El severo revés de la última reforma de las pensiones no sólo afecta a los propios pensionistas, sino también a quienes sostienen el sistema. Por un lado, el Gobierno ha elevado los impuestos en todos los ámbitos, mientras los autónomos tendrán que soportar el mayor peso al cotizar por los ingresos, sin tener en cuenta los gastos, pese a ser empresarios de facto.
El nuevo sistema de cotización de los autónomos les compara con el de trabajadores por cuenta ajena, tributando por los ingresos reales, sin tener en cuenta los gastos propios de la actividad, como equipos informáticos, teléfono -terminal-, conexión a Internet, coche si es para el transporte y los propios suministros. De esta forma, las cuotas de los autónomos casi se duplicarán, hasta rondar los 6.500 euros de media frente a los 3.600 actuales y en el mejor de los casos.