La importancia del relato es determinante para pastorear las conciencias de los ciudadanos, especialmente en una época en la que –como decía George Orwell–, decir la verdad es un acto revolucionario. Los ministros de finanzas de los países más poderosos de la Tierra, los del G20, se han reunido en Bangalore (India) para intentar maquillar su responsabilidad en la crisis de deuda global que nos acecha desde hace más de una década. Y al final se han tirado los trastos a la cabeza con un debate estéril sobre la utilización de la palabra «guerra» para definir el escenario geopolítico en el Este de Europa en el aniversario de la intervención militar rusa en Ucrania.
G20, RUSIA Y ARMAS CHINAS
Se trata de un aperitivo de la cumbre de los ministros de Exteriores del G20 que se celebrará esta semana en Nueva Delhi, a la que asistirán el ruso Sergei Lavrov y Antony Blinken después de que Joe Biden haya decidido rebajar la tensión asegurando que en realidad la Casa Blanca no cree que China envíe armamento a Ucrania.
Un mensaje que contrasta con el lanzado por el secretario de Estado norteamericano en la Conferencia de Seguridad de Munich y que fue azuzado por los fontaneros del Pentágono asegurando que hay un informe que prueba que Pekín está mandando material bélico a Zelensky. Esperemos que no lo hayan elaborado los mismos que decían que en Irak había armas de destrucción masiva.
En esta cumbre de ministros de Economía y Finanzas del G20 ha quedado patente el difícil papel de India, que se está haciendo de oro gracias a las sanciones occidentales, al haberse convertido en la gasolinera del planeta gracias al crudo ruso, que obtiene con jugosos descuentos. La industria del refino del país vive momentos de gloria y, junto a Arabia Saudí, ejerce de bisagra entre los autoembargos occidentales de los hidrocarburos rusos y el Kremlin. Los políticos se ponen las medallas mientras los ciudadanos sufren las consecuencias en sus vidas y haciendas.
MÁS DINERO PARA ZELENSKY
En todo caso Zelensky puede estar tranquilo porque seguirá recibiendo dinero a espuertas. El G7 acaba de confirmar que ampliará hasta los 39.000 millones de dólares la cantidad de fondos que entregará a Kiev este año, prácticamente el doble que el volumen asignado en 2022. A esta cantidad habrá que sumar los 15.000 millones solicitados por el presidente ucraniano al Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la visita de la directora gerente, Cristalina Georgieva. Unas inyecciones de liquidez con las que occidente quiere seguir lubricando la guerra mientras le dice a los chinos que ellos no pueden hacer lo mismo.
Nadie habla del destino real de los fondos, ni de que las autoridades europeas y norteamericanas llevan años denunciando la corrupción institucional en los principales centros de poder de Ucrania. Porque claro ahora Zelensky es el bueno, el defensor de la democracia liberal que debe defenderse de la agresión del oso ruso. Como les decía anteriormente la importancia del relato es fundamental en esta época de mentira universal. Y si no que se lo digan a las familias de las repúblicas del Donbass que llevan sufriendo desde 2014 el ataque sistemático del ejército de un país que dejaron de considerar como propio tras el golpe del Maidán.
SE DISPARA LA DEMANDA DE GAS
Mientras todo esto sucede en los altos despachos de los burócratas e ingenieros sociales, en el mundo terrenal nos estamos pelando de frío. Las bajas temperaturas han disparado la demanda de gas, lo cual está reduciendo el nivel de reservas con las que se esperaba acabar el invierno sin problemas.
Antes de la llegada del otoño los gobiernos y energéticas europeas compraron todo el gas que pudieron (también a Rusia) a precio de oro para asegurar el suministro, luego el invierno menos duro de lo esperado permitió mantener los niveles de llenado cerca del 90% –hundiendo el precio del gas en los mercados–, pero el frío de finales de enero obligó a países, como España, a activar el estado de «operación excepcional», tras registrar un repunte de la demanda del 13%.
Mínimas de hasta 10 grados bajo cero con nieve a partir de los 600 metros han sido la tónica generalizada en España en estos últimos días y los meteorólogos dicen que esta semana será aún peor, debido a una masa de aire polar que hundirá aún más las temperaturas. Veremos hasta qué punto esta ola de frío afecta al precio del gas, aunque el verdadero reto llegará el próximo invierno, cuando no sea tan fácil adquirir el preciado hidrocarburo en los mercados internacionales.
