“¿Durante cuántos años los inversores van a estar dispuestos a financiar la industria del delivery que, con excepción de Just Eat, no da dinero?” Con esta pregunta el nuevo director general de Just Eat en España, Patrick Bergareche, siembra la duda sobre un sector que, en su opinión, después de las puntocom es el único que ha crecido tanto en inyecciones de capital. Y ya sabemos que aquello fue una burbuja que estalló. Una euforia colectiva de dinero gratis que envuelve a Glovo, Uber Eats y Deliveroo, y que “no sabe hasta dónde podrá llegar”, tal y como reconoce en una entrevista en MERCA2.
Las grandes inversiones en el sector están a la orden del día. Recientemente, Amazon entró en el capital de Deliveroo al liderar una ronda de financiación que logró recaudar entre distintos inversores 575 millones y Uber Eats “ha sido valorada en 70.000 millones de euros” tras su salida a Bolsa, algo que Bergareche califica de “escandaloso”.
“Si seguimos diez años más de euforia colectiva de dinero gratis no sé dónde acabara esto”
Bergareche describe de “muy intensos” sus tres primeros meses al frente de Just Eat sustituyendo a Jesús Rebollo González. Y no es para menos. Hablamos de una industria que en 2018 aportó 2.400 millones de euros a la economía española, de los cuales 600 millones pertenecieron a los pedidos online. Para 2020, se prevé que la comida a domicilio online alcance los 900 millones de euros.
Y en este contexto, el director general de la empresa espera que en los próximos años más gente pida comida a domicilio, se abaraten los costes de entregas o haya más fórmulas para que el consumidor pague el gasto de entrega. Sin embargo y aunque no cree que se llegue a tal extremo, “a poco que fallen esas hipótesis habrá burbuja y al final se quedarán unos pocos players. Nosotros en el tema del delivery, que es una máquina de perder dinero, lo queremos hacer cumpliendo con la ley y con cuidado para no volvernos locos lanzándonos en muchas empresas a la vez”.
JUST EAT NO USA ‘RIDERS’ AUTÓNOMOS
Y aquí es donde emerge la otra gran batalla del sector: la legalidad laboral. De un lado, Uber Eats, Glovo o Deliveroo que emplean a riders como autónomos, y del otro Just Eat, quien se niega a bordear los límites de la legalidad. “Hay empresas del sector que tienen ya multas, con sentencias a favor y en contra. Just Eat no se puede permitir que te llegue una multa de 30 millones de euros por no pagar la Seguridad Social”, apunta.
Bergareche explica que solo emplean a trabajadores a tiempo parcial. “Establecemos un contrato de colaboración, les pagamos por sus servicios y les exigimos como parte del contrato que hagan que esos riders coticen a la seguridad Social. Evitamos el modelo autónomo para estar en línea con la normativa vigente”, añade.
Entre estas tres empresas y Just Eat se produce algo parecido a la competencia desleal y que el directivo prefiere calificar de “desventaja competitiva” ya que su coste de reparto “es más caro” y “cumplir con ciertas normativas cuesta dinero” en este país. Además, son conscientes de que no pueden acoplar la oferta de repartidores a la demanda en determinados picos de pedidos.
“Just Eat no se puede permitir que te llegue una multa de 30 millones de euros por no pagar la Seguridad Social”
A pesar de ello, “si seguimos diez años más de euforia colectiva de dinero gratis no sé dónde acabara esto. Igual tenemos que valorar en un momento dado si tenemos que plantear la estrategia de otra manera y hacer inversiones en áreas donde actualmente no lo hacemos”. Pero la venta de comida preparada en supermercados no entra en sus planes como ya valoran algunas competidoras.
De ahí que se dirija al Gobierno para pedir “claridad con respecto a los temas con dudas y ejecución en los temas que no tienen duda”. Y en caso de que cambie la perspectiva regulatoria, no descarta “valorar el modelo autónomo si se confirma que es aceptable y legal”.
CASI UNA DÉCADA EN ESPAÑA
Just Eat aterrizó en España en 2010. Va a cumplir casi diez años en nuestro país donde cuenta una historia de consolidación de empresas. Compró SinDelantal en 2012 y la Nevera Roja en 2016. “Al final lo que ha habido es un proceso de consolidación. Ahora hay cuatro players. La tarta es muy grande y el 75% del negocio todavía es por teléfono hay sitio para todos”, explica.
Pero en términos económicos le ha costado la llegada de la rentabilidad. La compañía ha estado en números rojos hasta 2017, año en el que registró un beneficio neto de 2,5 millones de euros. En 2017 (últimos datos oficiales) registró unos ingresos de 28,3 millones de euros, un 55% más.
Sabedores de que sus competidores están centralizados en grandes ciudades de más de 10.000 habitantes, Just Eat está presente en 1.000 municipios con casi 10.000 restaurantes adheridos y dos millones de usuarios. Y con una gran oportunidad de crecimiento ya que hay 200.000 restaurantes que no tienen reparto propio.
Los últimos en sumarse a la plataforma de reparto a domicilio han sido marcas tan reconocidas como McDonald’s en Mérida y Cáceres, KFC o Manolo Bakes. De hecho, reconocen estar negociando con otras empresas, pero Bergareche no desvela los nombres. El negocio de Just Eat se basa en el cobro de una comisión por cada pedido, que es del 14% sin reparto y del 30% cuando la empresa también realiza la entrega a domicilio.