JP Morgan es uno de los nombres que retumban con fuerza cuando la tormenta está a punto de desatarse. En los últimos meses, cuatro bancos estadounidenses han quebrado –Silvergate, Silicon Valley Bank, Signature y este fin de semana First Republic Bank– pero no ha sido hasta esta última cuando la entidad financiera controlada por Jamie Dimon se ha puesto su disfraz de caballero blanco para tratar de vender una imagen de salvador del sistema financiero.
Sin embargo, la vinculación de JP Morgan con los rescates bancarios no es nueva. Este fin de semana, la firma controlada por el ‘tío Dimon’ se ha hecho aún más grande de lo que es al hacerse con activos y depósitos de una entidad en caída libre. El Gobierno de EE UU realizó una subasta de emergencia a la que acudió la entidad financiera sin rival alguno, pero pasando por alto la normativa. Y es que, uno de los bancos de inversión más potentes del mundo concentra más del 10% de los depósitos de los estadounidenses.
la normativa estadounidense prohíbe a una misma entidad alcanzar el 10% de la totalidad de los depósitos, pero hay bula con JP Morgan
JP Morgan se haya hecho con First Republic y controla actualmente el 10% de los fondos de los depositantes estadounidenses, en un momento en el que la desconfianza al sistema va en aumento por la mala gestión de los activos de renta fija tras las subidas de los tipos de interés desde mayo del pasado año. Esta agresiva política monetaria ha desencadenado un reguero de pérdidas latentes en las propias entidades financieras, mientras las grandes aprovechan el resquicio para tratar de engordar sus balances.
JP MORGAN ALCANZA EL 10% DE LOS DEPÓSITOS EN EE UU
Pese a que la normativa estadounidense prohíbe a una misma entidad alcanzar el 10% de la totalidad de los depósitos, para JP Morgan existe la bula de la Reserva Federal y la ceguera del propio Gobierno, más concentrado en ganar a Donald Trump en noviembre del próximo año que en vigilar a las propias entidades financieras.
Esta situación no es nueva. La Casa Blanca permitió durante décadas la ley del más fuerte y la ingeniería financiera para engrosar los balances de la banca, incluidas las hipotecas subprime. Con el estallido de estos activos tóxicos, numerosos bancos de inversión, aseguradoras y por descontado los hipotecados sufrieron la peor crisis financiera que se recuerda desde 1929. Se la llamó la «gran recesión», pero ahí estuvo también comprando JP Morgan, cuya valoración entonces era inferior a los 180.000 millones de dólares.
La firma estadounidense no sólo había protagonizado antes una de las fusiones más importantes en pleno estallido de la burbuja tecnológica, sino que se hizo con Bear Stearns en 2008 por tan sólo 286 millones de dólares, una firma cuyo valor alcanzó un máximo de 20.000 millones de dólares. First Republic Bank valía más del doble en los máximos de 2021.
JP MORGAN VUELVE A REPETIR LA CRISIS DE BEAR STEARNS
La quiebra de Bear Stearns fue una más de las cientos de firmas financieras que cayeron en el mundo, pero fue la única que compró JP Morgan en la anterior crisis. Pese a adquirirla a precio de saldo, apenas dos dólares por acción, esta compra le ha reportado a JP Morgan más de 10.000 millones de dólares en pérdidas. Hace apenas cuatro años, el propio Dimon aseguró que si se diera un escenario similar habría dado marcha atrás y descartado la operación.
Sin embargo, vuelve a repetirse la historia. Ahora, el problema no son sólo la ingente cantidad de derivados que circulan en el mercado vinculados a deuda, sino que la deuda de los últimos 10 años tiene un valor muy inferior que cuando se compró. Las firmas aguantan estos activos tóxicos en sus balances con el fin último de no tener que aportar más capital y cumplir con las duras exigencias de gobiernos y bancos centrales.
EL VALOR DE JP MORGAN ES EL DOBLE QUE EN 2008
JP Morgan ostenta en este momento 408.000 millones de dólares de capitalización, aunque ha llegado a rozar el medio billón, según los datos de mercado. En este momento, las entidades financieras están restringiendo el crédito y endureciendo las condiciones de acceso debido a esa agresiva política monetaria de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo para tratar de combatir la inflación. La FED y el BCE comenzaron a reducir sus balances al mismo tiempo que suben los tipos de interés, pero ninguno está siguiendo un plan definido ni tampoco se está ciñendo al mismo.
La FED, por su parte, está aumentando la facilidad para inyectar dinero al sistema ante la fragilidad de la confianza en el mismo, una medida contraria a la reducción del ritmo de los precios. El BCE prosigue con su juego de trileros y pretende cambiar el objetivo de precios de inflación en la Eurozona del 2% al 3% con el fin de evitar nuevas subidas bruscas.
Sin embargo, JP Morgan también fue uno de los protagonistas de la crisis que derivó después en la de 1929. En 1907, decenas de entidades financieras se acogieron a la quiebra ante la falta de liquidez. El epicentro fue Nueva York, como suele ser habitual, y tras una caída brusca de la Bolsa provocada por la mala praxis bancaria -algunos empresarios se reconvirtieron en banqueros sin conocer el negocio-.
AMORTIGUAR LA CAÍDA DEL SISTEMA
Para amortiguar el golpe, JP Morgan se erigió como el jefe de un grupo de banqueros para tratar de devolver la confianza en el sistema, mientras compraba miles de acciones a precios de saldo de las empresas con viabilidad, pero envueltas en el caos.
El pánico duró un año, como ocurrió con la crisis financiera de 2008, cuyas consecuencias se mantuvieron hasta 2012 en la Eurozona. Si se repetirá la misma historia sólo el tiempo lo dirá, por ahora todo apunta a una recesión en EE UU y habrá nuevos ‘sustos’ en el mercado, mientras los bancos más grandes seguirán engordando sus balances.