Ese momento en el que Elon Musk compró Twitter es, en definitiva, uno de los más llamativos en cuanto a la evolución de las redes sociales. El magnate de origen sudafricano era ya una figura controversial, y muchos percibieron su adquisición de la aplicación como una forma poner una curita sobre su ego. Pero lo cierto es que, a pesar de alguna excentricidad y de la controversial forma en que ha manejado la verificación, Musk no ha incendiado la empresa y esta sigue siendo clave en el ecosistema digital.
Al mismo tiempo hubo quien tomo la llegada del fundador de Tesla como un buen momento para abandonar el barco. Entre las aplicaciones que se presentaron como botes salvavidas Mastodon, un espacio de microblogging que combina las características de Twitter con el listado de temas de espacios como Dischord, probablemente haya sido la más llamativa. De hecho por unos días, probablemente más por orgullo que por un riesgo real, el propio Musk anunció que prohibía compartir links o comentarios sobre la aplicación.
Desde entonces los números de la plataforma han disminuido, pero eso no parece molestar a su fundador Eugen Rochko quien aceptó en una entrevista con The Guardian que su creación era «más difícil de usar» que su gran competidora, pero donde señalo que no está preocupado por ello, «No queremos ser una copia, ni queremos ser más grandes, queremos ser mejores», sentencia en el texto. Es una visión interesante de este tipo de espacios, que huye de la marejada de temas y comentarios sin filtrar en la que puede convertirse Twitter cualquier día de la semana.
Al mismo tiempo, si algo se ha demostrado una y otra vez en el mundo tecnológico es que la facilidad de uso es en ocasiones el principal factor diferenciador, y si hay dudas alcanza revisar la carrera de Steve Jobs, o los datos de Linux. Al mismo tiempo la controversia de la red de Musk sirvió para que Mastodon llegara a los 2.6 millones de usuarios y que tras caer ese dato se quedaran con 1.2 millones de usuarios activos. Es un número mucho más pequeño, sí, pero que también hace más fácil crear conexiones y destacar dentro de la base de usuarios.
Lo cierto es que el caso Mastodon demostró que, aunque de momento ningún servicio ha conseguido la misma dominación, sí que se puede competir con Twitter. De todos modos ese nunca ha sido el objetivo de Rochko, quien hasta diciembre era el único trabajador de la red que fundo y que funcionaba gracias a las donaciones a través de Patreon, siempre ha tratado a la empresa como una organización sin fines de lucro, por lo que el aumento de usuarios no solo llego como una sorpresa para una red especialmente pensada para «frikis» digitales, sino que por momentos fue incluso un problema.
¿PUEDE HABER UNA SUCESORA PARA TWITTER?
Tampoco es que los problemas causados en la red social por la llegada de Musk hayan desaparecido solo porque Mastodon no haya podido competir. La presencia de bots, denunciada por el propio CEO, la cantidad de discurso de odio, empujada por la menor cantidad de filtros en la aplicación y el hecho de que pareciera que el símbolo de verificado es cada vez más inútil para diferenciar a figuras de importancia real de aquellos usuarios con ocho euros mensuales que gastar la ha hecho una peor fuente de noticias de lo que ya era. Además, situaciones como la de NPR, que se ha retirado de la red, no han dado la mejor imagen de la empresa.
De hecho el propio Rochko ha dicho que ha recibido ofertas de Silicon Valley que intentan masificar Mastodon. Si bien no ha dado nombres se sabe que Meta tiene su propio proyecto similar, llamado provisionalmente P92, y Jack Dorsey fundador de Twitter ha hablado de un modelo similar para su Bluesky. Sin embargo, ninguna de estas tiene fecha de salida anunciada de cara al público.
EL FUTURO DE MASTODON
Según la misma entrevista el Patreon de Mastodon genera unos 38.000 dólares al mes, casi 35.000 euros, lo que según su fundador es suficiente para retribuir a sus empleados y manejar el tráfico de usuarios de la red. De momento todo indica que esto le es suficiente a su creador para vivir tranquilo, y quizás ahorrarse alguna visita al senado de Estados Unidos como las que han tenido que asumir algunos de los gigantes tecnológicos de Norteamérica.
Pero si esta no es la aplicación que vaya de tú a tú con Twitter otra podrá intentar tomar ese espacio. Si bien no parece especialmente fácil es cierto que en algún momento podría aparecer un competidor serio al gigante del microbloggin, después de todo en algún momento MySpace era absolutamente intocable. Pero mientras tanto no hay ningún modelo viable que pueda competir con la red de Elon Musk, no importa que tan incómodos estén algunos usuarios con su gestión.