La falta de trabajo, una ruptura sentimental, la pérdida de un ser querido, exámenes, complicaciones familiares o en el trabajo son algunos problemas que pueden acarrearte estrés.
Ese momento en el que te duele la cabeza, te cuesta respirar y notas que se te va a salir un ojo disparado en cualquier instante, es cuando tienes que detenerte y analizar qué te está pasando.
Hay distintos signos característicos tanto físicos como psicológicos que indican que el nivel de estrés en tu vida está siendo demasiado como para poder soportarlo.
Clases de estrés
Según su duración o efectos puedes encontrar dos tipos de estrés.
- Estrés agudo: Dura poco tiempo y no siempre es negativo. Te ayuda en momento de peligro o de necesidad y desaparece a corto plazo. Como por ejemplo ante un frenazo cuando estás conduciendo, al realizar un deporte o frente a una pelea. El nivel de estrés puede subir en pocos minutos, pero igual que surge desaparece a corto plazo.
- Estrés crónico: Cuando sufres episodios de estrés continuos llegas a vivir con ellos sin darte cuenta hasta que ya lo tienes crónico.
¿Qué nos sucede cuando vivimos con estrés crónico?
Cuando estamos en alerta continua, aunque no corramos ningún riesgo, nuestro cuerpo sufre una serie de cambios.
Las hormonas provocan que el cerebro esté alerta, los músculos se mantienen en tensión y te sube el nivel cardíaco. Vivir durante un periodo prolongado sufriendo estos síntomas nos acaba acarreando problemas de salud físicos y psicológicos.
No puedes dejar que las situaciones que te rodean te afecten tanto. Es fácil de decir y difícil de llevar a cabo, pero tienes que priorizar los problemas y comprobar qué te está costando la salud.
Depresión o ansiedad por estrés
Si piensas que todo te supera y que no puedes controlar tu propia vida entras en un estado de «estrés constante» que puede terminar en depresión o ansiedad.
Puede ser que tengas bajo el ánimo, que te irrites con facilidad, que te estorbe la gente y que no tengas ganas de continuar. Todos estos son síntomas de que estás entrando en un estado de depresión que te impide pensar con claridad e incluso llevar una vida normal. Te sientes culpable por ello y te estresas todavía más, lo que hace que el vaso se vaya llenando y tú empeorando.
No es malo sentirse abrumado por todo lo que te rodea, no es de cobardes detenerte y pedir ayuda si fuese necesario. Al contrario, reconocer que tienes un problema y que has tocado fondo es de las cosas más «valiente» que harás en tu vida.
No te fustigues por no ser como otras madres, padres, hijos o parejas. No te sientas inferior a los demás, porque en estos casos la autoestima es lo primero que se pierde. Cada persona es única y eso es lo que te hace especial.
Dolor de cabeza por estrés
Con el estrés es crónico tu mente no puede dejar de «rumiar» las mismas cosas. El problema es que en vez de buscarle solución lo que haces es enfocarlo de la misma forma cientos de veces.
Los dolores de cabeza o migrañas comenzarán a aparecer cuando el estrés ya es crónico. Nadie puede estar todo el día pensando, es muy frustrante hacerlo y no encontrar el camino de salida.
Hay que tener en cuenta algo muy importante, si no dejas de mirar las cosas desde la misma ventana siempre tendrás las mismas vistas. Sal, haz deporte, ve al cine, evádete, aunque no tengas tiempo ni puedas permitírtelo. Compra un paquete de pipas y vete al parque a ver cantar a los pájaros.
Cuando te estancas en algo necesitamos quitarlo de la cabeza y volverlo a retomar desde otro prisma. Es una forma de mitigar los dolores de cabeza debido a los problemas y al estrés.
Subida de tensión por estrés
No está demostrado que el estrés cause directamente subidas de tensión, pero sí se sabe que cuando estás estresado tu cuerpo crea más hormonas que dañan las arterías y pueden producir una cardiopatía.
Lo significativo es que, cuando el estrés desaparece, la tensión vuelve a su estado normal. Una discusión fuerte, una decepción, un entorno laboral desfavorable, una ruptura sentimental o la pérdida de un familiar pueden hacer que entres en estrés crónico.
Dormir, relajarte, darte un baño, escuchar música e intentar tranquilizarte hace que tus niveles de hormonas bajen y que por lo tanto tu tensión también lo haga. ¡Inténtalo!
Erupción en la piel debido al estrés
La erupción cutánea es otro de los problemas que puede acarrearte el estrés es más común en la cara y en el cuello. Estás en un estado de alteración de tal índole que tu cuerpo no sabe cómo decírtelo y comienzan las manchas rojas y eccemas en la cara por el estrés. Produciéndote más y aumentando la frustración que ya tenías.
Con periodos de estrés demasiado largos nuestra piel reacciona con un sarpullido rojizo que a menudo te pica, te rascas, sale más, te ves horrible. ¡Ya tienes otra cosa más por la que estresarte!
Como solución puedes usar productos especializados, no lavarte mucho la cara con agua e intentar relajarte. Aunque te compres toda la tienda de cosméticos si no erradicas el problema principal solo estarás poniendo tiritas en agujeros de cañones…
Problemas mentales
El estrés no es para tomártelo a broma, en muchos casos la esquizofrenia o la bipolaridad comienzan con fuertes procesos de estrés. El estrés ayuda a empeorar cualquier tipo de enfermedad mental que puedas tener.
Al estresarte las hormonas liberan cortisol y adrenalina en la sangre y se ha demostrado que esto deteriora el funcionamiento cognitivo.
Empieza a fallar la memoria. Tienes tantas cosas o piensas que las tienes que poco a poco vas olvidando tomar medicamentos, citas importantes o cosas triviales de tu día a día.
Menstruación irregular por estrés
Los problemas que puede acarrearte el estrés son los desajustes hormonales, influyendo en la menstruación. Puede ser que tengas la regla durante mucho tiempo o que padezcas amenorrea, lo que unido a bajos niveles de estrógenos crea descalcificación y deterioro en los órganos genitales.
Si comienza a afectar a la menstruación puede interferir incluso a la hora de poder o no tener descendencia, lo que si estás buscando un bebé te acarrea todavía más estrés.
Las ganas de mantener relaciones van de la mano de que te encuentres bien. Si tu vida es un caos y tu cabeza no te deja relajarte en lo último que pensarás es en mantener sexo. Con lo que puedes llegar a sentirte culpable.
¡Nunca te sientas mal por no acostarte con tu pareja! Tiene que comprender que no estás bien y lo que necesitas es ayuda por su parte no reproches.
Una de las principales metas que te tienes que poner cuando tienes estrés crónico es tener unos horarios regulados, higiene en condiciones, dormir lo suficiente, obligarte a mantener un orden, no tomar alcohol o drogas y recordar la medicación que sea necesaria. Esto, poco a poco, te irá marcando unas pautas que te servirán para que te relajes.