La deuda pública de la economía española ha batido un nuevo récord hasta alcanzar los 1,53 billones de euros en marzo de 2023, con una tasa de crecimiento del 5,6% en términos interanuales y supone ya el 113% del PIB, según datos facilitados por el Banco de España en su último informe.
Del total de endeudamiento, la mayor parte 1,4 billones corresponde a la Administración General del Estado, la segunda partida más grande pertenece a las comunidades autónomas con 322 ml millones, seguida de la Seguridad Social con 106 ml millones y por último las corporaciones locales con 23 ml millones de euros.
Desde 2008 la deuda no ha parado de crecer hasta alcanzar este año la cifra histórica, ya que hace 15 años era de 384.662 millones de euros, el 39,7% del PIB, un dato que ahora nos parece ridículo si lo comparamos con la cifra que tenemos de deuda en la actualidad. La pregunta que se estarán haciendo muchos ciudadanos ahora que llegan las elecciones autonómicas y locales es ¿dónde ha ido a parar todo ese dinero y en que se ha gastado?.
La respuesta a tal interrogante no es fácil de responder en una sola frase, ya que se ha gastado todo ese montante económico en multitud de partidas diferentes en la administración, aunque algunas de ellas no hayan sido productivas o no hayan generado ningún retorno positivo por carecer de productividad, por lo que parte de ese dinero se puede calificar de despilfarro.
Como se observa en el gráfico, desde 2008 la deuda ha experimentado un crecimiento exponencial derivado los siguientes años de las consecuencias de la crisis financiera, ya que en aquellos años el paro se disparó hasta alcanza el 27,2% en 2012 con la posibilidad de que hubieran intervenido la economía española por parte de las autoridades europeas, cuando además la prima de riesgo llegó a alcanzar un máximo de 610 puntos básicos.
Durante varios años el déficit se disparó por encima de tasas del 8% llegando a su pico más alto en 2012 con un 10,6% del PIB por las ayudas que hubo ese año a la banca por más de 60.000 millones de euros, que muchas de ellas años más tarde no se recuperaron, tras la desaparición de varias entidades mediante la absorción por parte de los grandes del sector.
LA DEUDA PÚBLICA SIN CONTROL
La deuda pública lleva desde hace más de una década sin control. Durante este ejercicio según previsiones del Ministerio de Economía, se prevé un déficit del 3,8%, con lo que se tendrá que emitir nuevamente más deuda para poder cubrir esa diferencia entre ingresos y gastos, lo que supondrá que la cifra total siga creciendo.
Se produce además en un entorno donde los tipos de interés siguen subiendo y ya se encuentran en el 3,5% cuando hace apenas un año apenas superaba el 0%, por lo que tendremos que pagar a los acreedores más por emitir nuevo papel para que puedan financiarse los gastos del Estado.
En la última década la deuda ha seguido engordando año tras año porque se gastaba más de lo que se ingresaba y por ello el Estado ha continuado captando financiación en los mercados internacionales para hacer frente a las diferentes partidas de gasto de los presupuestos generales del Estado.
Basta de ejemplo que para este ejercicio, con un gasto de la administración de 458.970 millones de euros, el 30% se lo lleva la parte del pago de las pensiones, en total 171 ml millones, seguida de los 70 ml destinado a sufragar los gastos de las comunidades autónomas y ya en tercer lugar figuran los 30 ml millones que se destina a remunerar los intereses de la deuda, que representa tres veces más que lo presupuestado a investigación y desarrollo en España y casi diez más que el previsto para el Gobierno en temas de vivienda.
MÁS ENDEUDAMIENTO PEOR ECONOMÍA
Más endeudamiento podría suponer una mejora en la economía si realmente todo ese nuevo gasto generase mayor riqueza, pero desgraciadamente en el caso de la economía española no ha sido así desde 2008. Si analizamos los datos, podemos comprobar como el índice de pobreza ha subido del 19,8 al 20,3 en 2023, según datos del INE. A su vez, los salarios de los trabajadores españoles valen de media, doce puntos menos de lo que valían en 2008, como consecuencia de las devaluaciones salariales y las subidas de la inflación desde entonces por encima de la revalorización de las nóminas de los empleados.
Asimismo el alquiler se ha disparado en muchas ciudades lo que provoca que familias y jóvenes tenga que destinar más del 40% de su salario a pagar la renta mensual de una vivienda. Según los últimos datos del Banco de España, uno de cada dos ciudadanos que vive de alquiler está en riesgo de pobreza ya que el alquiler medio ha crecido ocho veces más rápido que los salarios de los jóvenes, según el portal inmobiliario Idealista.