viernes, 22 noviembre 2024

La trampa de las hipotecas compromete a clientes, avalistas y Gobierno

La existencia de avalista en buena parte de las hipotecas podría estar detrás del reducido impacto de las medidas de alivio, del que ha advertido el Banco de España. Contenidas en la actualización del código de buenas prácticas bancarias (CBPB), y en vigor desde el 1 de enero, tienen como objetivo aliviar a los hipotecados de la tensión del Euribor, que desde enero a diciembre del año pasado escaló 3,5 puntos porcentuales. Sin embargo, el CBPB tenía letra pequeña: el código excluye a las hipotecas con aval abocando a un doble tensionamiento: el del titular de la hipoteca y el del que la avala. Asufin ha pedido al Gobierno que tome cartas en el asunto.

EL ALIVIO PARA LOS USUARIOS

En concreto, y para aplicar las medidas de alivio, el código establece que se trate de un crédito o préstamo que carezca de otras garantías, como el aval personal de algún familiar. En este caso, dicha garantía ejerce un efecto perverso al impedir la concesión de una medida pensada para aliviar de manera coyuntural el impacto de la subida del Euribor, en una hipoteca concreta.

Como sucedió con la moratoria regulada por el Gobierno, en plena irrupción de la pandemia por Covid-19, hace tres años, buena parte de los potenciales beneficiarios de estas medidas están quedando sin solución. Las entidades financieras, que al evaluar la solvencia del hipotecado le exigieron un aval porque no tenía ingresos suficientes, ahora se escudan en el mismo para impedir que se les aplique el CBPB.

buena parte de los potenciales beneficiarios de estas medidas están quedando sin solución

“No podemos admitir que precisamente estas familias, que han sido avaladas porque el propio banco consideró que no tenían suficientes ingresos, ahora se vean excluidas del código de buenas prácticas. Nos están llegando cada vez más casos que podrían asumir la hipoteca con alguna de las medidas pero que el banco les dice que tendrá que ser su aval el que arrime el hombro. El Gobierno tiene que revisar el código o no llegará a las familias que más lo necesitan.” explica la presidenta de Asufin, Patricia Suárez.

LAS PREOCUPACIONES Y EL BANCO DE ESPAÑA

Por otro lado, nos preocupan muchísimo las consideraciones del Banco de España en cuanto a que el acceso a estas medidas implica una menor calidad crediticia de los deudores, de forma que verán limitado la concesión de nuevo crédito. No podemos permitir que esta parte de los hipotecados vea obstaculizado su acceso al canal convencional (y supervisado) del crédito y se exponga a vías mucho más peligrosas de prestamistas o productos inadecuados, como créditos fáciles y rápidos.

La crisis financiera anterior, de la primera década de siglo, tuvo como consecuencia una evaluación de la solvencia más rigurosa. Sin embargo, la exigencia de un aval ya indica que el prestatario podría tener dificultades para asumir el préstamo hipotecario en un cambio de ciclo como el que estamos viviendo actualmente.

NUEVAS POSIBILIDADES

La Dirección General de Consumo de la Consejería de Salud y Consumo de Islas Baleares ha presentado un informe financiero que abre las puertas a renegociar las hipotecas firmadas antes de 2011, con la posiblidad de modificar las cuotas, en caso de presentarse dificultades económicas.

Este informe, presentado ayer por la consejera de Salud y Consumo, Patricia Gómez, por el director general de Consumo, Fèlix Alonso, así como por su autor, el matemático Guillem Bou, está a disposición de todos los afectados así como de los actores implicados en el proceso hipotecario, a través de la web de Consumo Baleares. El mismo recoge las circunstancias en las que se puede reconocer si un préstamo hipotecario es Redal (del latín Redito ad Libitum) y por tanto se puede acoger a la opción de “devolución a voluntad”.

Esta opción permitiría al cliente afectado renegociar la cuota si por dificultades económicas no se puede hacer frente al pago mensual después de las últimas subidas. De ser así, el cliente tendría derecho a devolver un importe menor hasta llegar, en los casos más extremos, a pagar la cuantía equivalente a los intereses, más un céntimo de euro.


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