«EL SISTEMA DE ALMACENAMIENTO DE GAS EUROPEO ESTÁ DISEÑADO PARA SUAVIZAR LAS VARIACIONES ESTACIONALES PERO NO PARA PROPORCIONAR UNA RESERVA ESTRATÉGICA»
Como recordaba un analista de Reuters hace unas semanas, «el sistema de almacenamiento de gas europeo está diseñado para suavizar las variaciones estacionales del consumo, no para proporcionar una reserva estratégica que proteja contra decisiones políticas que interrumpan el suministro». Y mucho menos si va acompañado de acciones de «terrorismo internacional», que es como definió el economista Jeffrey Sachs en el Consejo de Seguridad de la ONU los ataques a los gasoductos del Báltico que llevaban a Alemania el gas siberiano.
Por eso los burócratas quieren intervenir los precios y terminar de matar al mercado para intentar tapar su propia responsabilidad en la crisis energética global, que tiene su génesis en políticas erróneas, sacrificando a la economía en el altar de la descarbonización sin tener la capacidad y tecnología necesaria para abandonar los hidrocarburos, que no olvidemos que generan dos terceras partes de la energía primaria mundial.
LA RECESIÓN ALEMANA
Alemania es un claro ejemplo de ello. Primero desmanteló su producción nuclear usando el miedo generado por el accidente de la central japonesa de Fukushima, luego lo fío todo a un acuerdo estratégico con Rusia que ahora ha saltado por los aires y al final resulta que la principal fuente de generación eléctrica es la quema de carbón, llegándose incluso a desmantelar parques eólicos para abrir más minas. Lo que la mayoría de la gente desconoce es que esto ya era así en 2019, antes de que Putin decidiera mandar los tanques al Este de Ucrania.
En este contexto el canciller Olaf Scholz viaja a India con una delegación de empresarios para firmar acuerdos de venta de armamento y tecnología militar, así como en materia energética, pero en lugar de hablar de gas y petróleo pone sobre la mesa la expansión de las renovables. «Alemania apoya la transición de India hacia las energías renovables y ha concedido préstamos por valor de 1.300 millones de dólares para los próximos seis años, las empresas del país están dispuestas a compartir tecnología y conocimientos con sus homólogas indias para ayudar al país asiático en su camino hacia la neutralidad climática». Juzguen ustedes mismos, me ahorro el comentario.
Esto se produce en un momento en el que la Oficina Federal de Estadística germana haya elevado la caída del PIB contabilizada en el cuarto trimestre de 2022, para situarla en el 0,4%. La oficina gubernamental explica que la caída se justifica por el descenso en la inversión de capital y del consumo privado, que no pudieron ser compensadas por el aumento del gasto público. Si se cumplen las estimaciones del consenso de analistas entrará en recesión técnica oficialmente dentro de un mes.
EL MERCADO ASUME LA REALIDAD
En cuanto a la evolución de los mercados de capitales, la pasada semana concluyó con descensos generalizados en las bolsas, con los índices estadunidenses cediendo un 3%, mientras en Europa las pérdidas fueron algo más moderadas. Como señalan los técnicos de Singular Bank, «tras el fuerte rally del mes de enero en la mayoría de bolsas mundiales, en las últimas semanas han ido perdiendo fuerza en el contexto de una nueva fase de repunte de la rentabilidad de los bonos«, ante las expectativas de que los bancos centrales suban los tipos más de lo que se esperaba hace unas semanas y los mantengan elevados durante todo el año.
Parece que poco a poco las grandes gestoras y bancos de inversión -que son al fin y al cabo los que mueven el mercado– comienzan a abandonar la fantasía de que la Reserva Federal y el BCE bajaran los tipos de interés en la segunda mitad de 2023. Los últimos datos macroeconómicos muestran que el impacto de las últimas subidas no se ha trasladado del todo a la economía real, sobre todo en Estados Unidos.
Si la inflación subyacente sigue en niveles elevados será difícil que los alquimistas monetarios bajen el ritmo. Como consecuencia de ello el repunte sin precedentes observado en los mercados mundiales de renta fija en el arranque de 2023 parece tocar a su fin.
Respecto a la agenda semanal el foco de atención de los inversores en la eurozona se centrará en la publicación del índice de confianza del consumidor, los PMI de febrero definitivos y el IPC armonizado. Además, se publicarán referencias nacionales de inflación en España, Francia y Alemania, así como el PIB del cuarto trimestre de 2022 de la economía gala y transalpina. Y en EEUU, conoceremos la evolución de la confianza del consumidor, así como a los indicadores PMI e ISM. Finalmente en Asia se difundirán los datos de ventas minoristas de Japón y y los PMI de China.