Parte de la industria hotelera española, con Meliá y AC Hotels by Marriott a la cabeza, coinciden en que España no necesita los famosos turistas prestados que ya están recuperando los países del Norte de África. El motivo es que gastan menos y España ahora quiere vivir de los turistas de calidad. Es decir, ha cambiado el discurso; aunque a medias. La cuestión es: ¿de verdad no necesitamos a los turistas low cost que llegan a a nuestro país?
Para responder a esta pregunta, lo primero es hacer una diferenciación entre los turistas low cost y los de calidad. Los primeros, como propiamente dice la palabra, vienen a España atraídos por los precios bajos. Se alojan en hoteles con pocas estrellas, hostales o pisos turísticos; pero también en hoteles de cuatro estrellas con paquetes ‘todo incluido’. De hecho, con ofertas de este tipo, alemanes e ingleses llenan las costas de España todos los veranos.
Los segundos, sin embargo, son los que se alojan en hoteles de mayor categoría. Su gasto en mucho más elevado en los destinos turísticos. En el mes de abril, por ejemplo, los nórdicos fueron los que más gastaron con una media de 1.249 euros en un viaje de nueve días; seguido de los 961 euros de los alemanes (en 7,4 días de media), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Aunque lo que interesa es que vengan más chinos porque gastan aún más.
Dicho esto, ¿por qué antes queríamos que vinieran todos los turistas posibles y ahora no? Básicamente porque España quería seguir celebrando récords turísticos a toda costa: hasta los 83 millones de turistas del año pasado. Entonces fue cuando la industria empezó a temblar al ver cómo se recuperaba Turquía. Y para apaciguar los ánimos el discurso del Gobierno cambió: ahora queremos turistas de calidad. Las grandes hoteleras lo compraron y todas sus estrategias se dirigen en esta dirección. A veces, incluso, a costa de atacar a la competencia.
Un ejemplo de ello se vio en el pasado foro de turismo organizado por ‘El Economista’, en el que varios hoteleros coincidieron en que la recuperación del turismo en los países del Norte de África o en Turquía es positiva para España en términos de turismo de calidad. “En los últimos años hemos tenido vientos de cola que no correspondían a la realidad”, apuntó el CEO de Meliá, Gabriel Escarrer. Afirmación que guarda su lógica. Para Escarrer, la critica es mayor: “Las Ramblas están llenas de mochileros”.
Además, socialmente están asociados a fenómenos polémicos como la turismofobia o el crecimiento de los pisos turísticos. Sin embargo, siguen siendo turistas que engrosan las estadísticas y gastan dinero en España –aunque menos que otros–, pero lo hacen. Motivos por los cuales España no se puede permitir el lujo de perderlos. Es más, ambos tipos de viajeros conviven juntos actualmente. Eso sí, no en armonía si tenemos en cuenta la polémica entre pisos turísticos y hoteleros por el marco regulatorio. Aquí cada uno defiende al turista que le da de comer; mientras que algunos hoteleros también se han sumado al negocio de los pisos turísticos por paradójico que suene.
EL PROBLEMA DE MELIÁ EN CANARIAS
No obstante, hay un caso práctico que explica el cinismo en algunos discursos: Canarias. Hasta el mes de abril, Canarias recibió 4,7 millones de turistas internacionales, un 0,9% menos comparado con el mismo periodo del año anterior, según la estadística de Movimientos Turísticos en Fronteras (Frontur) publicadas por el INE. El primer país emisor de Canarias es Reino Unido, seguido por Alemania. Estos dos países son precisamente los que eligen el sol y playa de Turquía por delante del archipiélago.
Solo hay una forma de competir frente a estos destinos: bajar los precios y llamar la atención de estos. Y las grandes hoteleras están dispuestas a no perderlos. Simón Pedro Barceló, copresidente de Grupo Barceló, reconoció hace poco en una entrevista en ‘El País’ que se nota el deterioro en el mercado vacacional español, especialmente en Canarias. Por lo que han tenido que seguir la estrategia de reducir entre un 3% y un 4% los precios. No han sido los únicos. Las agencias de viajes también se han visto obligadas a lanzar ofertas y descuentos para atraer a los viajeros.
Desde Meliá reconocen que la situación no variará mucho. “Esperamos un comportamiento negativo durante el segundo trimestre frente al mismo periodo del año anterior por el aumento de la competencia procedente de destinos alternativos, la cual se espera impacte negativamente en algunos de nuestros hoteles, como el Gran Meliá Palacio de Isora o el Meliá Jardines del Teide”, señalan.