Uno de los refranes que con más vigencia sigue recordándose en lengua española es aquel que dice que nunca llueve a gusto de todos, a lo que se debe añadir qué si el agua viene de la manguera de liquidez del Banco Central Europeo más, todavía. Las entidades españolas, también alguna italiana de tamaño más pequeño, figuran entre las más beneficiadas de las nuevas medidas que anunciara formalmente el organismo bancario este próximo jueves, aunque no todas, ya que Bankia no figura entre ellas, según advierten desde Credit Suisse.
La secuencia ha vuelto a repetirse, porque ya saben que no hay dos sin tres (como saben los madridistas o la selección española): cuando los bancos ven en el horizonte problemas, Mario Draghi, presidente del BCE, sale al rescate. El organismo prepara una inyección de efectivo para la gran banca -se habla de cerca de un billón de euros, aunque los detalles se concretarán este día 6 de junio- totalmente gratuito.
Lo anterior, recibir dinero gratis, beneficia a las entidades porque estas pueden coger dicho dinero y luego prestarlo a la economía, a través de hipotecas, créditos al consumo o para empresas, cobrando por ello unos intereses. El negocio bancario (en su base) es muy sencillo, puesto que se embolsa la diferencia entre lo que le cuesta comprar dinero y lo que es capaz de cobrar por prestarlo, esto son los intereses. Al final, por muy poco que cobres, que tampoco es pequeño dicho margen, sino más bien todo lo contrario (otra cosa es que el volumen de créditos haya caído mucho), si no te ha costado nada, sales ganando. Aunque en este punto si es importante que el dinero que se consiga en la subasta y no se preste, se queda en la cuenta corriente del BCE, tiene una penalización del 0,4%.
La mejora del coste de la materia prima con la que trabajan las entidades, obviamente va a repercutir positivamente en su cuenta de resultados. De hecho, la operativa implica que «los los bancos de la zona euro, los próximos dos años, pueden defender en torno a 2.700 millones en beneficios en el margen de intereses, lo que equivale al 3% de las ganancias de los bancos cotizados en la zona euro», explican desde Credit Suisse.
Pese a que los analistas creen que no tendrá un efecto “sustancial”, sí señalan que algunos podrán verse beneficiados de obtener más capital a coste cero. Así, según el último informe de Credit Suisse, “podrían continuar beneficiándose de la financiación de bajo coste” las entidades españolas como: Caixabank, Unicaja, Banco Santander, Banco Sabadell y BBVA, mientras otras como Bankia no aparecen en la lista de beneficiarios que propone la firma de inversión.
El hecho de que Bankia no aparezca entre los principales beneficiados del nuevo TLTRO III se debe a que los analistas consideran que se trata de una extensión del anterior, y, por lo tanto, los que más rédito le pueden sacar son los que más dinero obtuvieron en anteriores subastas. Así, los 13.586 millones que ha obtenido Bankia a lo largo de estos años, contrasta con sus competidores que le sacan varios cuerpos de distancia: Banco Santander dispuso de más de 50.000 millones de euros, Caixabank en torno a 30.000 millones, mientras que BBVA y Sabadell superaron los 20.000 millones.
¿EL DEUTSCHE BANK ES LA VÁLVULA PARA ABRIR EL GRIFO?
Quizás solo sea una coincidencia, una de las muchas (e improbables) que parecen darse en las más altas instancias del mundo financiero, sea como fuere cada vez que el gigante alemán tiene problemas, de los serios que ponen la entidad a prueba no una simple contracción del beneficio, el BCE actúa para el resto. Ahora, de nuevo la entidad toca mínimos y también el organismo europeo empezará a actuar.
Bankia obtuvo 13.586, mientras que Banco Santander dispuso de más de 50.000 millones, Caixabank en torno a 30.000 millones y BBVA y Sabadell superaron los 20.000
A principios de año, allá por 2016 (aunque podría ser este precisamente), antes de que Draghi adelantase que lanzaría su QE, inyección masiva de dinero en el sistema, acompañado del TLTRO II que es similar a este nuevo, pero unos años antes, Deutsche Bank ya cotizaba en mínimos históricos. Los tiempos se adelantaron para el BCE cuando los bonistas de la entidad germana empezaron a creer que sus bonos, los denominados CoCos que son convertibles en caso de que falte capital, podría quedárselos el banco, de nuevo tocó mínimos y el riesgo de quiebra fue evidente.
Ahora, con el italiano diseñando el nuevo manguerazo de liquidez el Deutsche vuelve a mínimos, pero esta vez no son los 11 euros de principios de 2016, ni los 9,41 que tocó el 27 de septiembre de ese mismo año, sino que ya ha picado por debajo de los 5,8 euros. De nuevo volvemos a 2016, solo que con el zombie alemán más cerca que nunca de caer, con la deuda tensionada (los bancos todavía necesitan acumular capital para cumplir con los requisitos de MREL, pérdidas que deberían asumir los inversores) y con la economía retrocediendo en Europa.