La final de la Champions League que disputan los equipos ingleses Tottenham y Liverpool este sábado en Madrid también enfrenta a sus millonarios propietarios que se juegan mucho más que una copa.
Esta temporada se ha dado la circunstancia de que los cuatro equipos de fútbol que han disputado las finales de las competiciones europeas más importantes son ingleses. Un hecho inédito en la era moderna de este deporte. Italia metió cuatro finalistas en 1990, pero por aquel entonces se disputaban tres títulos, incluida la Recopa de la UEFA. Detrás del auge de los conjuntos de las islas está la ingente cantidad de dinero que han invertido en la Premier algunos de los hombres más ricos del mundo en la última década.
Los inversores más conocidos en Inglaterra son el ruso Roman Abramovich en el Chelsea campeón de la Europa League y el jeque Al Nahyan en el Manchester City entrenado por Pep Guardiola, con suerte dispar en la Champions. Pero detrás de Liverpool y Tottenham también están dos hombres de éxito en el mundo de los negocios.
John Henry, el principal propietario de Fenway Sports Group, ha invertido dinero Liverpool desde 2010. A través de Fenway Sports, dueño también de los Red Sox de Boston, compró del equipo red por aproximadamente 500 millones de dólares (algo menos de 450 millones de euros al cambio actual). El club tenía un valor cercano a los 2.400 millones de dólares (algo más de 2.150 millones de euros) a principios de 2019, según los cálculos de la consultora KPMG.
Joe Lewis, un gestor de divisas afincado en Bahamas, ha controlado el Tottenham desde el cambio de siglo a través del holding ENIC. Lewis construyó su participación más gradualmente, uniéndose a Daniel Levy para comprar el 27% del club por aproximadamente 22 millones de libras (casi 25 millones de euros al cambio actual) en 2001. Hoy, estos dos inversores poseen el 86% del equipo londinense a través de ENIC. KPMG estima el valor del club en 1.900 millones de dólares (1.700 millones de euros).
El club que gane la Champions League cobrará cuatro millones de euros adicionales a los que sumar por su participación y evolución en el máximo torneo del fútbol continental. Sin embargo, una recompensa más grande es el incremento en el valor que tendrán los equipos. El responsable global de negocios deportivos de Deloitte, Dan Jones, ha destacado que «ayuda a su relación con los patrocinadores, el valor del club y el lugar dónde se sientan dentro del orden global». «Cuanto mejor es un club en la cancha, mayor es su valor», ha explicado a Bloomberg.
El Tottenham tuvo ingresos récord de 381 millones de libras (casi 430 millones de euros) para el año fiscal finalizado el 30 de junio de 2018. Representa unas ganancias que multiplican por tres los 113 millones de libras obtenidos en la temporada más rentable en la historia del equipo, según Jones. Por su parte, los ingresos del Liverpool alcanzaron los 455 millones de libras (casi 515 millones de euros) entre mayo de 2018 y el mismo mes del año anterior con un beneficio de 106 millones de libras (casi 120 millones de euros).
Ambos multimillonarios tuvieron modestos comienzos. Después de que su padre muriera en 1975, Henry (69 años) se hizo cargo de la granja de soja de la familia en Arkansas a la edad de 26 años. La compra de contratos de futuros para protegerse contra los volátiles precios de los cultivos lo llevó a construir un modelo matemático para beneficiarse de estos intercambios. Abrió la firma de inversiones John W. Henry & Co. en 1981. Joe Lewis, 82 años, nació en un pub en el este de Londres. Al igual que su rival este sábado también se hizo cargo del negocio de su padre y lo convirtió en una cadena de restaurantes temáticos, utilizando su éxito para financiar otras empresas.
En la época en que Henry estableció su empresa, Lewis comenzó a centrarse en el comercio, incluidas las apuestas contra la libra esterlina en 1992, como George Soros. Tavistock Group lleva el nombre de la empresa de catering de su padre y tiene una cartera de más de 200 empresas en todo el mundo.
CLUBES MODÉLICOS EN LO ECONÓMICO
Sus clubes han sido administrados de manera relativamente austera, al menos para tratarse de equipos deportivos de primer nivel, y son conocidos por hacer tratos muy beneficiosos en el mercado de fichajes.
El Liverpool usó los beneficios de la venta del brasileño Philippe Coutinho al FC Barcelona la temporada pasada para comprar al defensa Virgil van Dijk y al portero Alisson Becker, ambos jugadores cruciales en este curso tanto en la Premier como en la Champions. El equipo red ha gastado un promedio neto de 42 millones de libras (algo más de 47 millones de euros) anuales en fichajes desde que se convirtió en parte de Fenway Sports en 2010, cifra muy inferior a la de sus rivales Manchester United y Manchester City.
La disciplina de Tottenham se extiende a su nómina, que es la más baja entre los seis equipos más grandes de la liga inglesa, según Sporting Intelligence. En cambio, el club ha financiado la construcción de un estadio con capacidad para 62.000 personas en el norte de Londres, aumentando su deuda a unos 460 millones de libras (algo menos de 520 millones de euros).
Liverpool ha seguido un camino diferente con Henry. Descartó los planes para un nuevo estadio y optó por remodelar Anfield. Eso deja a su balance relativamente relativamente libre de deudas con solo 55 millones de libras (más de 62 millones de euros) de préstamos bancarios, aunque también debe 100 millones de libras (más de 112 millones de euros) a su compañía matriz, según su informe anual de 2018 recogido por Bloomberg.
«En el aspecto comercial, ambos están en una forma tremendamente buena«, ha declarado Jones. «Ambos clubes probablemente sienten que lo que falta es un trofeo y el hecho de que estén jugando para ganar la Champions allí le añade una ventaja extra», ha concluido el responsable de Deloitte.