El tinder del inmobiliario se hace mayor. La aplicación para buscar habitaciones de alquiler ha crecido ha pasos agigantados y ya no es esa proptech que comenzó con una financiación de 30.000 euros. En cuatro años ha conseguido levantar 40 millones de euros. Una financiación que ha supuesto que badi comience a otear en el horizonte un nuevo negocio. Se trata de la gestión de activos (viviendas e incluso bloques) de fondos de inversión y socimis. Este 2019 el proyecto será una realidad.
«La gestión de estos activos nos permite tener oferta de más calidad trabajando con actores del mercado. Además nos permite desbloquear oferta en ciudades con alta demanda como Madrid y Barcelona», afirma a MERCA2 Álvaro Córdoba, cofundador de badi. De momento, ya han iniciado varias pruebas pilotos con algunos fondos y socimis y que se han interesado en su modelo de negocio, pero «esperan» poder trabajar con estos agentes durante este año.
«Ahora sólo damos una información de cómo funciona este sector. Pero estimamos que para este año puede ser algo real. Deseamos entrar fuerte en todo esta parte del negocio», afirma Córdoba ante la posibles sinergias con socimis y fondos de inversión.
Este interés no es casualidad, sino fruto de los retornos que este negocio produce. En determinadas zonas geográficas, se observan unas medias de rentabilidad de hasta un 40% superiores al mercado residencial tradicional en España, según un estudio realizado por badi en colaboración con Savills. Así pues, en un contexto con altos niveles de demanda, la mayor rotación del mercado de habitaciones frente al convencional ya no supone una ocupación más baja.
Badi ha levantado 40 millones de euros y las socimis y fondos buscan a esta proptech por sus altas rentabilidades
Esta nueva línea es una consecuencia de la evolución que ha tenido badia lo largo de estos últimos cuatro años. En sus inicios eran más conocidos como el tinder del inmobiliario por una más que cierta semejanza en con la interfaz gráfica de esta app para encontrar pareja. En realidad, badi lo que buscaba era buscar pareja, pero de piso. El apodo es algo que «no molesta» a Córdoba, aunque admite que ya no se corresponde a la realidad de la compañía.
«Creo que el modelo de producto que lanzamos al principio es una descripción que encajaba bien con esta definición del tinder del inmobiliario, pero creo que ya ha perdido sentido por cómo se conectan las personas en estos momentos. Ya no se trata de aceptar, descartar haciendo ‘scroll’, sino que realmente hay un sistema de inteligencia que ofrece personas que tú puedes contactar en función de si encaja contigo o no», afirma Córdoba.
Lo cierto es que badi nació con el objetivo de que los particulares con pisos en alquiler se interesaran por este nuevo modelo de negocio, pero «poco a poco hemos crecido hasta el punto de que se nos acerquen grandes actores del sector».
En este sentido, Córdoba pone como ejemplo el coworking y la inversión en él de socimis y fondos para ejemplificar lo que puedo ocurrir en badi. «Creemos que el alquiler de oficinas es muy diferente, pero nos sirve como ejemplo para ver cómo puede cambiar el mercado del alquiler. Es una gran referencia ver como en muy poco tiempo ha explotado este negocio», explica el cofundador de badi.
El proyecto ha crecido de tal manera que ya han logrado un millón y medio de usuarios registrados que se reparten entre las grandes ciudades donde operan -Madrid, Barcelona, Valencia, Londres, París o Roma- y una financiación de 40 millones de euros «gracias a los fondos de inversión, sobre todo estadounidenses que son los que mejor nos entienden». Además, Córdoba anuncia que ya estudian la legalidad de Berlín para asaltar Alemania.
CRECIMIENTO, PERO SIN PERDER LA GESTIÓN DE LA EMPRESA
Para este año, badi «no espera» una nueva inyección de capital, pero el cofundador de badi explica que si llegará siempre sería bajo la premisa de no perder la gestión de la empresa. En este sentido, Córdoba explica que el objetivo es que la empresa sea cada vez más grande y que ellos -sus otros dos socios- tengan menos participación, pero sin renunciar a la gestión de la compañía. «Hasta ahora como nos ha ido bien siempre nos lo han permitido», afirma Córdoba.
Una permisividad que también tendrán -de momento- por parte de la administración. Porque la actividad de badi -alquiler de habitaciones- es un negocio que no entra -de momento- dentro de las restricciones al arrendamiento de vivienda que pretende implantar la Generalitat de Cataluña.
«Estamos colaborando con Cuatrecasas y por ahora la regulación en Cataluña no habla sobre habitaciones, por este motivo evitamos pronunciarnos sobre este tema. Por ahora no nos afecta de manera directa», explica Córdoba.