Esta clase de células madre son el futuro de la «medicina regenerativa». Tienen el potencial de transformarse en cualquier otro tipo de célula y por lo tanto sirven para reparar otras que están dañadas.
En tu organismo, cuando sufres una lesión o te enfermas, las células de esta clase son las encargadas de hacer que todo vuelva a su perfecto funcionamiento y se encargan de reparar o sustituir las células que ya no sirven.
Todavía no está demostrado que los tratamientos con células madre sean cien por cien eficaces y los médicos recomiendan este procedimiento como último recurso. Pese a todo, este descubrimiento es un gran avance en la medicina.
Hay una de ellas para cada parte del cuerpo, es decir; imagina una colmena que tiene su propia abeja reina y es la que se encarga de todo, bueno, pues esto es algo parecido. En la sangre existe la célula madre de la sangre, llamadas hematopoyéticas; esa es la que trata la sangre y crea nuevas células de ella. Solo puede formar nuevas células de sangre.
Células embrionarias
A diferencia del resto, estas tienen la particularidad de que pueden transformarse en cualquier otro tipo de célula, ya que se encargan de ello en el desarrollo del embrión. Son capaces de formar desde tejidos hasta órganos. Lo que significa que tiene mayor capacidad para regenerar órganos enfermos.
Las embrionarias se tratan de los embriones de unos pocos días de edad de los tratamientos sobrantes de fertilización in vitro, que si no es utilizado es desechado. Este tema todavía tiene bastantes trabas a nivel moral.
Las iPS o células madre pluripotentes inducidas
Las células madre pluripotentes inducidas tienen casi las mismas características que las células madre embrionarias sin provenir del «embrión». Lo que anula el tema moral de las células madre. Se hacen a partir de células somáticas del paciente evitando así el riesgo de rechazo inmunológico.
Con esta célula, descubierta el 2006, se comprobó que era posible la reprogramación celular. Es una forma de crear y estudiar células enfermas con la misma genética del paciente. Gracias a este descubrimiento se está investigando cómo hacer tratamientos personalizados para problemas genéticos de cada persona.
Células madre de piel, cordón umbilical y sangre
Uno de los tratamientos que se usan con células madre de la sangre es el de trasplante de médula. Miles de personas tienen una vida mejor gracias a este método, aunque siempre hay peligros a la hora de una intervención.
El paciente puede rechazar las células inmunes y atacar a los tejidos del mismo(enfermedad del injerto contra huésped). Existe el riesgo de infecciones en el tratamiento, por culpa de la quimioterapia necesaria para eliminar las células de la médula ósea del paciente y con ello su sistema inmunológico.
Las células madre del cordón umbilical se utilizan para tratar a niños con cánceres de sangre como la leucemia, y otras enfermedades genéticas de la sangre.
Las células madre de la piel se hacen en los laboratorios con la finalidad de trasplantarla a pacientes con quemaduras de alto grado. El problema es que la nueva piel no posee folículos pilosos, glándulas sudoríparas ni glándulas sebáceas. Solamente se puede llevar a cabo en muy pocas clínicas especializadas.
Actualmente se está investigando con células madre en las siguientes enfermedades:
- Diabetes.
- Enfermedades neurológicas.
- Degeneración macular.
- Lesiones de la médula espinal.
- Infarto de miocardio.
Es demasiado pronto para asegurar que las células madre pueden ser usadas para sanar enfermedades «diferentes» a las que hasta ahora se han llevado a cabo y que dé como resultado un tratamiento más seguro y eficaz.
Son muchas la personas que se han salvado la vida gracias al trabajo incansable de los investigadores de las células madre y los avances están siendo IMPRESIONANTES.