TCE, un químico presente hasta en el café descafeinado, es vinculado al Parkinson

Un nuevo estudio ha vinculado a un químico usado en el café descafeinado, como desengrasante de piezas metálicas y para lavar ropa en seco, como una causa principal de la enfermedad Parkinson. Se trata del tricloroetileno (TCE), que está en retirada en procesos industriales porque ya se ha demostrado que contamina el aire que respiramos y el agua que bebemos, pero todavía está presente en algunos mercados.

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta las regiones del Sistema Nervioso Central encargadas de la producción de dopamina, un neurotransmisor que se relaciona con los movimientos motrices precisos y finos. Debido a ello, algunos de los síntomas más visibles en los pacientes que la padecen son los temblores involuntarios en sus extremidades, la rigidez muscular y los problemas en la articulación de palabras durante una conversación.

Se estima que el parkinson afecta a más de 160.000 personas en España y a más de 8,5 millones de personas en todo el mundo, según la Federación Española de Parkinson

Entre ellas, personas con mucha notoriedad pública a nivel global, como el rockero Ozzy Osbourne, la ex estrella de la NBA Brian Grant o las estrellas de cine Michael J Fox, Robin Williams y la ganadora del Oscar por la cinta The Queen, Helen Mirren.

1370911634

La enfermedad del Parkinson es mucho más común entre los hombres que entre las mujeres y se asociaba hasta el momento principalmente a factores genéticos, pero este nuevo estudio sostiene algo muy distinto.

Además, hasta el momento se asociaba el consumo de café con un factor protector contra esta enfermedad. Y ahora estos científicos de la Universidad de California que publicaron el estudio «Tricloroetileno: ¿Una causa invisible de la enfermedad de Parkinson?» en el Journal of Parkinson’s Disease,  plantean que el TCE está presente en descafeinados, así que vale la pena profundizar en el asunto para protegernos mejor.

PARKINSON Y TCE

«El TCE es una molécula simple de seis átomos que puede descafeinar el café, desengrasar las piezas metálicas y lavar la ropa en seco. La sustancia química incolora se vinculó por primera vez con el parkinsonismo en 1969. Durante más de un siglo, TCE ha amenazado a los trabajadores, ha contaminado el aire que respiramos, por fuera y por dentro, y ha contaminado el agua que bebemos», se lee en el estudio.

Entre los científicos que desarrollaron este estudio se encuentran Ray Dorsey, Maryam Zafar, Samantha Lettenberger, Meghan Pawlik, Dan Kinel, Myrthe Frissen, Ruth Schneider, Kart Kieburtz, Caroline Tanner, Briana De Miranda, Samuel Goldman y Bastian Bloem.

Los investigadores destacan que el TCE se ha utilizado en pinturas, limpiadores de alfombras, gas pimienta, desengrasantes, anestesia, tintas y tintes, electrónica de computadoras, jabones e incluso café descafeinado.

Este producto se ha relacionado también con enfermedades cardíacas, abortos espontáneos, defectos de nacimiento y varios tipos de cáncer

EL PARKINSON SE HA MÁS QUE DUPLICADO EN 3 DÉCADAS

«A pesar de la contaminación generalizada y del creciente uso industrial, comercial y militar, las investigaciones clínicas sobre el TCE y la EP han sido limitadas. Aquí, a través de una revisión de la literatura y siete casos ilustrativos, nosotros postulamos que esta sustancia química ubicua está contribuyendo al aumento global de la EP y que el TCE es una de sus causas invisibles y altamente prevenibles», advierten los científicos.

El número de personas con enfermedad de Parkinson (EP) se ha más que duplicado en los últimos 30 años y, en ausencia de cambios, se duplicará de nuevo para 2040

El nuevo estudio subraya también que se han identificado numerosas causas genéticas o factores de riesgo de la enfermedad, pero que la gran mayoría de las personas de las personas con EP no son portadoras de ninguna de estas mutaciones.

«Varios tóxicos ambientales, especialmente ciertos pesticidas, también se han relacionado con la EP.
Y las personas con traumatismos craneoencefálicos también están mayor riesgo. Sin embargo, estos factores son insuficientes para explicar la prevalencia generalizada de la EP» en las tres últimas décadas.

TCE PRESENTE EN AIRE Y AGUA

Los investigadores analizaron la presencia de esta sustancia química en miles de veteranos del Cuerpo de Marines y de la Armada que se entrenaron en el Campamento Base del Cuerpo de Marines Lejeune en Carolina del Norte entre 1975 y 1985. Aquellos expuestos allí a agua fuertemente contaminada con TCE tenían un 70 % más de riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson décadas más tarde en comparación con veteranos similares que entrenaron en otros lugares.

El TCE contamina las aguas y el aire porque es una molécula simple de seis átomos que se evapora

Según la hipótesis de los investigadores, la exposición no se limita a quienes trabajan con la sustancia química, el TCE contamina el aire exterior, las aguas subterráneas y el aire porque esta molécula se evapora entrando en contacto con el suelo y las aguas subterráneas.

DE SOSPECHAS A EVIDENCIA

Lo cierto es que la conexión entre la TCE y la enfermedad de Parkinson se insinuó hace más de 50 años y hay varios estudios que lo han relacionado, pero hasta ahora toda la literatura epidemiológica incluía a menos de 20 personas que desarrollaron Parkinson después de la exposición a TCE. Lo novedoso de este caso es el volumen de incidencias.

Antes «teníamos sospechas, pero esta es la evidencia», explica Gary Miller, neurotoxicólogo de la Universidad de Columbia 

Un estudio epidemiológico también descubrió que la exposición laboral o por afición al disolvente se asociaba con un riesgo 500% mayor de probabilidades de desarrollar la enfermedad Parkinson.

El TCE se utiliza principalmente en la producción de refrigerantes y como desengrasante en la industria pesada, pero en el siglo XX, se usó para muchos propósitos, incluida la preparación de café descafeinado, la limpieza en seco, la limpieza de alfombras y como anestésico quirúrgico inhalado para niños y mujeres en trabajo de parto.

El mayor peligro de este líquido incoloro es que atraviesa fácilmente las membranas biológicas. Se convierte en vapor rápidamente y puede ser absorbido por ingestión, a través de la piel o por inhalación.