ‘públicos’ es ayudar a la gente y proponerles una cesta de la compra en la que a final de año se puedan ahorrar 245 euros con una rebaja del 14,4%. A final de año se notará esa reducción y los ciudadanos lo agradecerían ya que no se verían tan ahogados económicamente. Bien es cierto que en 2022 Yolanda Díaz propuso una cesta de la compra barata con duración hasta 2023 y que cada semana fueran rotando los alimentos que bajaban su precio.
Podemos estimaba que con esta empresa pública se crearían de forma directa 50.000 empleos y hasta 1.000 establecimientos por todo el país, y ponían los casos de Renfe e Indra para justificar la creación de esta empresa estatal.
Podemos exigía y creía que ‘la intervención pública en la economía es la que mejor funciona’. Pero hasta qué punto un supermercado público funcionaria ya que en España la competencia es muy grande, hay muchas cadenas alimentarias que han luchado por hacerse un hueco y quedarse con cuota de mercado. Ya tienen su reconocimiento público y los ciudadanos ya cuentan con su cadena de confianza que les proporciona ofertas y descuentos.
LOS EJEMPLOS DE SUPERMERCADOS PÚBLICOS EN ESPAÑA
En España hubo dos ejemplos muy claros de empresas públicas dentro del sector alimentario. La primera fue DIRSA (Distribuciones Reus SA) con sede en Reus y creada en 1981. Se expandieron rápidamente a modo de franquicia y llegaron a contar con marca propia, Preko.
Años más tarde Tabacalera (empresa pública hasta 1999, gestionaba el monopolio español de las labores del tabaco y timbre) adquirió un 75% de DIRSA tras pagar algo más de 36 millones de euros. Un proyecto muy ambicioso pero que el mercado terminó rechazando. Después Tabacalera puso a la venta DIRSA al fracasar en su intento de conseguir crear una red de distribución minoritaria a través de una empresa pública.
El segundo ejemplo es el de Mercasa que compró Jobac, pero también fue una breve incursión en el sector de los supermercados. En 1991 Mercasa se vio obligada a salir de todas las sociedades de las que era accionista, entre ellas Jobac.
El objetivo era claro, sanear la compañía tras endeudarse en exceso en la compra de empresas del sector alimentario. Al igual que con Dirsa, tanto la sociedad como la marca comercial se disolvieron. Viendo estos dos intentos se refleja la dificultad de poner en marcha un supermercado intervenido por el Estado, aunque sea a través de empresas públicas.
ADIÓS A LA GESTIÓN PÚBLICA DE LA ALIMENTACIÓN
Cuando se habla de una gestión estatal de la alimentación hay que recordar que pasaría con una gestión pública de la alimentación. Podrían caer en una escasez de alimentos y de variedades de los alimentos como consecuencia de la falta de competencia y de una mala gestión de los recursos ante la falta de incentivos, también otro inconveniente sería las largas colas y las cartillas de racionamiento que se llegaron a implantar en países como Cuba o la Unión Soviética, a consecuencia de la falta y la mala utilización de los recursos, provocando una escasez de productos.
Lo que proponía Podemos es algo que intuitivamente el ciudadano puede ver con buenos ojos a nivel teórico, pero si lo aplicamos a la práctica se convierte en un desastre porque hace que las empresas se vean ‘obligadas’ a ofertar los mejores productos a sus clientes ante la competencia, y la amenaza de desaparecer del mercado si no cumplen con las expectativas de los consumidores.
Si hablamos de la empresa privada, sabemos que sobrevive en base a los recursos que ella misma ha de procurarse, a diferencia de una empresa pública que se nutre con los impuestos de los ciudadanos, lo que elimina el incentivo de tener que mejorar de forma constante. Lo mejor que puede hacer el Estado para garantizar una disponibilidad y una calidad de productos alimentarios, es alejar sus manos y sus proyectos del mercado.